Músculos propios del dorso
Músculos propios del dorso

Músculos propios del dorso

Los músculos propios del dorso constituyen un conjunto altamente especializado de estructuras que participan de manera directa en el mantenimiento de la postura y en la modulación precisa de los movimientos de la columna vertebral. Estas formaciones musculares se disponen en la parte posterior del tronco y derivan exclusivamente del epímero de los somitas embrionarios, lo que explica su profunda relación con el esqueleto axial y su función en la estabilidad segmentaria. Su ubicación es estrictamente paravertebral: se alojan dentro de los surcos que se extienden entre las apófisis espinosas y las apófisis transversas de cada vértebra, donde establecen una íntima continuidad con los elementos óseos a los que se fijan.

Desde el punto de vista funcional, estos músculos pueden agruparse en dos categorías principales. Por una parte, las masas dispuestas en la zona posterior del raquis intervienen de forma predominante en los movimientos de extensión, o elevación posterior, de la columna. Por otra, las porciones laterales actúan como motores finos de la rotación y de la inclinación lateral de los segmentos vertebrales, ajustando la orientación del tronco con gran precisión. Esta diferenciación funcional se relaciona con la compleja arquitectura interna de cada grupo muscular y con la dirección de sus fibras.

Los surcos vertebrales alojan cuatro grandes masas musculares cuya organización responde a un patrón estratificado. En la capa más superficial se encuentran los músculos iliocostal, longísimo torácico y espinoso torácico. Estas tres estructuras conforman, en conjunto, un sistema longitudinal que se extiende a lo largo de la columna y actúa de manera coordinada para producir movimientos amplios y controlar la dinámica global del tronco. Bajo este nivel superficial se sitúa el músculo transversoespinoso, de disposición más profunda, cuyas fibras, orientadas oblicuamente, conectan de forma segmentaria las apófisis transversas con las apófisis espinosas de las vértebras superiores. Su acción es fundamental para estabilizar cada segmento vertebral y regular ajustes posturales finos.

En la región torácica, estas cuatro masas se individualizan con relativa claridad, dado que cada una mantiene límites anatómicos más definidos. Sin embargo, en la región lumbar las fibras tienden a fusionarse progresivamente hasta formar un bloque muscular único, conocido como músculo erector de la columna. Esta estructura común representa un potente sistema de sostén que contribuye de manera decisiva a la resistencia mecánica del tronco y al mantenimiento de la postura erguida.

Asociados a estas masas principales se incluyen también los músculos intertransversos y los músculos interespinosos, pequeños pero altamente relevantes para la estabilidad del raquis. Situados directamente entre las apófisis transversas o entre las apófisis espinosas, respectivamente, actúan como tensores y moduladores locales, asegurando que cada vértebra mantenga su alineación correcta durante los movimientos más complejos.

1. Plano superficial (divergente)

Músculos esplenios

M. esplenio de la cabezatorácico–cervical–de la cabeza

M. esplenio del cuellotorácico–cervical

2. Plano intermedio (longitudinal)

Músculo erector de la columna

M. iliocostallumbar–torácico–cervical

M. longísimotorácico–cervical–de la cabeza

M. espinosotorácico–cervical–de la cabeza

3. Plano profundo (convergente)

Músculos transversoespinosos

M. semiespinosotorácico–cervical–de la cabeza

M. multífidoslumbar–torácico–cervical

M. rotadorestorácico–cervical

Músculos cortos profundos

M. interespinososlumbar–(torácico)–cervical

M. intertransversos

M. elevadores de las costillaslargos y cortos

4. Músculos suboccipitales

M. recto posterior mayor de la cabeza

M. recto posterior menor de la cabeza

M. oblicuo superior de la cabeza

M. oblicuo inferior de la cabeza


MÚSCULO ERECTOR DE LA COLUMNA

El músculo erector de la columna constituye un conjunto muscular de gran volumen y notable potencia, cuya función principal es mantener la postura erguida y facilitar la extensión y la estabilidad de la columna vertebral. Este complejo muscular se origina en la porción inferior de la espalda, fijándose sobre los relieves óseos próximos a la región lumbosacra. Sus inserciones iniciales se sitúan inmediatamente lateral a las apófisis espinosas lumbares y a la cresta sacra media, así como en la espina ilíaca posterosuperior, en el tercio posterior de la cresta ilíaca, y en el ligamento sacrotuberoso. La masa muscular se organiza en un plano superficial aponeurótico, que aporta un soporte resistente y cobertura a estructuras profundas, y en un plano profundo carnoso, más compacto y especializado en la generación de fuerza. La magnitud y densidad del conjunto muscular ocultan completamente el esqueleto subyacente, subrayando su importancia biomecánica en la región lumbar y torácica baja.

