El hueso coxal o hueso de la pelvis es una estructura ósea par que desempeña un papel fundamental en la conformación del esqueleto axial y apendicular. Este hueso se encuentra situado a ambos lados del sacro, con el cual se articula posteriormente en su porción medial por medio de la articulación sacroilíaca. Hacia adelante, se conecta con su homólogo del lado opuesto a través de la sínfisis del pubis, una articulación cartilaginosa que une ambas mitades de la pelvis. Inferiormente y en dirección lateral, el hueso coxal se articula con el fémur mediante la superficie articular acetabular, formando la articulación coxofemoral, que es esencial para la locomoción y la estabilidad del cuerpo humano en bipedestación.
Durante el desarrollo embrionario y fetal, el hueso coxal se encuentra constituido por tres piezas óseas independientes: el ilion, el isquion y el pubis. Estas piezas están separadas inicialmente por cartílago y se fusionan progresivamente a lo largo de la infancia y la adolescencia. El ilion se localiza en la parte superior y lateral del hueso, conformando la porción más amplia y aplanada; el isquion se sitúa en la región inferior y posterior, participando en la formación de la tuberosidad isquiática, punto de apoyo en la posición sentada; y el pubis se ubica anteroinferiormente, interviniendo en la delimitación del foramen obturado y en la formación de la sínfisis púbica.
En el adulto, la fusión de estas tres piezas da lugar a una estructura ósea única, en la que se pueden identificar dos caras, cuatro bordes y cuatro ángulos, cada uno con características anatómicas específicas y con múltiples puntos de inserción para músculos, ligamentos y estructuras neurovasculares. Las dos caras principales son la cara externa, que presenta la cavidad acetabular para la articulación con el fémur, y la cara interna, orientada hacia la cavidad pélvica, que participa en la formación de las paredes de la pelvis menor. Los bordes del hueso coxal delimitan su forma y definen áreas de transición entre las diversas caras, mientras que los ángulos marcan zonas de proyección o inflexión del hueso, siendo fundamentales para la orientación anatómica del mismo.
Posición
La posición de estudio del hueso coxal responde a criterios anatómicos y funcionales que permiten comprender adecuadamente su orientación en el cuerpo humano, su relación con otras estructuras esqueléticas, y su participación en la biomecánica de la pelvis y de los miembros inferiores. Esta posición estándar es fundamental tanto para el estudio morfológico como para la interpretación clínica e imagenológica del hueso.
En esta disposición anatómica, se establece que la cresta ilíaca debe ubicarse hacia arriba, lo cual refleja su verdadera posición en el organismo, donde forma el límite superior de la pelvis y sirve como punto de inserción para diversos músculos del tronco, como el oblicuo externo del abdomen y el músculo transverso. Esta cresta representa la porción más elevada del ilion, y en la estación erecta constituye un referente palpable y visual para la delimitación del abdomen y de la región glútea.
Simultáneamente, se orienta el acetábulo lateralmente, ya que esta cavidad hemisférica está diseñada para articularse con la cabeza del fémur, permitiendo la formación de la articulación coxofemoral. Su orientación lateral asegura una distribución eficaz del peso corporal desde el tronco hacia los miembros inferiores y permite una amplia movilidad del muslo en múltiples planos. Cualquier desviación en esta orientación afecta la congruencia articular y, por tanto, la estabilidad y función de la cadera.
Por otro lado, el pubis se posiciona hacia adelante, siguiendo su localización real en el cuerpo humano. El pubis forma la parte anteroinferior del hueso coxal y contribuye a la constitución de la sínfisis púbica, una articulación cartilaginosa que une ambos huesos coxales en la línea media. Esta región es particularmente importante en la anatomía ginecológica y obstétrica, y su posición anterior refleja adecuadamente su función como parte del anillo pélvico que sostiene y protege los órganos pélvicos.
La inclinación del hueso coxal formando un ángulo de aproximadamente cuarenta y cinco grados con respecto al plano horizontal no es arbitraria, sino que reproduce la inclinación fisiológica de la pelvis en la posición de bipedestación. Esta inclinación oblicua es esencial para la correcta alineación del eje vertebral con los miembros inferiores, permitiendo una transferencia eficiente de cargas y manteniendo el equilibrio corporal. Además, condiciona la orientación de los forámenes isquiáticos, de las líneas arqueadas y de los planos obstétricos, aspectos esenciales para el estudio clínico de la pelvis, especialmente en contextos como el parto.
Descripción
Cara lateral
El hueso coxal presenta en su parte media una estructura anatómica de gran importancia: el acetábulo, también denominado cótilo. Esta cavidad actúa como receptáculo para la cabeza del fémur y constituye, junto con esta, la articulación coxofemoral, una de las más móviles y estables del cuerpo humano. Su forma, profundidad y disposición obedecen a necesidades biomecánicas relacionadas con la transmisión del peso corporal, la movilidad de la extremidad inferior y la estabilidad articular.
El acetábulo es una cavidad articular redondeada y profunda, delimitada por un reborde prominente conocido como borde acetabular o ceja cotiloidea. Este borde constituye una prominencia circular que encierra casi completamente la cabeza del fémur, facilitando una articulación congruente y resistente a las fuerzas de desplazamiento. No obstante, en su parte inferior, el borde acetabular presenta una interrupción anatómica: la incisura acetabular o escotadura isquiopúbica, que permite el paso de estructuras vasculonerviosas —como la arteria obturatriz— y sirve como punto de inserción para el ligamento transverso del acetábulo, el cual cierra parcialmente esta escotadura, completando así el contorno articular.
