La parálisis del nervio ciático y del nervio fibular común (también conocido como nervio peroneo común) constituye una causa relevante de déficit motor y sensitivo en la extremidad inferior, siendo las inyecciones intramusculares profundas mal ubicadas en la región glútea probablemente la etiología más frecuente de estas neuropatías. Esta forma iatrogénica de lesión nerviosa ocurre cuando la aguja penetra accidentalmente en el trayecto del nervio ciático o en sus fibras adyacentes, generando una lesión directa por trauma mecánico o una lesión indirecta por la formación de hematomas o procesos inflamatorios locales que comprimen el nervio.
El nervio ciático, el más largo y de mayor calibre del cuerpo humano, se origina en el plexo sacro y transcurre por la región glútea hacia el muslo, dividiéndose habitualmente en dos ramas terminales: el nervio tibial y el nervio fibular común. Esta división puede producirse en diferentes niveles, a veces incluso dentro de la pelvis, lo que aumenta la variabilidad anatómica y, por ende, el riesgo de lesión selectiva de una de sus ramas durante procedimientos médicos invasivos.
Desde una perspectiva fisiopatológica, el nervio fibular común presenta una mayor susceptibilidad a lesiones en comparación con la rama tibial. Esto se debe a su ubicación más superficial, su trayecto más expuesto y su menor recubrimiento fascial y muscular. Además, las fibras del nervio fibular son más sensibles a la compresión y a la isquemia, lo que las hace particularmente vulnerables tanto en casos de inyecciones glúteas mal dirigidas como en traumas directos en la región de la cadera, glúteo o muslo.
Cuando se afecta exclusivamente el nervio fibular común, puede producirse una neuropatía focal con manifestaciones clínicas típicas, entre las que se incluyen debilidad o parálisis de los músculos responsables de la dorsiflexión y eversión del pie, lo que conlleva a una marcha en steppage o “marcha en charco”. Esta debilidad se acompaña frecuentemente de alteraciones sensitivas que afectan la región anterolateral de la pierna y el dorso del pie. Sin embargo, cuando la lesión compromete el nervio ciático completo, las manifestaciones clínicas se amplifican, ya que se involucran tanto las fibras tibiales como las fibulares. En estos casos, pueden observarse debilidad en la flexión plantar, pérdida del reflejo aquíleo, y alteraciones sensitivas adicionales en la planta del pie.
Distinguir entre una neuropatía del nervio fibular común y una lesión parcial del nervio ciático puede resultar clínicamente desafiante. No obstante, existe un criterio diagnóstico electromiográfico clave: la evaluación del músculo cabeza corta del bíceps femoral, que está inervado exclusivamente por la porción fibular del nervio ciático antes de su bifurcación. Su compromiso indica una afectación proximal del nervio ciático, y no una lesión aislada del nervio fibular.
Además, el nervio fibular común también puede lesionarse en su trayecto distal, especialmente en la región de la cabeza y cuello del peroné. En esta localización, su vulnerabilidad aumenta debido a su posición superficial y a la proximidad con estructuras óseas. Factores mecánicos como el hábito de sentarse con las piernas cruzadas, el uso prolongado de botas altas ajustadas o férulas pueden inducir una compresión prolongada que desencadena una neuropatía compresiva.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.