Desde su porción inferior, la masa muscular asciende verticalmente y, al aproximarse a la interlínea entre la duodécima vértebra torácica y la primera vértebra lumbar, se subdivide en tres componentes principales: el músculo iliocostal, el músculo longísimo torácico y el músculo espinoso torácico, cada uno con características estructurales y trayectos específicos que permiten una acción coordinada sobre la columna vertebral.

El músculo iliocostal ocupa la posición más lateral y superficial dentro del erector de la columna. Su disposición le permite extenderse hacia arriba, estableciendo múltiples inserciones distales que definen sus porciones lumbar, torácica y cervical. La porción lumbar se inserta mediante seis tendones en el ángulo posterior de las seis últimas costillas. La porción torácica, igualmente a través de seis tendones, se fija en el ángulo posterior de las seis primeras costillas. Finalmente, la porción cervical establece cuatro inserciones tendinosas en las caras posteriores de las apófisis transversas de las cuatro últimas vértebras cervicales. Es relevante destacar que tanto la porción torácica como la cervical reciben haces musculares adicionales procedentes de los ángulos costales, ubicados medialmente con respecto a las inserciones previas, lo que potencia su capacidad de extensión y estabilidad segmentaria.

El músculo longísimo torácico se sitúa medial y ligeramente profundo al iliocostal. Su origen se encuentra en la región superficial y medial del erector de la columna, incluyendo inserciones en las apófisis espinosas lumbares y en la cresta sacra. Su trayectoria ascendente abarca diecisiete vértebras, atravesando la totalidad de las doce costillas, y emite haces musculares hacia los distintos grupos costovertebrales. La porción medial se dirige a las apófisis transversas de las vértebras torácicas y a las apófisis accesorias de las vértebras lumbares, mientras que la porción lateral se inserta en las apófisis costales lumbares y en las costillas, medialmente al ángulo costal, contribuyendo de manera significativa a la extensión y la lateralización de la columna torácica y lumbar.

El músculo espinoso torácico se encuentra en posición medial al longísimo torácico, en estrecha relación con él. Su origen comprende las apófisis espinosas de las dos primeras vértebras lumbares y de las dos últimas vértebras torácicas, ascendiendo hasta insertarse en las apófisis espinosas de las seis u ocho primeras vértebras torácicas. Esta disposición central y medial le permite participar de manera precisa en la extensión segmentaria de la columna y en la coordinación fina de los movimientos posturales.


MÚSCULOSTRANSVERSOESPINOSOS

Los músculos transversoespinosos constituyen un grupo profundo del dorso cuya función principal es estabilizar y coordinar los movimientos de las vértebras, contribuyendo a la extensión, la rotación y la inclinación de la columna vertebral. Su disposición anatómica permite que estos músculos actúen de manera segmentaria, asegurando la precisión de los movimientos y la estabilidad postural, especialmente en la región torácica y cervical. Dentro de este grupo se reconocen tres subcategorías principales: los semiespinosos, los multífidos y los rotadores, cada uno con características estructurales y funcionales particulares.

El semiespinoso se distingue por su longitud y por su capacidad de abarcar varias vértebras, constituyendo un músculo de gran importancia en la extensión de la columna y en el mantenimiento de la postura erguida. Este músculo se subdivide en dos porciones: la torácica y la cervical. El semiespinoso torácico se origina en las apófisis transversas de las seis últimas vértebras torácicas y se inserta en las apófisis espinosas de las dos últimas vértebras cervicales y de las cuatro primeras torácicas, permitiendo así una acción extensora sobre la porción media de la columna y contribuyendo a la rotación contralateral de la misma. Por su parte, el semiespinoso del cuello se extiende desde las apófisis transversas de las primeras vértebras torácicas hasta las apófisis espinosas de las primeras vértebras cervicales, reforzando la movilidad fina y la estabilidad de la región cervical superior.

