Abrasiones corneales

Abrasiones corneales
Abrasiones corneales

Las abrasiones corneales son lesiones superficiales en la córnea, la capa transparente que cubre el iris y la pupila del ojo. Estas abrasiones pueden ocurrir debido a diversos tipos de trauma directo en el ojo, como un arañazo, el contacto con partículas extrañas, o el roce de lentes de contacto mal ajustados. Aunque generalmente no son graves, pueden causar molestias significativas y comprometer temporalmente la función visual.

La córnea tiene una alta densidad de terminaciones nerviosas, por lo que las abrasiones corneales suelen ser dolorosas, provocando sensación de cuerpo extraño, picazón y fotofobia (sensibilidad a la luz). Además del dolor, los pacientes pueden experimentar lagrimeo excesivo y enrojecimiento ocular.

Es fundamental el diagnóstico preciso mediante una evaluación oftalmológica para confirmar la presencia de una abrasión corneal y descartar otras lesiones oculares más serias. Esto puede incluir el uso de tintes como el fluoresceína para visualizar la abrasión y determinar su tamaño y ubicación exactos.

El manejo inicial consiste en el lavado ocular con solución salina para eliminar partículas o cuerpos extraños y reducir la irritación. Se pueden prescribir gotas oculares lubricantes para mantener la córnea humedecida y promover la cicatrización. En algunos casos, se pueden administrar medicamentos analgésicos oculares para aliviar el dolor.

Es crucial evitar frotarse el ojo, ya que esto puede empeorar la abrasión y prolongar el tiempo de cicatrización. Asimismo, si se usa lentes de contacto, estos deben retirarse de inmediato y no deben reinsertarse hasta que la abrasión haya sanado por completo para prevenir infecciones.

La mayoría de las abrasiones corneales sanan por sí solas en unos pocos días, especialmente con el tratamiento adecuado y el seguimiento adecuado. Sin embargo, en casos más severos o si no hay mejoría, puede ser necesario un seguimiento más cercano por parte de un oftalmólogo para evitar complicaciones como infecciones corneales o cicatrices que podrían afectar la visión a largo plazo.

 

Manifestaciones clínicas

Un paciente que presenta una abrasión corneal típicamente describe un dolor intenso y una sensación de ardor en el ojo afectado. La fotofobia, o sensibilidad a la luz, es común debido a la irritación de las terminaciones nerviosas expuestas en la córnea. Este tipo de lesión a menudo está asociado con antecedentes de trauma ocular, como arañazos con una uña, contacto con partículas pequeñas como un trozo de papel, o incluso el roce o mal ajuste de una lente de contacto.

El dolor suele ser agudo y persistente, empeorando con el movimiento del ojo y al parpadear. La sensación de tener un cuerpo extraño dentro del ojo también es común, lo que lleva a una constante molestia y la necesidad de frotarse el ojo para aliviar la incomodidad, lo cual puede empeorar la abrasión y prolongar la recuperación.

La fotofobia se presenta porque la córnea inflamada y lesionada no puede filtrar adecuadamente la luz, lo que resulta en una mayor sensibilidad a cualquier fuente de luz, ya sea natural o artificial.


Diagnóstico

En el examen inicial de un paciente con sospecha de abrasión corneal, es crucial realizar una evaluación detallada para confirmar la presencia de la lesión y descartar la presencia de cuerpos extraños. Esto se realiza bajo una buena iluminación con una lámpara de hendidura y una lupa para una visión ampliada y precisa de la córnea y la conjuntiva.

Primero, se registra la agudeza visual para evaluar cualquier impacto inicial en la visión del paciente. Luego, se examina cuidadosamente la superficie del ojo en busca de cualquier indicio de cuerpos extraños o evidencia de una abrasión visible. Si hay sospecha de una abrasión corneal pero no es visible a simple vista, se procede a realizar un tinte con fluoresceína estéril.

La fluoresceína es un colorante que se inculca en el saco conjuntival del ojo. Este colorante tiene la propiedad de adherirse a las áreas de la córnea que están desprovistas de epitelio, es decir, donde hay una abrasión corneal. Cuando se ilumina el ojo con una luz azul cobalto, las áreas donde se ha adherido la fluoresceína se tiñen de un color verde brillante y son fácilmente detectables.

Este procedimiento permite identificar la ubicación exacta y el tamaño de la abrasión corneal, incluso si es pequeña o superficial. Es crucial para un diagnóstico preciso y para guiar el manejo adecuado de la lesión. Además de confirmar la presencia de una abrasión, la fluoresceína también ayuda a evaluar la extensión de la lesión y monitorear la cicatrización durante el seguimiento del paciente.

 


Tratamiento

El tratamiento de una abrasión corneal típicamente incluye medidas específicas destinadas a promover la cicatrización y prevenir complicaciones como la infección.

  1. Ungüento o gotas oftálmicas antibióticas: Se utiliza bacitracina-polimixina o un antibiótico tópico de fluoroquinolona, especialmente en usuarios de lentes de contacto, como profilaxis contra la infección. Esto ayuda a prevenir la contaminación bacteriana y asegura un entorno ocular limpio durante la cicatrización.
  2. Midriáticos (ciclopentolato 1%): Pueden ser utilizados para dilatar la pupila y reducir el dolor ocular asociado con la contracción del músculo ciliar. Esto ayuda a aliviar el dolor y reduce el riesgo de espasmos musculares que podrían prolongar la irritación corneal.
  3. AINEs (Antiinflamatorios no esteroides): Se pueden administrar AINEs tópicos o incluso por vía oral para controlar el dolor y la inflamación asociados con la abrasión corneal. Esto mejora el confort del paciente durante la recuperación.
  4. Parche ocular: No se recomienda generalmente para abrasiones corneales pequeñas, ya que puede aumentar el riesgo de infección y no acelera significativamente la cicatrización. El aire y la luz promueven la cicatrización de la córnea, por lo que mantener el ojo descubierto es preferible.
  5. Abstinencia de fumar: Las personas que fuman cigarrillos pueden experimentar una curación más lenta de las abrasiones corneales debido a los efectos adversos del tabaco en la cicatrización de tejidos. Se recomienda evitar fumar durante el período de recuperación para optimizar la cicatrización.
  6. Evitar el uso indebido de anestésicos tópicos: Aunque la tetracaína tópica puede aliviar el dolor de manera temporal, su uso prolongado o incorrecto puede retrasar la cicatrización y aumentar el riesgo de enfermedad grave de la córnea. Por lo tanto, no se recomienda su uso rutinario para el tratamiento de abrasiones corneales debido a estos riesgos.
  7. Prevención de erosiones corneales recurrentes: Después de una abrasión corneal, existe el riesgo de que ocurran erosiones corneales recurrentes. Es importante seguir las recomendaciones médicas y realizar un seguimiento adecuado para evitar complicaciones a largo plazo.

 

 

 

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