Aunque el acetábulo representa el sitio de unión de las tres piezas óseas primitivas del hueso coxal —ilion, isquion y pubis—, los puntos de soldadura correspondientes a la incisura iliopúbica y la ilioisquiática son difíciles de distinguir en el hueso adulto, debido a la fusión progresiva y homogénea que ocurre durante el desarrollo esquelético. En contraste, la escotadura isquiopúbica permanece como una referencia anatómica evidente, marcando la zona más vulnerable del contorno acetabular.
Desde el punto de vista morfológico, el acetábulo se divide en dos regiones claramente diferenciadas:
A. La parte no articular, denominada fosa acetabular, tiene forma cuadrilátera y se localiza en el fondo del cótilo. Esta área carece de cartílago articular y alberga tejido adiposo, vasos sanguíneos y una almohadilla sinovial. El borde inferior de esta fosa corresponde anatómicamente a la escotadura acetabular, participando en la delimitación del trayecto del ligamento redondo del fémur.
B. La parte articular está representada por la carilla semilunar, una superficie lisa, recubierta de cartílago hialino, que circunscribe parcialmente a la fosa acetabular. Tiene forma de medialuna y su diseño responde a la necesidad de maximizar el contacto articular con la cabeza femoral, garantizando estabilidad y movilidad. Esta carilla termina en sus dos extremos en la incisura acetabular: la rama anterior de la carilla se afina progresivamente hasta alcanzar la parte superior de la escotadura, mientras que la rama posterior culmina en una prominencia ósea que cubre un surco vascular, reforzando la inserción ligamentosa.
Por encima del acetábulo, se extiende la cara glútea, también conocida como fosa ilíaca externa, una superficie amplia y convexa que da inserción a los músculos glúteos, fundamentales para la extensión, abducción y rotación de la cadera. Esta cara está recorrida por dos líneas glúteas de aspecto rugoso que la subdividen funcionalmente:
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La línea glútea anterior nace en la incisura ciática mayor, asciende y se proyecta hacia el borde anterosuperior del hueso coxal.
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La línea glútea posterior, más cercana al borde posterior, también se origina en la incisura ciática mayor, pero se dirige hacia el borde superior, en sentido posterocraneal.
Estas líneas dividen la cara glútea en tres zonas musculares bien definidas:
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Una zona posterior, destinada al glúteo mayor, el músculo más voluminoso de la región glútea.
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Una zona media, más extensa, donde se inserta el glúteo medio, encargado de la abducción de la cadera.
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Una zona anterior, la más amplia de las tres, que recibe al glúteo menor, músculo profundo que participa en la estabilización de la pelvis.
Entre la cara glútea y el borde del acetábulo se identifica el surco supracetabular, una depresión rugosa donde se inserta el tendón reflejo del músculo recto femoral, porción profunda de este músculo biarticular que participa en la flexión de la cadera y la extensión de la rodilla. Delante de la línea glútea anterior se observa el foramen nutricio, una pequeña abertura que permite el paso de vasos destinados a la irrigación interna del hueso; su dirección oblicua hacia abajo y atrás responde al patrón general de irrigación esquelética.
Inferiormente al acetábulo se encuentra el foramen obturador, una amplia abertura oval delimitada por el pubis y el isquion. Esta estructura está constituida por dos semicircunferencias, una anterior y una posterior, que convergen inferiormente y divergen hacia arriba, definiendo entre ellas un surco estrecho denominado canal obturador o canal subpubiano. Este canal, cuya dirección es oblicua desde arriba hacia abajo, desde lateral hacia medial y desde atrás hacia adelante, permite el paso del nervio y los vasos obturadores desde la pelvis hacia el muslo, desempeñando un papel esencial en la irrigación y la inervación de la región medial del muslo.
En los extremos de este canal se identifican dos prominencias óseas: el tubérculo obturador posterior, localizado en la semicircunferencia posterior, justo debajo de la incisura acetabular, y el tubérculo obturador anterior, situado en la semicircunferencia anterior. Ambos tubérculos sirven como puntos de inserción para la membrana obturatriz, una estructura fibrosa que ocluye parcialmente el foramen obturador y actúa como soporte para el paso de las estructuras neurovasculares. Esta membrana también proporciona inserción a músculos como el obturador interno y obturador externo, que participan en la rotación lateral de la cadera.
Cara medial o interna
La cara interna del hueso coxal representa una superficie de notable importancia tanto estructural como funcional, al participar en la conformación de las paredes laterales de la cavidad pélvica y actuar como punto de inserción para músculos, ligamentos y estructuras fasciales. Esta cara se encuentra dividida en dos porciones principales por una prominencia ósea bien definida: la línea arqueada, también conocida como línea innominada. Esta cresta oblicua traza una curva suave desde la articulación sacroilíaca hacia el borde superior del foramen obturador, y constituye un límite anatómico entre la pelvis mayor y la pelvis menor, lo que tiene particular relevancia en obstetricia y en la delimitación de los planos pélvicos.
A. En la porción superolateral a la línea arqueada se encuentra la fosa ilíaca, una amplia superficie cóncava, lisa y deprimida, a pesar de ser sitio de inserción del músculo ilíaco, uno de los principales flexores de la cadera cuando actúa en conjunto con el músculo psoas mayor. Esta fosa se encuentra ligeramente excavada para alojar dicho músculo, cuyo vientre muscular ocupa casi toda la concavidad. En su parte posterior se observa un foramen nutricio, una pequeña abertura a través de la cual penetran vasos que irrigan la porción interna del ilion; su orientación hacia abajo y lateralmente responde a los principios generales del trayecto vascular óseo, facilitando la irrigación centrípeta de la médula ósea.
