Las fístulas arteriovenosas durales espinales son lesiones congénitas que se presentan con hemorragia subaracnoidea espinal o mielorradiculopatía. Estas malformaciones se localizan mayormente en la región toracolumbar, lo que provoca alteraciones motoras y sensitivas en las extremidades inferiores, así como trastornos en el control de esfínteres. Uno de los síntomas más característicos es el dolor intenso en las piernas o la espalda, que puede ser debilitante y afectar significativamente la calidad de vida del paciente.
Durante la evaluación clínica, se pueden observar déficits motores en las extremidades inferiores, que pueden ser clasificados como superiores, inferiores o mixtos. Además, los déficits sensitivos suelen ser extensos, aunque en ocasiones pueden limitarse a un patrón radicular específico, lo que sugiere la implicación de raíces nerviosas en el proceso patológico. En el caso de las fístulas durales cervicales, también pueden presentarse síntomas y signos en los brazos, lo que indica la extensión de la afectación neurológica.
La resonancia magnética de columna puede no detectar la fístula arteriovenosa dural espinal en todos los casos; sin embargo, muchas veces se observan hiperintensidades en T2 en la médula espinal o vacíos de flujo perimedular, lo que sugiere la presencia de una alteración vascular. La mielografía, que se realiza con el paciente en posición prono y supino, puede revelar defectos de llenado serpiginosos debido a la presencia de vasos sanguíneos dilatados, lo que es indicativo de la fístula.
Para confirmar el diagnóstico y planificar el tratamiento adecuado, se requiere arteriografía selectiva espinal. La mayoría de estas lesiones son extramedulares y se localizan por detrás de la médula espinal, ya sea intradural o extradurales. El tratamiento de estas fístulas es relativamente sencillo y puede incluir la ligadura de los vasos de alimentación y la excisión de la anomalía fistulosa, o bien, la realización de procedimientos de embolización.
El retraso en el tratamiento puede tener consecuencias graves, incluyendo un aumento de la discapacidad irreversible o la muerte debido a hemorragias subaracnoideas recurrentes. Por lo tanto, la identificación temprana y el manejo adecuado de las fístulas arteriovenosas durales espinales son esenciales para mejorar el pronóstico neurológico de los pacientes afectados y prevenir complicaciones potencialmente mortales.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.