El embarazo no deseado constituye un fenómeno complejo con dimensiones sociales, económicas y de salud que afecta a millones de mujeres en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo. Un embarazo no planificado ocurre cuando una mujer queda embarazada sin haber anticipado o deseado ese embarazo en un determinado momento de su vida, lo que puede ocurrir incluso si ella no está buscando activamente evitarlo.
A nivel global, los embarazos no planificados han sido una preocupación persistente, y los datos recopilados entre 2015 y 2019 indican que se registraron aproximadamente 121 millones de embarazos no deseados al año. Esto se traduce en una tasa global de 64 embarazos no deseados por cada 1,000 mujeres de 15 a 49 años de edad. De estos embarazos, un porcentaje significativo, alrededor del 61%, culminó en un aborto, lo que subraya la interrelación entre el embarazo no planificado y la práctica del aborto, a menudo debido a la falta de preparación para la maternidad o por la incapacidad de acceder a métodos anticonceptivos eficaces.
Un aspecto relevante de esta problemática es la disparidad que existe entre los países de ingresos altos y bajos. En las naciones de ingresos medios y altos, la tasa de embarazos no planificados ha experimentado una disminución del 21% entre los periodos de 1990-1994 y 2015-2019, lo que refleja un progreso significativo en el acceso a servicios de salud reproductiva, métodos anticonceptivos más eficaces y una mayor educación sobre la planificación familiar. En contraste, en los países de bajos ingresos, la disminución fue más modesta, alcanzando solo un 18% en el mismo lapso. Esto pone de manifiesto la persistencia de obstáculos estructurales en los países más empobrecidos, como la falta de acceso a servicios médicos, la pobreza y las normas culturales que limitan la autonomía reproductiva de las mujeres.
En cuanto a la prevención del embarazo no deseado, existen diversas estrategias que han demostrado ser eficaces en la reducción de su incidencia. Un componente esencial de la prevención es la educación sobre anticoncepción. Los profesionales de la salud tienen un papel crucial en la educación de sus pacientes sobre los beneficios de los métodos anticonceptivos disponibles. La anticoncepción no solo permite a las mujeres controlar la cantidad y el momento de los embarazos, sino que también tiene implicaciones en la salud general de las mujeres y en el bienestar social y económico de las comunidades. La educación sobre anticonceptivos debe ser individualizada, ya que cada mujer puede tener diferentes necesidades y preferencias respecto a los métodos disponibles. Algunas opciones incluyen anticonceptivos orales, dispositivos intrauterinos (DIU), implantes, inyecciones, entre otros.
Un aspecto adicional que debe ser considerado es la protección contra las infecciones de transmisión sexual (ITS). En aquellas personas que no se encuentran en relaciones monógamas o mutuamente exclusivas, el uso del condón se presenta como una opción esencial no solo para prevenir embarazos no planificados, sino también para protegerse contra el riesgo de infecciones, como el VIH, clamidia, gonorrea y sífilis. Los condones, al ser de uso inmediato y accesibles, siguen siendo uno de los métodos anticonceptivos más eficaces en la prevención dual de embarazos no deseados y la transmisión de enfermedades sexuales.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Bastianelli C et al. Pharmacodynamics of combined estrogenprogestin oral contraceptives: 4. Effects on uterine and cervical epithelia. Expert Rev Clin Pharmacol. 2020;13:163. [PMID: 31975619]
- Bearak JM et al. Country-specific estimates of unintended pregnancy and abortion incidence: a global comparative analysis of levels in 2015-2019. BMJ Glob Health. 2022;7:e007151. [PMID: 35332057]
- Shufelt C et al. Hormonal contraception in women with hypertension. JAMA. 2020;324:1451. [PMID: 32955577] Teal S et al. Contraception selection, effectiveness, and adverse effects: a review. JAMA. 2021;326:2507. [PMID: 34962522]