B. Por debajo y detrás de la línea arqueada, se encuentra una región que, aunque menos extensa, presenta una organización anatómica densa y funcionalmente relevante. De superior a inferior, se distinguen las siguientes estructuras:
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La tuberosidad ilíaca, una región rugosa e irregular, destinada a la inserción de los ligamentos sacroilíacos posteriores, fundamentales para la estabilidad de la articulación sacroilíaca. Esta articulación es una unión sinovial de movimiento muy limitado, pero de altísima resistencia, que soporta y transmite las cargas del tronco hacia los miembros inferiores. Los ligamentos que se insertan en esta tuberosidad contribuyen al reforzamiento de esta unión ósea, garantizando la integridad del anillo pélvico.
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La cara auricular, situada inmediatamente por debajo de la tuberosidad, es una superficie articular de forma característica, semejante a un pabellón auricular o una escuadra. Se trata del punto de contacto del hueso coxal con la superficie auricular del sacro, formando la parte sinovial de la articulación sacroilíaca. Su contorno irregular, con elevaciones y depresiones que encajan con las del sacro, asegura una articulación firme y con escasa movilidad, apta para resistir fuerzas compresivas y de torsión.
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Una superficie cuadrilátera, plana y lisa, que se extiende inferiormente respecto a la cara auricular, y se orienta medialmente y ligeramente hacia arriba. Esta superficie se corresponde en su cara externa con la región del acetábulo y da inserción en su parte superior al músculo obturador interno, el cual se origina en la superficie interna del hueso coxal, rodeando el foramen obturador, para dirigirse hacia el trocánter mayor del fémur. Este músculo actúa como rotador lateral del muslo y estabilizador de la cabeza femoral en la cavidad acetabular.
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Inmediatamente por debajo de la superficie cuadrilátera se observa otra superficie más pequeña, orientada medial y algo inferiormente. Esta región se articula indirectamente con su homóloga del lado opuesto, formando una proyección o saliente ósea, que interviene en la delimitación del estrecho medio de la pelvis, uno de los diámetros críticos en el canal del parto. La relación espacial entre ambas superficies contralaterales define un paso obligado para el feto durante su descenso por el canal pélvico.
Por delante y debajo de estas estructuras, se localiza nuevamente el foramen obturador, una abertura ovalada que permite el paso del nervio obturador y los vasos obturadores, esenciales para la inervación y el aporte sanguíneo a la región medial del muslo. La posición estratégica de este foramen en la base del hueso coxal lo convierte en un punto de tránsito clave entre la pelvis y el compartimento femoral medial.
Borde anterior
El borde anterior del hueso coxal se extiende desde la espina ilíaca anterior superior hasta el ángulo anterior del pubis, recorriendo un trayecto que combina una orientación inicial descendente y luego una dirección anteromedial. Dicha trayectoria está dividida en dos porciones: una porción vertical, que desciende desde la espina ilíaca anterior superior, y una porción horizontal, que se dirige hacia adelante y hacia la línea media. Ambas porciones se unen formando un ángulo obtuso, que refleja la curvatura natural del hueso en su transición desde el ilion hacia el pubis, adaptándose a la anatomía de la región inguinal y pelviana.
De arriba hacia abajo, el borde anterior presenta una serie de relieves óseos y depresiones que constituyen puntos de inserción muscular y ligamentosa, así como pasajes para estructuras neurovasculares.
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En la parte más superior se encuentra la espina ilíaca anterior superior, una prominencia ósea fácilmente palpable, que actúa como un punto de referencia topográfico esencial en la práctica clínica, quirúrgica y anatómica. A ella se insertan varios elementos fundamentales: los músculos anchos del abdomen, que contribuyen a la compresión visceral y la flexión del tronco; el ligamento inguinal, que forma el límite inferior del conducto inguinal y constituye una referencia quirúrgica; el músculo sartorio, el más largo del cuerpo humano, responsable de la flexión, abducción y rotación lateral del muslo; y el tensor de la fascia lata, que actúa sobre la estabilidad de la cadera y la rodilla.
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Inmediatamente por debajo de esta espina se localiza la incisura innominada, una depresión por donde pasa el nervio cutáneo femoral lateral, que inerva sensiblemente la piel de la cara lateral del muslo. La protección que le brinda esta incisura ósea es esencial, ya que cualquier compresión o atrapamiento del nervio en esta región puede dar lugar a una neuropatía conocida como meralgia parestésica.
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A continuación, se encuentra la espina ilíaca anterior inferior, una proyección ósea más pequeña que la superior, pero de gran importancia funcional, ya que en ella se inserta el tendón directo del músculo recto femoral, uno de los cuatro músculos que componen el cuádriceps femoral. Este músculo es biarticular, y participa tanto en la extensión de la rodilla como en la flexión de la cadera.
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Más abajo aparece una incisura amplia, que marca el pasaje del músculo iliopsoas, compuesto por el psoas mayor y el ilíaco. Este músculo, principal flexor de la cadera, desciende desde la región lumbar y la fosa ilíaca para pasar por esta hendidura antes de insertarse en el trocánter menor del fémur.
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Enseguida se encuentra la eminencia iliopúbica, también llamada eminencia iliopectínea, que representa el punto de transición entre el ilion y el pubis. En esta prominencia se inserta el arco iliopectíneo, una expansión fibrosa que separa dos compartimentos anatómicos en la región inguinal: el lacuna musculorum, por donde pasa el iliopsoas, y el lacuna vasorum, por donde transcurren la arteria y la vena femorales.