Los multífidos y los rotadores se caracterizan por fascículos cortos y poderosos que se dirigen oblicuamente hacia arriba y hacia la línea media, estableciendo un patrón de inserción escalonado que permite una acción segmentaria precisa sobre la columna. En estos músculos, la apófisis transversa de cada vértebra actúa como punto de origen para múltiples fascículos. De manera particular, desde cada apófisis transversa surgen cuatro fascículos, dispuestos de profundo a superficial: el rotador corto, que se inserta en el borde inferior de la lámina de la primera vértebra inmediatamente superior; el rotador largo, que se fija en la parte medial del borde inferior de la lámina de la segunda vértebra situada por encima de la vértebra de origen; y finalmente, los dos fascículos espinosos, uno corto y otro largo, que en conjunto constituyen los multífidos, con inserciones que abarcan desde la base de la apófisis espinosa de la tercera vértebra suprayacente hasta el vértice de la apófisis espinosa de la cuarta vértebra superior.

Esta disposición compleja de fascículos cortos, numerosos e imbricados permite que los multífidos y los rotadores generen una fuerza considerable en un espacio reducido, favoreciendo la estabilidad segmentaria y la transmisión de fuerzas entre vértebras adyacentes. La orientación oblicua de sus fibras permite no solo la extensión, sino también la rotación y la inclinación fina de la columna, asegurando que los movimientos sean precisos y coordinados. La interrelación de estos tres músculos profundos hace que el conjunto de los transversoespinosos sea fundamental para mantener la postura erguida, resistir cargas y proteger las estructuras neurales que discurren por el canal vertebral.


MÚSCULOSINTERESPINOSOS

Los músculos interespinosos están formados por fascículos musculares pequeños, delgados y de forma acintada, que se extienden directamente entre las apófisis espinosas de vértebras adyacentes. Cada fascículo se origina en el borde superior de una apófisis espinosa y se inserta en el borde inferior de la apófisis espinosa de la vértebra inmediatamente superior, formando un sistema de unión segmentaria que conecta de manera estrecha los elementos óseos de la columna vertebral. Esta disposición segmentaria les permite ejercer un control fino sobre la extensión y la estabilidad de cada segmento vertebral, facilitando ajustes posturales precisos sin generar movimientos bruscos que puedan comprometer la integridad de la columna.

En cada espacio intervertebral se observan típicamente dos fascículos, uno a la derecha y otro a la izquierda, de manera simétrica, lo que garantiza un equilibrio de fuerzas a ambos lados de la línea media. Su desarrollo no es uniforme a lo largo de toda la columna: en las regiones cervical y lumbar, donde la movilidad segmentaria es mayor y la necesidad de estabilización fina es más evidente, los músculos interespinosos se encuentran bien desarrollados y constituyen un componente funcional importante. Por el contrario, en la región torácica, caracterizada por una movilidad reducida debido a la presencia de las costillas y a la rigidez estructural de esta porción de la columna, estos músculos tienden a atrofiarse o incluso pueden estar ausentes, reflejando la menor demanda funcional en este sector.

La morfología acintada y la limitada longitud de estos fascículos les confieren eficiencia en la transmisión de fuerzas a nivel intervertebral, evitando tensiones excesivas sobre segmentos adyacentes y contribuyendo a la protección de los elementos neurales que se encuentran en el canal vertebral. A pesar de su pequeño tamaño, su acción coordinada y bilateral es esencial para la estabilidad dinámica de la columna, especialmente en movimientos de extensión y corrección postural fina, demostrando que incluso los músculos más discretos tienen un papel crucial en la biomecánica vertebral.


MÚSCULOSINTERTRANSVERSOS

Los músculos intertransversos constituyen un grupo de fibras musculares cortas y aplanadas, de configuración generalmente cuadrilátera, cuya disposición anatómica los ubica entre las apófisis transversas de vértebras adyacentes. Cada fascículo se extiende desde la apófisis transversa de una vértebra hasta la apófisis transversa inmediatamente superior, ocupando el espacio intertransverso de manera directa y funcional. Su estructura relativamente delgada y aplanada refleja la especialización de estos músculos para intervenir en ajustes finos de la postura y en la estabilidad lateral de la columna, más que en la generación de grandes movimientos.

