En el ejercicio de la medicina, la toma de decisiones y la implementación de actuaciones clínicas son procesos intrínsecamente dinámicos, complejos y fundamentados en una gran variedad de conocimientos. Los avances constantes en la ciencia médica, el desarrollo de nuevas tecnologías, el descubrimiento de tratamientos innovadores y la evolución de las recomendaciones basadas en la evidencia, entre otros factores, hacen que los profesionales de la salud deban actualizar y adaptar continuamente sus conocimientos para ofrecer atención de calidad a sus pacientes.
Una de las principales razones por las que, al atender a pacientes, necesitamos nuevos conocimientos médicos radica en la rapidez con que cambia el campo de la medicina. El conocimiento médico no es estático y, a medida que se realizan nuevas investigaciones y se acumulan datos clínicos, emergen enfoques terapéuticos más efectivos, mejores estrategias de diagnóstico, y tecnologías más avanzadas. De hecho, las guías y protocolos clínicos se actualizan con frecuencia para incorporar estas innovaciones, lo que obliga a los profesionales de la salud a mantenerse al día con las últimas evidencias científicas y a aplicar estas nuevas directrices en sus prácticas cotidianas. Esta constante evolución en el conocimiento es esencial para garantizar que la atención proporcionada esté basada en la mejor evidencia disponible en un momento determinado.
En segundo lugar, las necesidades de aprendizaje de los profesionales de la salud son diversas y pueden involucrar diferentes tipos de conocimiento, cada uno con sus particularidades. Estos conocimientos pueden ser de naturaleza teórica, práctica o incluso técnica. Por ejemplo, los conocimientos básicos sobre anatomía y fisiología son fundamentales para entender el funcionamiento del cuerpo humano y las enfermedades que lo afectan. Sin embargo, los avances en genética y biología molecular pueden requerir que los médicos aprendan conceptos más complejos y profundos para comprender mejor los mecanismos subyacentes de ciertas patologías, lo que puede influir en el diseño de tratamientos personalizados para cada paciente.
En ocasiones, las necesidades de aprendizaje son sencillas e inmediatas. Un médico puede requerir información sobre el tratamiento más reciente para una enfermedad común o sobre cómo manejar una complicación en particular. Estos conocimientos, aunque relevantes, suelen estar al alcance de los profesionales a través de fuentes estándar y fácilmente accesibles, como guías clínicas o recursos electrónicos actualizados, que proporcionan respuestas rápidas y claras a preguntas frecuentes o problemas comunes.
Sin embargo, otras veces, las necesidades de aprendizaje pueden ser mucho más complejas. Un médico puede enfrentarse a una enfermedad rara o a una condición patológica con características atípicas que no se ajustan a los patrones convencionales de diagnóstico y tratamiento. En estos casos, la búsqueda de información puede ser un proceso más arduo, que implica consultar literatura especializada, acceder a bases de datos científicas avanzadas, o incluso comunicarse con expertos en la materia. Este tipo de conocimiento es más difícil de obtener y requiere un mayor esfuerzo, ya que no siempre se encuentra de manera inmediata ni de fácil acceso.
Además, la toma de decisiones médicas no solo depende de los conocimientos científicos puros, sino también de una adecuada integración de esos conocimientos con la experiencia clínica del profesional de la salud, las características particulares de cada paciente y el contexto en el que se brinda la atención. Las decisiones deben tener en cuenta factores como la historia clínica del paciente, sus preferencias y valores, así como los recursos disponibles en el entorno asistencial. Esta integración de conocimientos teóricos y prácticos es lo que permite a los médicos formular diagnósticos acertados, seleccionar los tratamientos más adecuados y, en última instancia, brindar una atención de calidad que responda a las necesidades individuales de cada paciente.
Por lo tanto, la necesidad constante de adquirir nuevos conocimientos médicos está ligada a la naturaleza misma de la medicina como una disciplina en constante cambio, que depende no solo de la actualización científica, sino también de la capacidad de adaptarse a las condiciones particulares de cada situación clínica. Esta actualización continua es esencial no solo para mejorar los resultados en salud de los pacientes, sino también para garantizar que las decisiones tomadas estén fundamentadas en la evidencia más actual y relevante disponible en cada momento, favoreciendo así la seguridad, eficacia y equidad en el cuidado de la salud.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Straus, S. E., Glasziou, P., Richardson, W. S., & Haynes, R. B. (2019). Medicina basada en la evidencia (5.ª ed.). Elsevier.
- Arceo Díaz, J. L., Ornelas Aguirre, J. M., & Domínguez Salcido, S. (2010). Manual de medicina basada en evidencias. Editorial El Manual Moderno.
Originally posted on 4 de diciembre de 2024 @ 9:26 PM