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Inferiormente, aparece la superficie pectínea, de forma triangular, orientada en sentido anteromedial. Es el sitio de inserción del músculo pectíneo, aductor del muslo que participa también en su flexión y rotación medial. Esta superficie está limitada en su borde superior por una saliente lineal denominada cresta pectínea o pecten del pubis, que representa la prolongación anterior de la línea arqueada, marcando el límite superior del pubis y la entrada al estrecho superior de la pelvis.
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En el vértice medial de esta región se ubica el tubérculo del pubis, también conocido como espina púbica, una pequeña prominencia donde se inserta el ligamento inguinal, que se extiende desde la espina ilíaca anterior superior hasta este punto. Esta inserción contribuye a delimitar el conducto inguinal y a formar el borde superior del triángulo femoral, estructura anatómica clave en cirugía y en el examen clínico.
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Finalmente, el borde anterior culmina en la cresta del pubis, una superficie rugosa orientada hacia adelante, donde se insertan el músculo recto del abdomen, uno de los principales músculos del abdomen anterior, y el músculo piramidal, pequeño músculo triangular que refuerza la línea alba. Medial a esta cresta se encuentra el ángulo anterior del coxal, también conocido como ángulo del pubis, que marca el punto de convergencia entre el borde anterior y el borde medial del hueso, y participa en la formación del arco púbico.
Borde posterior
El borde posterior del hueso coxal sigue una orientación mayormente vertical, pero presenta una serie de salientes, incisuras y eminencias que son esenciales tanto para la inserción de músculos y ligamentos como para el paso de nervios y vasos que se distribuyen en la región glútea, pélvica y perineal. Estas estructuras permiten que el hueso coxal sirva de punto de anclaje para elementos musculares y, al mismo tiempo, faciliten la transmisión de estructuras neurovasculares hacia las extremidades inferiores y otras áreas del cuerpo. A continuación, se detallan las principales características del borde posterior, de arriba hacia abajo:
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La espina ilíaca posterior superior es la primera saliente que se encuentra en el borde posterior del hueso coxal. Esta prominencia redondeada y obtusa se ubica en la región superior y se constituye como un importante punto de inserción para músculos y ligamentos. Entre las estructuras que se anclan a esta espina se incluyen los ligamentos sacroilíacos posteriores, que refuerzan la articulación sacroilíaca, una de las principales uniones entre el sacro y los huesos coxales. Además, en la espina ilíaca posterior superior se insertan algunos músculos de la región lumbar y la pelvis, involucrados en la estabilización de la cadera y la pelvis.
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La incisura sin nombre (inominada), una pequeña hendidura en el hueso coxal que marca una transición entre las prominencias y que, aunque no se considera de gran tamaño, constituye un elemento relevante en la identificación de las estructuras circundantes. Esta incisura sirve como un espacio adicional para el paso de pequeños vasos y nervios que contribuyen a la inervación y la circulación de la región pélvica.
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La espina ilíaca posterior inferior, localizada ligeramente por debajo de la espina ilíaca posterior superior, constituye la segunda saliente del borde posterior. Al igual que su homóloga superior, la espina ilíaca posterior inferior también actúa como punto de inserción para diversos ligamentos y músculos. Esta estructura es clave en la estabilización de la pelvis y en la transmisión de fuerzas durante la marcha, ya que los músculos que se insertan en esta región están involucrados en la movilidad y el apoyo de la cadera y la parte inferior del tronco.
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La siguiente estructura en el borde posterior es una incisura más ancha y profunda, la incisura ciática mayor, que constituye un paso fundamental para diversos elementos neurovasculares que transitan entre la pelvis y los miembros inferiores. A través de esta incisura pasan varias estructuras de gran importancia:
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El músculo piriforme, que desempeña un papel crucial en la rotación lateral de la cadera y en la estabilización de la pelvis.
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Los vasos glúteos superiores, que irrigan los músculos glúteos y la región glútea en general.
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El nervio ciático, el nervio más largo y grande del cuerpo humano, que proporciona inervación a la mayor parte de la piel y los músculos de la pierna y el pie.
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El nervio glúteo inferior, responsable de la inervación del músculo glúteo mayor, que es esencial para los movimientos de extensión y abducción de la cadera.
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Los vasos glúteos inferiores, que contribuyen a la circulación de la región glútea y a la irrigación de los músculos involucrados en los movimientos de la cadera.
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Los vasos y nervios pudendos internos, que se distribuyen hacia la región perineal y genital, facilitando la función de los órganos reproductivos y urinarios.
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La incisura ciática mayor es, por tanto, una estructura de paso crítico para las funciones motoras, sensoriales y circulatorias de las extremidades inferiores y la región pélvica.
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La espina ciática, una prominencia triangular que se encuentra por debajo de la incisura ciática mayor. Esta estructura aplanada transversalmente se caracteriza por su forma y su rol en la inserción de varios ligamentos y músculos importantes. En su vértice se inserta el ligamento sacroespinoso, que conecta el sacro con la espina ciática y contribuye a la estabilidad de la pelvis y de la articulación sacroilíaca. En la cara lateral de la espina ciática se inserta el músculo gemelo superior, uno de los músculos que participan en la rotación lateral y la estabilización de la cadera. En la cara medial de la espina ciática, se anclan los fascículos más posteriores del músculo elevador del ano, que desempeña un papel esencial en el control de los esfínteres y en la función del suelo pélvico.
