Trombocitopenia debida a fármacos
Trombocitopenia debida a fármacos

Trombocitopenia debida a fármacos

La trombocitopatía inducida por fármacos es una condición en la que los medicamentos causan una disminución anormal en el número de plaquetas en la sangre, conocida como trombocitopenia. Esta trombocitopenia puede tener múltiples mecanismos subyacentes, pero en su forma más común está mediada por mecanismos inmunológicos. Sin embargo, también puede ser provocada por una supresión directa de la médula ósea, lo que impide la producción adecuada de plaquetas.

En los casos de trombocitopenia inducida por fármacos mediada por anticuerpos, el proceso patológico suele implicar una reacción inmunitaria en la que el fármaco o un metabolito del fármaco actúa como un hapteno, es decir, una sustancia que por sí sola no es inmunogénica, pero que al unirse a proteínas en la superficie de las plaquetas puede desencadenar la formación de anticuerpos. Estos anticuerpos se unen a las plaquetas, marcándolas para su destrucción por parte de los fagocitos, lo que lleva a una reducción en su número. Este tipo de trombocitopenia suele presentarse de manera aguda, típicamente entre los 5 y los 14 días posteriores a la exposición al fármaco que desencadena la reacción. Los síntomas más comunes son una disminución significativa de las plaquetas en la sangre y episodios de sangrado mucocutáneo, como petequias, equimosis o hemorragias nasales.

En cuanto a la resolución de la trombocitopenia inducida por fármacos, el factor más importante es la discontinuación del fármaco que está causando la reacción. En la mayoría de los casos, al retirar el medicamento desencadenante, los niveles de plaquetas comienzan a normalizarse en un periodo de 3 a 7 días. No obstante, la velocidad de esta recuperación depende de diversos factores, entre ellos la rapidez con la que el fármaco es eliminado del cuerpo, lo cual puede verse influido por la función hepática y renal del paciente. En pacientes con insuficiencia hepática o renal, la eliminación del fármaco puede retrasarse, prolongando la duración de la trombocitopenia.

En los casos más graves, donde la trombocitopenia es severa y existe un riesgo significativo de hemorragias, el tratamiento suele incluir transfusiones de plaquetas para aumentar temporalmente el número de plaquetas circulantes y reducir el riesgo de hemorragia. Además, en algunos pacientes, la administración de inmunoglobulina intravenosa (IVIG, por sus siglas en inglés) puede ser útil, ya que la IVIG puede bloquear la destrucción de plaquetas mediada por anticuerpos, modula la respuesta inmunitaria y puede acelerar la recuperación de las plaquetas en situaciones más graves.

Agentes analgésicos

Los analgésicos no esteroides, como el acetaminofén, el diclofenaco, el ibuprofeno, el naproxeno y el sulindac, son medicamentos comúnmente utilizados para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Aunque son generalmente bien tolerados, se ha observado que pueden inducir trombocitopenia, probablemente debido a una reacción inmunológica que involucra la formación de complejos inmunes que destruyen las plaquetas o alteran su función. La trombocitopenia asociada con estos medicamentos se presenta con mayor frecuencia en pacientes que han estado expuestos a estos fármacos durante un período prolongado.

Agentes anticoagulantes

Los anticoagulantes, como la heparina y la heparina de bajo peso molecular, son utilizados para prevenir y tratar tromboembolismos. La trombocitopenia inducida por heparina es una de las formas más conocidas de trombocitopenia asociada a fármacos, y se denomina trombocitopenia inducida por heparina mediada por anticuerpos. En este caso, la heparina puede inducir la formación de anticuerpos que activan las plaquetas y, en lugar de prevenir la formación de coágulos, promueven su formación de manera anómala, lo que puede llevar a la trombocitopenia y a un aumento en el riesgo de trombosis.

