La clasificación anatómica de la pelvis propuesta por Caldwell-Moloy en los años 1933 y 1934 se basa en la forma de la pelvis ósea femenina y ha sido fundamental para entender los mecanismos del parto. Esta clasificación categoriza las pelvis según la forma de su entrada pélvica, enfocándose principalmente en el diámetro mayor transversal de esta entrada y su división en segmentos anterior y posterior.
El diámetro mayor transversal de la entrada pélvica es crucial porque determina la forma general de la pelvis y afecta directamente la mecánica del parto. Caldwell y Moloy identificaron cuatro tipos principales de pelvis femeninas según este criterio:
- Pelvis Ginecoide: Esta es la forma más favorable para el parto vaginal. Se caracteriza por un diámetro transversal más amplio en la parte media de la pelvis, con un segmento anterior ligeramente más corto que el posterior. Esto crea una forma general redondeada que facilita el paso del feto durante el parto.
- Pelvis Antropoide: En este tipo de pelvis, el diámetro transversal es estrecho en la parte media y más amplio en la parte posterior, con un segmento posterior significativamente más largo que el anterior. Esta configuración puede hacer que el parto sea más difícil, ya que la presentación de nalgas es más común debido al espacio reducido en la parte anterior de la pelvis.
- Pelvis Andróide: Se caracteriza por un diámetro transversal estrecho en la parte media y un segmento anterior más largo que el posterior. Esta forma de pelvis está asociada con complicaciones en el parto, ya que el canal de parto puede ser estrecho y alargado, dificultando el paso de la cabeza fetal.
- Pelvis Platipeloide: Es la menos común y se caracteriza por un diámetro transversal amplio en la parte media, pero con segmentos anterior y posterior casi iguales en longitud. Esta forma también puede presentar desafíos en el parto debido a la falta de una forma redondeada que facilite el paso del feto.
Estas clasificaciones no solo son importantes para determinar la forma de la pelvis, sino que también proporcionan información crucial para los obstetras al evaluar la capacidad de una pelvis para facilitar un parto vaginal exitoso. La pelvis ginecoide es la más favorable para el parto debido a su forma redondeada y espacio adecuado para el paso del feto. Por el contrario, las pelvis antropoide, androide y platipeloide pueden presentar complicaciones debido a sus formas particulares que pueden dificultar el descenso y el pasaje del feto a través del canal del parto.
En la clasificación anatómica de la pelvis según Caldwell-Moloy, se establece que el segmento posterior de la pelvis determina el tipo de pelvis, mientras que el segmento anterior determina la tendencia. Esta distinción es crucial porque muchas pelvis no se ajustan estrictamente a un solo tipo, sino que pueden presentar características mixtas que afectan la biomecánica del parto.
El segmento posterior de la pelvis se refiere a la porción de la entrada pélvica que está más cercana al sacro. Es decir, es la parte posterior de la pelvis ósea que influye directamente en la forma general de la pelvis y, por lo tanto, en cómo afecta el parto. Por ejemplo, si el segmento posterior es de tipo ginecoide, la pelvis tiende a tener una forma más redondeada y favorable para el parto vaginal, facilitando el descenso y el paso del feto a través del canal del parto.
Por otro lado, el segmento anterior de la pelvis se refiere a la porción de la entrada pélvica que está más cercana al pubis. Esta parte de la pelvis influye en la tendencia o en las características adicionales que pueden presentar ciertos tipos de pelvis. Por ejemplo, una pelvis ginecoide con tendencia androide indica que el segmento posterior es predominantemente ginecoide, es decir, tiene una forma redondeada que facilita el parto, mientras que el segmento anterior muestra características de una pelvis androide, como un estrechamiento que puede presentar desafíos adicionales durante el parto.
Es importante destacar que estas clasificaciones no son siempre puras y pueden mostrar una mezcla de características. Esta mezcla influye en cómo se comporta la pelvis durante el parto y cómo los obstetras evalúan y manejan el proceso de parto. Comprender estas distinciones ayuda a los profesionales de la salud a tomar decisiones informadas sobre el manejo del parto y a prever posibles complicaciones según las características específicas de cada pelvis.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Cunningham, F. G., Leveno, K. J., Bloom, S. L., Spong, C. Y., Dashe, J. S., Hoffman, B. L., Casey, B. M., & Sheffield, J. S. (2018). Williams Obstetrics (25th ed.). McGraw-Hill Education.
- Latarjet, M., & Ruiz Liard, A. (2018). Anatomía Humana (5a ed.). Editorial Médica Panamericana.
Originally posted on 23 de julio de 2024 @ 2:53 AM