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Debajo de la espina ciática se encuentra una incisura más pequeña, la incisura ciática menor, que constituye otro paso para estructuras importantes. A través de esta incisura pasan el músculo obturador interno y los vasos y nervios pudendos internos. El músculo obturador interno se inserta en la fosa obturatoria y es fundamental para la rotación lateral del fémur, así como para la estabilización de la cadera. Los vasos y nervios pudendos internos, que pasan por esta incisura, son responsables de la inervación y la irrigación de la región perineal y genital.
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Por debajo de la incisura ciática menor, se encuentra la tuberosidad isquiática, una eminencia voluminosa que constituye el ángulo inferior del hueso coxal. Esta prominencia se presenta como una estructura robusta y rugosa, que sirve como punto de inserción para una serie de músculos importantes, como el semimembranoso y el semitendinoso, que forman parte de los isquiotibiales, responsables de la flexión de la rodilla y la extensión de la cadera. La tuberosidad isquiática es también un lugar de soporte cuando una persona se sienta, ya que transmite las cargas del cuerpo hacia el isquion durante la postura en sedestación.
Cuerpo del isquion
Incluye la espina ciática, la incisura ciática menor, la tuberosidad isquiática, la rama del isquion y el tubérculo obturador posterior.
Borde superior
El borde superior del hueso coxal está constituido principalmente por la cresta ilíaca, una estructura que presenta una forma itálica, adaptada tanto a la anatomía de la pelvis como a la funcionalidad del aparato locomotor. Este borde superior se caracteriza por una curvatura cóncava en su mitad anterior, orientada hacia la línea media del cuerpo, y una curvatura cóncava en su mitad posterior, dirigida lateralmente. La cresta ilíaca es especialmente gruesa en sus extremos, tanto en el extremo anterior como en el extremo posterior, lo que le otorga una resistencia considerable en estos puntos, mientras que en su parte media se vuelve más delgada, permitiendo una mayor flexibilidad y adaptabilidad.
Este borde superior se divide en dos labios o bordes, que están separados por una línea intermedia a lo largo de la cual se insertan importantes músculos de la región abdominal. Estos músculos son el oblicuo externo, el oblicuo interno y el transverso del abdomen, cuya función principal es proporcionar estabilidad a la pared abdominal, colaborar en los movimientos de rotación y flexión del tronco, y asistir en las funciones respiratorias. La presencia de estos músculos, anclados en el borde superior de la pelvis, refuerza la importancia estructural de la cresta ilíaca en la dinámica del tronco y la pelvis.
En la región del labio externo de la cresta ilíaca, justo detrás de la espina ilíaca anterior superior, se observa una prominencia denominada el tubérculo ilíaco. Esta saliente se forma debido a la inserción del músculo glúteo medio, uno de los músculos más importantes en la estabilización de la cadera. El glúteo medio, al insertarse en esta región, es crucial para el control de los movimientos de abducción y rotación medial del muslo, y desempeña un papel fundamental en la marcha y en la estabilidad de la pelvis durante la bipedestación y el movimiento.
Borde inferior
En cuanto al borde inferior, este se extiende desde el ángulo del pubis, en la parte anterior de la pelvis, hasta el cuerpo del isquion, en la parte posterior inferior del hueso coxal. Este borde inferior está formado por la rama inferior del pubisy la rama del isquion, y tiene una orientación oblicua hacia atrás, divergente con respecto al borde contralateral. La disposición de este borde en un ángulo oblicuo hacia atrás y lateralmente es esencial para la formación de la cavidad pelviana y facilita la adaptación de la pelvis a la movilidad y soporte de las extremidades inferiores.
El borde inferior presenta dos características importantes:
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En la parte superior del borde inferior, se encuentra una faceta articular ovalada, correspondiente a la superficie de la sínfisis, que se articula con el pubis opuesto. Esta articulación es fundamental para la unión de los huesos pubianos, permitiendo una ligera movilidad entre ellos y contribuyendo a la estabilidad de la pelvis, especialmente durante el movimiento y la carga de peso.
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En la parte inferior, se observan múltiples rugosidades que sirven como puntos de inserción para varios músculos y estructuras anatómicas. Entre ellos se encuentran los músculos isquiocavernosos, que son esenciales para la erección del pene o del clítoris, al permitir la contracción y la rigidez de los cuerpos cavernosos; los músculos grácil y aductor mayor, que son cruciales para los movimientos de aducción y flexión de la cadera; y la fascia del periné, que proporciona soporte y protección a las estructuras de la región perineal.
Estas características del borde inferior no solo contribuyen a la estabilidad estructural de la pelvis, sino que también permiten la funcionalidad necesaria para las actividades relacionadas con la locomoción, la postura y las funciones reproductivas. La integración de los músculos y las estructuras ligamentosas en esta área refuerza la importancia del borde inferior en la anatomía y la biomecánica de la pelvis.
Ángulos del hueso coxal
Los ángulos del hueso coxal son puntos anatómicos clave que delimitan y definen la forma y la estructura de este hueso, facilitando la inserción de músculos y ligamentos que juegan roles cruciales en la estabilidad y el movimiento de la pelvis y las extremidades inferiores. Cada ángulo tiene una relación directa con diversas estructuras y puntos de inserción muscular que son esenciales para la función biomecánica del cuerpo humano.
- Ángulo anterosuperior: El ángulo anterosuperior del hueso coxal está determinado por la espina ilíaca anterosuperior, una prominencia ósea que se localiza en la parte anterior y superior del hueso. Esta espina actúa como un importante punto de referencia anatómica, no solo para la identificación de estructuras cercanas, sino también como sitio de inserción de varios músculos clave, entre los cuales se encuentran los músculos oblicuo externo y oblicuo interno del abdomen, que desempeñan un papel fundamental en la flexión y rotación del tronco. Además, el ligamento inguinal, que se inserta en la espina ilíaca anterosuperior, es esencial para la estabilidad de la pelvis y el paso de estructuras neurovasculares hacia el muslo.