Agentes antimicrobianos

Varios fármacos antimicrobianos, como adefovir, fluconazol, indinavir, isoniazida, linezolid, penicilinas, remdesivir, rifampicina, ritonavir, fármacos sulfonamídicos y vancomicina, han sido implicados en la inducción de trombocitopenia. Estos fármacos pueden desencadenar reacciones inmunológicas que involucran la formación de anticuerpos dirigidos contra las plaquetas o sus precursores en la médula ósea. En algunos casos, la trombocitopenia puede ser el resultado de un efecto directo tóxico sobre la médula ósea o debido a la alteración de la función plaquetaria.

Agentes antiplaquetarios

Los fármacos antiplaquetarios, como abciximab, anagrelida, eptifibatida, ticlopidina y tirofiban, se utilizan para prevenir la agregación plaquetaria en diversas condiciones cardiovasculares. Estos agentes tienen un alto potencial para inducir trombocitopenia, ya que actúan directamente sobre las plaquetas, modificando su función o provocando su destrucción acelerada mediante mecanismos inmunológicos o reacciones de hipersensibilidad.

Agentes cardiovasculares

Diversos medicamentos cardiovasculares pueden estar asociados con trombocitopenia, incluyendo amiodarona, atorvastatina, captopril, digoxina, hidroclorotiazida, procainamida y simvastatina. Algunos de estos fármacos, como la amiodarona, pueden inducir trombocitopenia a través de mecanismos inmunitarios, mientras que otros, como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (como el captopril), pueden tener efectos indirectos sobre la médula ósea o la función plaquetaria.

Agentes de quimioterapia

La quimioterapia, utilizada en el tratamiento del cáncer, está estrechamente asociada con la trombocitopenia. Los agentes quimioterápicos tienen efectos tóxicos sobre la médula ósea, lo que puede llevar a una supresión de la producción de plaquetas. La gravedad de la trombocitopenia varía según el tipo de medicamento, la dosis y la duración del tratamiento, y puede requerir transfusiones de plaquetas para manejar los niveles bajos de plaquetas en la sangre.

Agentes gastrointestinales

Medicamentos como cimetidina y famotidina, que son antagonistas de los receptores H2 de histamina utilizados para tratar trastornos gástricos como úlceras y reflujo gastroesofágico, también pueden causar trombocitopenia. La trombocitopenia inducida por estos fármacos suele ser menos común y generalmente está asociada con un efecto inmunológico directo sobre las plaquetas.

Agentes inmunomoduladores

Los interferones alfa y rituximab son agentes inmunomoduladores utilizados en el tratamiento de diversas enfermedades autoinmunes y tipos de cáncer. Ambos pueden inducir trombocitopenia, aunque por mecanismos diferentes. El interferón alfa puede inducir una respuesta inmunitaria que destruye las plaquetas, mientras que el rituximab, que actúa sobre las células B, puede interferir con la regulación de la respuesta inmune y contribuir a la disminución de plaquetas.

Agentes inmunosupresores

Los inmunosupresores como el mycophenolate mofetil y el tacrolimus se utilizan para prevenir el rechazo en trasplantes de órganos y para tratar enfermedades autoinmunes. Estos medicamentos pueden causar trombocitopenia principalmente al suprimir la producción de plaquetas en la médula ósea, aunque en algunos casos también pueden inducir reacciones inmunológicas que destruyen las plaquetas.

Agentes neuropsiquiátricos

Los medicamentos utilizados para tratar trastornos neuropsiquiátricos, como carbamazepina, haloperidol, metildopa y fenitoína, también se han asociado con trombocitopenia. En el caso de la carbamazepina, la trombocitopenia puede deberse a una reacción alérgica o inmunológica, mientras que en la fenitoína, el mecanismo de la trombocitopenia parece estar relacionado con la toxicidad directa en la médula ósea.

Otros agentes

Existen otros fármacos menos comunes que pueden inducir trombocitopenia, como las vacunas (por ejemplo, en algunos casos de vacunas contra la fiebre amarilla o el sarampión) y los colorantes de contraste yodados, que se utilizan en procedimientos de diagnóstico por imagen. Estos agentes pueden inducir reacciones alérgicas o inmunológicas que afectan la función plaquetaria o su producción.

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
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Originally posted on 23 de noviembre de 2024 @ 8:53 AM

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