La clasificación de la epilepsia según el sistema de la Liga Internacional contra la Epilepsia se basa en un enfoque estructurado y exhaustivo para identificar, categorizar y comprender las crisis recurrentes. Este sistema de clasificación sigue un orden jerárquico que aborda los diferentes aspectos de la epilepsia, considerando principalmente el tipo de crisis, el tipo de epilepsia y, si es posible, el síndrome epiléptico. Además, se enfatiza la importancia de investigar la etiología de las crisis recurrentes en cada una de las etapas de clasificación, ya que conocer la causa subyacente de las crisis puede ser crucial para el tratamiento y la gestión a largo plazo de los pacientes. La clasificación tiene tres niveles principales: tipos de crisis, tipos de epilepsia y síndromes epilépticos, con un enfoque particular en la evaluación del electroencefalograma (EEG) y las características clínicas del paciente.
Tipos de crisis
El primer paso en la clasificación es identificar el tipo de crisis que experimenta el paciente. De acuerdo con la ILAE, las crisis se dividen en dos categorías principales: focales y generalizadas. Las crisis focales afectan solo una parte del cerebro, lo que implica que las manifestaciones clínicas, como movimientos o sensaciones anormales, se limitan a una zona cerebral específica. Dependiendo de la localización del foco epileptógeno, estas crisis pueden implicar solo una pequeña área o una región más extensa del cerebro. Las crisis focales pueden convertirse en generalizadas, lo que se denomina «crisis focales secundariamente generalizadas». En contraste, las crisis generalizadas afectan a ambos hemisferios cerebrales desde el inicio, lo que provoca una alteración de la actividad eléctrica de todo el cerebro, lo que resulta en pérdida de conciencia y movimientos generalizados.
Tipos de epilepsia
Una vez que se ha identificado el tipo de crisis, el siguiente nivel de clasificación se enfoca en el tipo de epilepsia. En este contexto, la epilepsia se clasifica principalmente en tres categorías: focal, generalizada o combinada (es decir, cuando el paciente experimenta tanto crisis focales como generalizadas). La clasificación se basa en la naturaleza de las crisis y en cómo se distribuye la actividad cerebral anormal. Por ejemplo, la epilepsia focal se caracteriza por la presencia de crisis focales recurrentes, mientras que la epilepsia generalizada involucra crisis que afectan simultáneamente a ambos hemisferios cerebrales. En algunos casos, los pacientes pueden presentar crisis focales que evolucionan a crisis generalizadas, lo que corresponde a una forma combinada de epilepsia.
El electroencefalograma (EEG) desempeña un papel crucial en la clasificación de la epilepsia. Las grabaciones EEG pueden proporcionar información valiosa sobre la actividad eléctrica cerebral, lo que permite diferenciar entre tipos de epilepsia y contribuir al diagnóstico preciso. En particular, el EEG puede identificar patrones característicos de las crisis, como los picos, ondas y descargas generalizadas, lo que ayuda a distinguir entre epilepsias focales y generalizadas.
Síndromes epilépticos
El nivel más específico de la clasificación es el de los síndromes epilépticos, que son conjuntos de características clínicas, electroencefalográficas y de imagen que definen un cuadro clínico particular de epilepsia. Los síndromes epilépticos no solo se basan en el tipo de crisis, sino que también incluyen otros factores, como los hallazgos del EEG, las características de la imagen cerebral y la edad de inicio de las crisis, así como cualquier comorbilidad asociada. Algunos síndromes epilépticos están asociados con características muy específicas, como patrones de actividad cerebral anormal o anomalías estructurales observadas en estudios de imágenes, como resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC).
Es importante destacar que no todos los pacientes con epilepsia pueden recibir un diagnóstico específico de síndrome epiléptico. En muchos casos, la epilepsia puede no ajustarse a las definiciones de los síndromes clásicos, lo que implica que los pacientes no presenten un conjunto claro de características diagnósticas. Sin embargo, existen numerosos síndromes epilépticos bien conocidos, como el síndrome de Lennox-Gastaut, el síndrome de West y el síndrome de Dravet, cada uno con su propio perfil clínico distintivo.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.