- Ángulo posterosuperior: El ángulo posterosuperior está constituido por la espina ilíaca posterosuperior, una prominencia ósea localizada en la parte posterior y superior del hueso coxal. Este ángulo define la región posterior de la cresta ilíaca y sirve como un punto de referencia para la delimitación de las estructuras de la región lumbar y sacra. La espina ilíaca posterosuperior también tiene un papel fundamental como lugar de inserción para músculos y ligamentos que participan en la estabilización de la pelvis y el control de la postura, como los músculos glúteos y los ligamentos sacroilíacos.
- Ángulo medial: El ángulo medial se forma por la superficie de la sínfisis del pubis, una estructura que conecta los huesos pubianos de ambos lados de la pelvis. La sínfisis del pubis es una articulación cartilaginosa que permite una ligera movilidad entre los huesos pubianos, especialmente durante el parto. Este ángulo es importante desde el punto de vista funcional porque marca la unión de las dos mitades de la pelvis, contribuyendo a la estabilidad de la base del tronco y ayudando a distribuir las fuerzas a través de la pelvis durante la bipedestación y la marcha.
- Ángulo posteroinferior: El ángulo posteroinferior se forma por la tuberosidad isquiática, una prominencia ósea robusta ubicada en la parte inferior y posterior del hueso coxal. La tuberosidad isquiática es una de las partes más gruesas y fuertes del hueso, ya que soporta gran parte del peso del cuerpo durante el reposo en sedestación. Esta área es esencial para la inserción de varios músculos y ligamentos que facilitan el movimiento de la cadera y la pierna. En la parte medial de la tuberosidad isquiática, se insertan los músculos isquiocavernoso y transverso superficial del periné, que son importantes para las funciones sexuales y el soporte del suelo pélvico. En la parte lateral, el músculo aductor mayor se inserta para facilitar la aducción del muslo.
Cada uno de estos ángulos del hueso coxal no solo está relacionado con la orientación anatómica del hueso, sino también con la inserción de músculos clave que permiten los movimientos de la cadera, la pelvis y las extremidades inferiores. A nivel posterior, en la cara convexa y ancha del hueso, se encuentran los puntos de inserción para los músculos cuadrado femoral, semitendinoso, semimembranoso y bíceps femoral. Estos músculos forman parte de los isquiotibiales, responsables de la flexión de la rodilla y la extensión de la cadera, y juegan un papel crucial en la locomoción, especialmente durante la marcha y la carrera. Además, la relación de estos músculos con los ángulos posterior e inferior del hueso coxal les permite transmitir fuerzas de la parte inferior del cuerpo hacia el tronco, contribuyendo a la estabilidad y la eficiencia del movimiento.
Estructura
El hueso coxal se clasifica como un hueso plano, una categoría que se caracteriza por tener una estructura delgada y expandida, cuya principal función es ofrecer una amplia superficie para la inserción de músculos y ligamentos, además de proteger órganos vitales. A nivel microestructural, el hueso coxal presenta una organización particular que incluye dos láminas de hueso compacto que recubren una capa interna de hueso esponjoso, cuyo grosor varía dependiendo de la localización dentro del hueso. Esta disposición estructural es fundamental para el cumplimiento de diversas funciones biomecánicas y de soporte.
La estructura del hueso coxal está adaptada para responder a las demandas de fuerza y estabilidad durante la locomoción y el mantenimiento de la postura erecta. El hueso compacto proporciona resistencia a las fuerzas de compresión y tracción, mientras que el hueso esponjoso contribuye a la reducción de peso, sin comprometer la resistencia estructural, mediante su red de trabéculas que se alinean de acuerdo con las líneas de fuerza predominantes.
Entre las zonas más delgadas de este hueso, se encuentran las ubicadas entre la fosa ilíaca y la fosa glútea, así como en la fosa acetabular. Estas regiones, siendo más delgadas, están sujetas a menores cargas directas, ya que son áreas donde no se requieren grandes volúmenes de hueso compacto para resistir fuerzas significativas. El diseño del hueso coxal en estas áreas permite un equilibrio entre resistencia y ligereza, facilitando la flexibilidad necesaria para los movimientos de la pelvis sin perder estabilidad.
La fosa ilíaca y la fosa glútea representan áreas donde se insertan los músculos de la región abdominal y glútea. A pesar de que estas zonas no requieren la misma espesor de hueso en comparación con otras áreas del hueso coxal, siguen siendo fundamentales en términos de inserciones musculares que participan en la locomoción y el soporte postural.
Por otro lado, la fosa acetabular, que alberga la cavidad articular del acetábulo, también muestra un grosor variable. Esta cavidad articula con la cabeza del fémur y, por tanto, tiene que ser lo suficientemente resistente para soportar las fuerzas generadas durante la marcha, el correr y otros movimientos dinámicos. Sin embargo, el grosor de la capa de hueso en esta región no necesita ser tan grande como en las zonas de inserción muscular, ya que las fuerzas se distribuyen de manera más uniforme a través de la articulación.
Las áreas más gruesas del hueso coxal se encuentran en la cresta ilíaca, la tuberosidad isquiática y el pubis. Estas zonas son puntos de inserción muscular intensos y, por lo tanto, requieren una mayor densidad ósea para soportar las fuerzas de tracción generadas por los músculos adyacentes.
