Contusión del ojo
La lesión de contusión del ojo, también conocida como lesión del globo cerrado, es una entidad clínica grave que resulta de un trauma contundente directo sobre el globo ocular y las estructuras adyacentes. Esta forma de lesión puede dar lugar a una serie de complicaciones oftalmológicas significativas debido a la vulnerabilidad y la complejidad anatómica del ojo.
Una de las manifestaciones más visibles es la equimosis periocular, comúnmente conocida como «ojo negro», resultado de la extravasación de sangre en los tejidos circundantes debido al trauma contuso. Además, se puede observar hemorragia subconjuntival, caracterizada por la presencia de sangre bajo la conjuntiva, lo cual puede ser un indicador de la magnitud del trauma.
El edema corneal es otra complicación frecuente, manifestándose como una opacidad temporal de la córnea debido a la acumulación de líquido tras el impacto. Esto puede afectar la transparencia corneal y comprometer la agudeza visual.
El hifema, o hemorragia en la cámara anterior del ojo, es una complicación seria que implica la presencia de sangre entre la córnea y el iris. Esta condición puede alterar la presión intraocular y requerir manejo especializado para prevenir complicaciones como el aumento de la presión ocular y el glaucoma secundario.
Además, lesiones más específicas incluyen la ruptura de la raíz del iris, conocida como iridodiálisis, que puede resultar en deformidad pupilar y afectar la función visual. La parálisis del esfínter pupilar y de los músculos de acomodación también pueden ocurrir, impactando la capacidad del ojo para adaptarse a la visión cercana.
Complicaciones estructurales como cataratas, dislocación del cristalino y fracturas del piso orbital (también conocidas como fracturas por soplada) son igualmente posibles. Estas condiciones pueden requerir intervención quirúrgica para restaurar la anatomía y la función del ojo.
Complicaciones más graves incluyen hemorragia vítrea, que compromete la visión central debido a la acumulación de sangre en el cuerpo vítreo del ojo. La hemorragia y el edema de la retina, especialmente en el área macular, pueden causar pérdida de visión irreversible si no se manejan de manera adecuada y oportuna.
El desprendimiento de la retina y las lesiones del nervio óptico son complicaciones extremadamente serias que pueden resultar en pérdida de visión permanente si no se detectan y tratan rápidamente.
Las lesiones oculares derivadas de contusiones pueden presentar manifestaciones clínicas variadas, algunas evidentes de inmediato y otras que pueden tardar días o semanas en desarrollarse por completo. Es crucial mantener una alta sospecha de lesión ocular en pacientes con trauma facial, especialmente si hay sospecha de fractura orbital, ya que estas pueden estar asociadas con daño al globo ocular.
Una complicación particularmente preocupante es el hifema, que es la acumulación de sangre en la cámara anterior del ojo. Esta condición conlleva un riesgo significativo de hemorragia secundaria, la cual puede conducir a un aumento de la presión intraocular y, eventualmente, a un glaucoma intratable. El glaucoma severo y la pérdida visual permanente pueden resultar si no se maneja adecuadamente el hifema y la hemorragia secundaria.
Por lo tanto, se recomienda que los pacientes con contusiones oculares moderadas a graves sean evaluados y manejados por un oftalmólogo. Esto asegura una evaluación detallada de todas las estructuras oculares afectadas y permite un manejo adecuado de posibles complicaciones como el hifema.
Es crucial también aconsejar al paciente que descanse hasta que se resuelva completamente el cuadro clínico. La evaluación oftalmológica frecuente es esencial para monitorear la evolución y detectar cualquier complicación temprana que pueda requerir intervención.
Además, es importante tener en cuenta que el uso de aspirina u otros medicamentos que inhiben la coagulación aumenta el riesgo de hemorragia secundaria en estos pacientes y, por lo tanto, deben evitarse si es posible durante el período de recuperación. Asimismo, condiciones médicas como la anemia o el rasgo de células falciformes pueden afectar negativamente el resultado de las lesiones oculares traumáticas, complicando el manejo y la recuperación.
Originally posted on 15 de junio de 2024 @ 1:05 AM
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