En cada espacio intertransverso de la columna cervical y lumbar se observan típicamente dos fascículos musculares, uno en el lado derecho y otro en el lado izquierdo, garantizando un equilibrio simétrico que permite la inclinación lateral segmentaria de la columna y la estabilización de las vértebras adyacentes durante movimientos dinámicos del tronco. La disposición bilateral y paralela de estos músculos facilita correcciones sutiles en la posición vertebral y contribuye a la coordinación precisa de la musculatura profunda del dorso.

Por contraste, en la columna torácica, donde la movilidad lateral es limitada debido a la rigidez impuesta por la caja torácica y la articulación costovertebral, los músculos intertransversos aparecen reducidos a una sola lengüeta muscular, débil y poco desarrollada. Esta diferencia regional evidencia la adaptación funcional de la musculatura profunda a las necesidades biomecánicas específicas de cada porción de la columna vertebral: mientras que en regiones altamente móviles como la cervical y la lumbar los intertransversos son importantes estabilizadores segmentarios, en la zona torácica su contribución es mínima.

A pesar de su tamaño modesto, los músculos intertransversos desempeñan un papel fundamental en la coordinación postural fina y en la transmisión de fuerzas entre vértebras adyacentes, complementando la acción de otros músculos profundos como los transversoespinosos y los interespinosos. Su presencia y disposición estratégica permiten que incluso los movimientos más delicados de inclinación lateral y corrección segmentaria se realicen con estabilidad y precisión, demostrando la relevancia funcional de esta musculatura discreta dentro del complejo sistema de soporte de la columna vertebral.


INERVACIÓN DE LOS MÚSCULOS PROPIOS DEL DORSO

Los músculos profundos de la columna reciben su inervación a través de filetes nerviosos que provienen de los ramos posteriores de los nervios espinales, lo que asegura un control segmentario preciso de cada porción de la musculatura. Esta inervación segmentaria permite que cada fascículo pueda contraerse de manera independiente, favoreciendo la coordinación fina y la estabilidad dinámica de la columna vertebral durante los distintos movimientos del tronco.

Anatómicamente, el conjunto de estos músculos ocupa los surcos situados a ambos lados de las apófisis espinosas, conformando dos relieves musculares paralelos y potentes que flanquean la línea media de la columna. La disposición de estos relieves convierte a las apófisis espinosas en una depresión longitudinal, cuya profundidad es proporcional al desarrollo y al grosor de la musculatura adyacente. De esta manera, la masa muscular no solo cumple una función de movilidad, sino que actúa como soporte estructural, modulando la forma y la resistencia de la columna vertebral frente a cargas externas y a la fuerza de la gravedad.

La fuerza generada por estos músculos profundos es determinante para mantener la postura erguida y asegurar la estabilidad estática y dinámica de la columna vertebral. Cuando la integridad funcional de este grupo se ve comprometida, como ocurre en casos de parálisis o debilidad muscular significativa, la columna pierde su capacidad de sostén segmentario. Esta pérdida de estabilidad puede dar lugar a deformidades progresivas, entre ellas la escoliosis paralítica, en la que la desviación lateral de la columna refleja la falta de equilibrio entre los músculos estabilizadores derecho e izquierdo.

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
    1. Latarjet, M., Ruiz Liard, A., & Pró, E. (2019). Anatomía humana (5.ª ed., Vols. 1–2). Médica Panamericana.
      ISBN: 9789500695923
    2. Dalley II, A. F., & Agur, A. M. R. (2022). Moore: Anatomía con orientación clínica (9.ª ed.). Wolters Kluwer (Lippincott Williams & Wilkins).
      ISBN: 9781975154120
    3. Standring, S. (Ed.). (2020). Gray’s anatomy: The anatomical basis of clinical practice (42.ª ed.). Elsevier.
      ISBN: 9780702077050
    4. Netter, F. H. (2023). Atlas de anatomía humana (8.ª ed.). Elsevier.
      ISBN: 9780323793745
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