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La cresta ilíaca es una de las áreas más prominentes del hueso coxal, actuando como un importante punto de inserción para los músculos de la región abdominal, como el oblicuo externo, oblicuo interno y transverso del abdomen, así como para los ligamentos que estabilizan la pelvis.
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La tuberosidad isquiática es una zona robusta que soporta el peso del cuerpo en posturas sentadas y es crucial para la inserción de los músculos de la región posterior del muslo, como los isquiotibiales. Esta área debe ser particularmente gruesa para resistir las fuerzas generadas durante el soporte de peso y la locomoción.
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El pubis, que se encuentra en la parte anterior de la pelvis, también está sometido a grandes fuerzas, especialmente en actividades de flexión de la cadera y movimientos de aducción, lo que justifica el grosor aumentado de la capa ósea en esta región.
Una característica estructural notable del hueso coxal es la columna de tejido esponjoso que se encuentra entre la carilla auricular y la cara superior del acetábulo. Esta columna es esencial para la transmisión de las fuerzas que se generan a través de la pelvis. El tejido esponjoso está alineado a lo largo de las líneas de fuerza predominantes, que corresponden a la dirección en la que las fuerzas de compresión y torsión se transmiten desde el sacro hasta el fémur. Este arreglo permite que el hueso coxal actúe como un eficaz medio de transmisión de las cargas del cuerpo durante la bipedestación y la locomoción.
La terminación de esta columna de tejido esponjoso se encuentra en la región superior del borde acetabular, también conocida como el techo acetabular. Este punto es crucial porque distribuye las fuerzas que se generan en la articulación coxofemoral hacia el resto de la pelvis, ayudando a equilibrar la carga corporal a lo largo de las extremidades inferiores. La robustez de esta columna de hueso esponjoso es clave para mantener la integridad de la articulación de la cadera y para facilitar los movimientos de los miembros inferiores sin comprometer la estabilidad de la pelvis.
Anatomía de superficie
El hueso coxal, a pesar de encontrarse profundamente ubicado en la pelvis, es accesible a la palpación en varias de sus zonas. Esta capacidad de ser palpado es relevante tanto en la práctica clínica como en la cirugía, donde el conocimiento de estos puntos superficiales resulta esencial para diversos procedimientos diagnósticos y terapéuticos. A continuación, se describen los principales puntos de acceso para la palpación del hueso coxal y sus características anatómicas.
- Cresta ilíaca: La cresta ilíaca es una de las estructuras más prominentes y accesibles del hueso coxal. Esta cresta, que recorre el borde superior del hueso coxal, se extiende desde la espina ilíaca anterosuperior hasta la espina ilíaca posterosuperior, y es particularmente gruesa en sus extremos. Su posición superficial facilita su localización en la parte superior de la pelvis, especialmente en la región lateral del abdomen. La cresta ilíaca es de especial interés en la práctica clínica, ya que es comúnmente utilizada como punto de referencia para la toma de injertos óseos debido a su grosor y accesibilidad. La palpación de la espina ilíaca anterior superior, situada en el extremo anterior de la cresta, también es importante, ya que es fácilmente visible y palpable en el sector lateral-superior del abdomen, siendo un punto clave en las evaluaciones físicas, especialmente en el diagnóstico de diversas condiciones musculoesqueléticas.
- Espina iliaca posterosuperior: La espina ilíaca posterior superior es otro punto accesible en la palpación de la cresta ilíaca, pero se encuentra en la parte más posterior, cerca de la región lumbar. Esta espina, al igual que su homóloga anterior, es palpable a través de la piel y sirve como un punto de referencia para evaluar la alineación de la pelvis y la columna vertebral.
- Espina púbica: La espina púbica, ubicada en la parte anteroinferior del hueso coxal, es otra prominencia ósea palpable fácilmente. Se encuentra en el área inferior del abdomen, cerca de la unión de los dos huesos pubianos, y puede ser identificada durante un examen físico. Esta espina es significativa para la evaluación de la simetría de la pelvis y para detectar posibles deformidades o desplazamientos articulares.
- Ligamento inguinal: El ligamento inguinal, que se extiende entre la espina ilíaca anterior superior y la espina púbica, actúa como una importante estructura anatómica que marca el límite entre la cavidad abdominal y la región del muslo. Aunque el ligamento inguinal en sí no es directamente palpable, su posición y función son cruciales para diferenciar entre las estructuras del abdomen y la parte superior del muslo.
- Tuberosidad isquiática: La tuberosidad isquiática es una prominencia ósea ubicada en la parte posterior y baja del hueso coxal, en la región del isquion. Aunque esta estructura se encuentra cubierta parcialmente por el glúteo mayor, puede ser palpada en situaciones específicas, como cuando una persona está sentada. En esta posición, el peso del cuerpo se transmite a través de la tuberosidad isquiática, lo que permite localizarla fácilmente mediante la palpación. Esta región es de especial relevancia en el diagnóstico de lesiones del isquion y en la evaluación de los músculos y ligamentos asociados.
- Superficie acetabular: La superficie acetabular, ubicada medialmente en el hueso coxal, es la cavidad donde se articula la cabeza del fémur. Aunque esta superficie es profunda y no es directamente palpable en condiciones normales, se puede explorar de manera indirecta mediante procedimientos clínicos como el tacto rectal o vaginal. Este tipo de exploración es útil, por ejemplo, en la evaluación de la artrosis de cadera, desplazamientos o deformidades en la articulación coxofemoral. En estos casos, la palpación a través de estos orificios corporales permite al clínico evaluar la alineación y el estado de la articulación coxofemoral.
