Estudios diagnósticos para enfermedades esofágicas
Estudios diagnósticos para enfermedades esofágicas

Estudios diagnósticos para enfermedades esofágicas

El diagnóstico de enfermedades esofágicas es fundamental para la identificación precisa y el tratamiento adecuado de diversas condiciones que afectan este órgano. Existen múltiples modalidades de diagnóstico, cada una con ventajas específicas según los síntomas presentados por el paciente y la sospecha clínica.

A. Endoscopia superior

La endoscopia superior, también conocida como esofagogastroduodenoscopia (EGD), es el estudio diagnóstico de elección en pacientes con síntomas persistentes de acidez, disfagia, odinofagia o anormalidades estructurales detectadas en estudios previos como la esofagografía con bario. Este procedimiento permite la visualización directa de la mucosa esofágica, lo que resulta esencial para evaluar lesiones visibles, como úlceras, erosiones o tumores. Además de permitir la inspección visual, la endoscopia ofrece la posibilidad de realizar biopsias de la mucosa, tanto de áreas anormales como de mucosa aparentemente normal, lo que es especialmente útil para el diagnóstico de esofagitis eosinofílica, una condición inflamatoria del esófago. Asimismo, la endoscopia permite la dilatación de estenosis esofágicas, un procedimiento terapéutico que puede ser necesario en pacientes con obstrucción esofágica significativa. La capacidad de realizar múltiples intervenciones diagnósticas y terapéuticas durante un solo procedimiento hace de la endoscopia una herramienta integral para la evaluación de enfermedades esofágicas.

B. Videoesofagografía

La videoesofagografía es un estudio específico utilizado para evaluar la disfagia orofaríngea, que es la dificultad para deglutir los alimentos desde la boca hasta la faringe. Este procedimiento utiliza tecnología de imágenes rápidas para observar el paso de un medio de contraste (generalmente bario) a través del esófago, permitiendo identificar anomalías en la motilidad y la anatomía esofágica. En el contexto de disfagia orofaríngea, la videoesofagografía resulta útil para observar la función de la deglución y la coordinación de los músculos implicados en el proceso. Aunque la videoesofagografía no es tan detallada como la endoscopia en cuanto a la visualización de la mucosa esofágica, es particularmente efectiva para evaluar trastornos de la deglución y el transporte de los alimentos hacia el esófago, identificando problemas en la faringe y en la parte proximal del esófago.

C. Esófagografía con bario

La esofagografía con bario, también conocida como estudio de tránsito esofágico, es un examen de imagen en el que el paciente ingiere una solución de bario, un contraste que permite visualizar el esófago mediante radiografía. Este estudio es particularmente útil en pacientes con disfagia esofágica, ya que ayuda a diferenciar entre lesiones mecánicas (como estenosis, anillos esofágicos o tumores) y trastornos de motilidad esofágica (como la acalasia). La esofagografía con bario es especialmente sensible para detectar estenosis esofágicas sutiles, debido a la visualización detallada de los contornos del esófago y la identificación de cualquier estrechamiento anormal, lo que puede ser indicativo de afecciones como los anillos esofágicos, la acalasia o lesiones proximales del esófago. Aunque la endoscopia es más eficaz para evaluar lesiones de la mucosa y permitir la toma de biopsias, la esofagografía con bario sigue siendo valiosa, especialmente en la identificación de afecciones que alteran la anatomía esofágica.

D. Manometría esofágica

La manometría esofágica es un procedimiento que permite evaluar la función motora del esófago mediante el uso de sensores de presión que se colocan a lo largo del órgano. Este estudio está indicado en varias situaciones clínicas, siendo particularmente útil para los siguientes propósitos:

  1. Determinación de la localización del esfínter esofágico inferior (LES): La manometría esofágica ayuda a localizar con precisión la ubicación del LES, una estructura clave en el control del paso del contenido gástrico al esófago. Esta localización es fundamental para la colocación exacta de un electrodo convencional de pH durante la monitorización del reflujo ácido, ya que permite la correlación precisa entre los cambios de presión en el LES y los episodios de reflujo esofágico.
  2. Evaluación de la etiología de la disfagia: En pacientes con disfagia (dificultad para tragar) en quienes no se encuentra una obstrucción mecánica evidente mediante endoscopia o esofagografía con bario, la manometría es una herramienta crucial para identificar trastornos de la motilidad. Este estudio es especialmente útil en el diagnóstico de la acalasia, una condición en la que la motilidad esofágica está alterada debido a la incapacidad del LES de relajarse adecuadamente y a la ausencia de contracciones peristálticas en el cuerpo esofágico. La manometría esofágica puede confirmar el diagnóstico de acalasia al mostrar una relajación incompleta del LES y la ausencia de contracciones normales en el esófago.
  3. Evaluación preoperatoria en cirugía antirreflujo: La manometría esofágica también se utiliza para la evaluación prequirúrgica de pacientes que podrían ser candidatos a una cirugía antirreflujo, como la funduplicatura de Nissen. Este estudio ayuda a excluir diagnósticos alternativos, como la acalasia, y permite evaluar la función peristáltica del cuerpo esofágico para garantizar que no exista un trastorno motil de base que pueda afectar el éxito de la cirugía. Además, permite determinar la capacidad del esófago para realizar contracciones adecuadas, lo cual es crucial para el manejo postoperatorio y para evitar complicaciones.

Dentro de las innovaciones más recientes en el campo de la manometría esofágica, el uso del Functional Lumen Imaging Probe (FLIP) ha demostrado ser una herramienta útil para complementar la evaluación de la motilidad esofágica. Este dispositivo aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) se utiliza durante la endoscopia superior para evaluar el diámetro y la distensibilidad de la unión gastroesofágica (utilizando un balón relleno de fluido) y la respuesta contráctil del cuerpo esofágico (empleando sensores de presión de impedancia). Aunque la manometría de alta resolución sigue siendo el estándar de oro para las pruebas de motilidad, el FLIP es particularmente útil para realizar una evaluación más detallada de la unión gastroesofágica en casos en los que la manometría detecta presiones elevadas de relajación de esta unión, o en pacientes que han recibido tratamiento quirúrgico o endoscópico para la acalasia.

E. Registro de pH esofágico y pruebas de impedancia

El monitoreo del pH esofágico es una técnica utilizada para evaluar la cantidad de reflujo ácido en el esófago y para correlacionar temporalmente los síntomas del paciente con los episodios de reflujo. Este estudio se puede realizar mediante sistemas basados en un catéter o mediante sistemas inalámbricos. En los sistemas basados en catéter, se introduce un catéter transnasal largo conectado a un dispositivo de grabación para monitorear el pH durante un período de 24 a 96 horas. Los sistemas inalámbricos, por otro lado, utilizan una cápsula que se adhiere directamente a la mucosa esofágica durante una endoscopia y transmite los datos por telemetría al dispositivo de grabación.

El monitoreo de pH es fundamental para evaluar la cantidad de reflujo ácido, pero no proporciona información sobre el reflujo no ácido, lo que limita su utilidad en ciertos casos. Para superar esta limitación, se han desarrollado técnicas que combinan el monitoreo de pH con la impedancia intraluminal multicanal. Estas técnicas permiten no solo evaluar el reflujo ácido, sino también el reflujo no ácido y líquido, lo que resulta particularmente útil en pacientes que presentan síntomas atípicos de reflujo o que tienen síntomas persistentes a pesar de recibir tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP). La combinación de pH e impedancia puede ayudar a diagnosticar trastornos como la hipersensibilidad esofágica, síntomas funcionales o aquellos causados por reflujo no ácido, ampliando las opciones de diagnóstico y tratamiento para estos pacientes.

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
  4. Townsend, C. M., Beauchamp, R. D., Evers, B. M., & Mattox, K. L. (2022). Sabiston. Tratado de cirugía. Fundamentos biológicos de la práctica quirúrgica moderna (21.ª ed.). Elsevier España.
  5. Brunicardi F, & Andersen D.K., & Billiar T.R., & Dunn D.L., & Kao L.S., & Hunter J.G., & Matthews J.B., & Pollock R.E.(2020), Schwartz. Principios de Cirugía, (11e.). McGraw-Hill Education.
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Originally posted on 4 de diciembre de 2024 @ 8:39 AM

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