La capacidad de palpar estas estructuras clave del hueso coxal tiene una gran relevancia clínica, ya que permite al profesional de la salud evaluar la integridad de la pelvis y las articulaciones cercanas. La palpación de puntos específicos, como la cresta ilíaca, las espinas ilíacas, la espina púbica, la tuberosidad isquiática y la superficie acetabular, puede proporcionar información valiosa para el diagnóstico de diversas afecciones, tales como dislocaciones, fracturas, problemas posturales, lesiones musculares y trastornos articulares.
Desarrollo
El desarrollo del hueso coxal es un proceso complejo que implica la formación y unión de tres huesos distintos: el ilion, el isquion y el pubis. Estos tres componentes del hueso coxal tienen puntos de osificación primarios que se desarrollan de manera excéntrica, es decir, en lugares diferentes dentro del hueso en formación, pero con un objetivo común: converger hacia la fosa acetabular, que es la cavidad donde se articula la cabeza del fémur. Este proceso de osificación comienza durante la vida fetal, pero sigue un curso gradual a lo largo de la infancia y adolescencia.
Puntos de osificación primarios
Al nacer, el hueso coxal se encuentra en un estado cartilaginoso, con tres puntos de osificación primarios que corresponden a las tres partes del hueso: el ilion, el isquion y el pubis. Estos puntos de osificación se localizan excéntricamente, es decir, no están directamente en el centro de la futura articulación acetabular, sino que están distribuidos en diferentes partes del hueso. A medida que los huesos se desarrollan, estos puntos se van acercando progresivamente a la fosa acetabular, que es la región central del hueso coxal donde se formará la cavidad articular para la cadera.
A pesar de este proceso de osificación, al nacer, los tres huesos permanecen separados por tres láminas cartilaginosas en forma de Y, conocidas como cartílago en Y. Este cartílago actúa como un espacio flexible que permite que el hueso coxal siga creciendo y se desarrolle sin que las piezas óseas se fusionen demasiado pronto. El cartílago en Y permanece durante un período de tiempo, y es a medida que el niño crece que este cartílago comienza a osificarse. Entre los 12 y 15 años, este cartílago se osifica progresivamente, unificando las tres piezas del hueso coxal en un solo hueso. Este proceso de osificación es crucial para que el hueso coxal se desarrolle adecuadamente, permitiendo la formación de una estructura sólida y funcional para soportar el peso del cuerpo y permitir el movimiento de la cadera.
Puntos de osificación secundarios o complementarios
Además de los puntos de osificación primarios, el hueso coxal también presenta puntos de osificación secundarios que aparecen más tarde, entre los 14 y los 20 años. Estos puntos se desarrollan en áreas específicas del hueso coxal, principalmente en las regiones que soportan mayores tensiones y fuerzas, ya que estas áreas están sujetas a la inserción de ligamentos y músculos. Los puntos de osificación secundarios incluyen:
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La espina ilíaca anterior inferior, que es una prominencia ósea en el ilion donde se insertan varios músculos.
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La cresta ilíaca, que es la parte superior del hueso coxal y donde se insertan varios músculos abdominales y la fascia.
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La tuberosidad isquiática, que es una prominencia ósea en el isquion que soporta el peso del cuerpo cuando una persona está sentada.
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La espina ciática, en el isquion, que es una estructura importante en la pelvis posterior.
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La espina púbica, que es una estructura prominente en la parte anterior del pubis.
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El ángulo del pubis, en la unión del pubis con el hueso coxal.
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Tres puntos complementarios en el acetábulo, que están involucrados en el desarrollo de la cavidad articular de la cadera.
Estos puntos de osificación secundarios son fundamentales para la consolidación y maduración del hueso coxal. Su desarrollo contribuye al fortalecimiento de la pelvis, permitiendo la adaptación de las fuerzas de compresión y torsión que se ejercen sobre el hueso durante las actividades de carga y movimiento.
Alteraciones del desarrollo: Crecimiento incompleto del borde acetabular
Una de las alteraciones más comunes en el desarrollo del hueso coxal es el crecimiento incompleto del borde acetabular. Esta condición implica que el borde acetabular, la parte superior de la cavidad donde se articula la cabeza del fémur, no se desarrolla completamente, lo que puede dar lugar a un acetábulo abierto hacia arriba y lateralmente. Este mal desarrollo de la cavidad acetabular es un factor de riesgo para la luxación congénita de cadera, una dislocación de la cabeza del fémur fuera de la cavidad acetabular.
La luxación congénita de cadera generalmente no es evidente al nacer, pero puede manifestarse cuando el niño comienza a caminar. La falta de una cavidad acetabular completamente desarrollada impide una articulación estable entre la cabeza del fémur y el acetábulo, lo que puede resultar en una movilidad anormal de la cadera y, con el tiempo, en deformidades articulares y problemas de marcha. Esta condición puede ser diagnosticada mediante técnicas de imagen, como ecografías y radiografías, y, en muchos casos, se puede tratar mediante cirugía para corregir la alineación de la cadera y evitar complicaciones a largo plazo.

Fuente y lecturas recomendadas:
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Latarjet, M., & Ruiz Liard, A. (2019). Anatomía humana (5.ª ed.). Médica Panamericana.
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Moore, K. L. (2018). Anatomía con orientación clínica (8.ª ed.). Editorial Médica Panamericana.
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Gray, H. (2020). Gray’s anatomy: The anatomical basis of clinical practice (42.ª ed.). Elsevier.
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Netter, F. H. (2018). Atlas de anatomía humana (7.ª ed.). Elsevier.