La infección por Helicobacter pylori y la gastritis asociada con esta bacteria se consideran factores coadyuvantes esenciales en la génesis de la mayoría de las úlceras duodenales y gástricas que no están relacionadas con el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINEs). Este fenómeno ha sido bien documentado en estudios clínicos y microbiológicos, que han demostrado un vínculo estrecho entre la presencia de H. pylori en el tracto gastrointestinal y el desarrollo de úlceras pépticas.
El mecanismo mediante el cual H. pylori contribuye a la formación de úlceras no se limita simplemente a la presencia de la bacteria en el estómago, sino que involucra una serie de interacciones complejas entre el microorganismo, la mucosa gástrica y el sistema inmunológico del huésped. En primer lugar, H. pylori es capaz de colonizar la mucosa gástrica y establecer una infección crónica. La bacteria tiene una notable capacidad para sobrevivir en un entorno ácido, gracias a su producción de ureasa, que neutraliza el ácido gástrico y crea un microambiente menos hostil para su supervivencia. Esto le permite adherirse a las células epiteliales de la mucosa gástrica, donde puede desencadenar una respuesta inflamatoria crónica.
La inflamación crónica provocada por H. pylori da lugar a una gastritis, que a su vez interfiere con la integridad de la mucosa gástrica y disminuye su capacidad para resistir los efectos dañinos del ácido gástrico. Además, la presencia de la bacteria altera la producción de moco protector y las secreciones bicarbonatadas, lo que disminuye la capacidad de la mucosa para neutralizar el ácido en la luz gástrica. Este daño a la barrera mucosa facilita la acción nociva del ácido gástrico y las pepsinas, enzimas proteolíticas que descomponen las proteínas de las células de la mucosa gástrica, contribuyendo así a la formación de úlceras.
Aunque la prevalencia de la infección por H. pylori en pacientes con úlceras duodenales es notablemente alta (entre un 70% y un 90% de los casos), en los pacientes con úlceras gástricas la asociación es algo menor, pero igualmente significativa, sobre todo en aquellos en los que no se pueden identificar factores de riesgo relacionados con el uso de AINEs o alcohol. En estos pacientes, H. pylori se encuentra en la mayoría de los casos, lo que subraya su rol crucial en la etiología de las úlceras gástricas.
La relación entre H. pylori y las úlceras pépticas se ve reforzada por el hecho de que la erradicación de la bacteria mediante tratamiento antibiótico en pacientes infectados ha demostrado ser eficaz en la curación de las úlceras y en la prevención de recaídas. Sin embargo, no todos los pacientes infectados desarrollan úlceras, lo que sugiere que la presencia de H. pylori por sí sola no es suficiente para causar la enfermedad ulcerosa. Se estima que solo alrededor del 10% de los pacientes infectados con H. pylori desarrollarán úlceras, lo que sugiere que factores genéticos del huésped, la virulencia de la cepa bacteriana y otros factores ambientales o de estilo de vida (como el estrés, la dieta y la predisposición genética) juegan un papel crucial en la progresión de la infección a enfermedad ulcerosa.
El vínculo entre H. pylori y las úlceras pépticas, en particular las duodenales, es más fuerte debido a que el duodeno es una zona del tracto gastrointestinal donde los efectos del ácido gástrico son más pronunciados. La infección por H. pylorien este contexto provoca una alteración de la defensa mucosa y un aumento en la producción de ácido gástrico, lo que contribuye al daño de la mucosa duodenal y a la formación de úlceras. En contraste, las úlceras gástricas pueden ser más complejas, ya que también involucran factores como la alteración del vaciamiento gástrico, la disfunción del esfínter pilórico y otros elementos del ambiente gástrico.
La historia natural de la enfermedad ulcerosa péptica asociada a Helicobacter pylori está claramente definida y muestra una alta tasa de recurrencia en ausencia de tratamiento antibiótico para erradicar la bacteria. Sin intervención terapéutica, se estima que un 85% de los pacientes con úlceras pépticas relacionadas con H. pylori experimentarán una recurrencia endoscópicamente visible dentro de un año. Esta recurrencia no solo es frecuente, sino que también puede estar acompañada de síntomas en aproximadamente la mitad de los casos, lo que subraya la persistencia del problema clínico a pesar de los tratamientos iniciales.
La recurrencia endoscópica visible de las úlceras en estos pacientes refleja la capacidad de H. pylori para inducir una inflamación crónica de la mucosa gástrica o duodenal, lo que favorece la persistencia del daño tisular. En ausencia de tratamiento, la bacteria continúa su colonización y ejerce efectos lesivos sobre la mucosa, facilitando la erosión de la capa protectora del epitelio gástrico y duodenal, lo que permite la acción del ácido gástrico y las pepsinas, contribuyendo al desarrollo de nuevas úlceras.
Sin embargo, después de la erradicación exitosa de H. pylori mediante antibióticos, las tasas de recurrencia de las úlceras disminuyen drásticamente, situándose en un rango de entre 5% y 20% al cabo de un año. Esta reducción significativa en la recurrencia de las úlceras es un indicativo claro de que la presencia de H. pylori es un factor determinante en la patogenia de la enfermedad ulcerosa péptica. La erradicación de la bacteria elimina la causa subyacente de la gastritis crónica y la alteración de la barrera mucosa gástrica, lo que reduce sustancialmente el riesgo de formación de úlceras.
Sin embargo, incluso después de la erradicación de H. pylori, las úlceras pueden recidivar en algunos casos. En estos pacientes, la recurrencia de las úlceras suele estar asociada a factores adicionales, siendo el uso de antiinflamatorios no esteroides (AINEs) la causa más común. Los AINEs, al interferir con la síntesis de prostaglandinas que protegen la mucosa gástrica, pueden inducir ulceraciones en el tracto gastrointestinal, incluso en pacientes que han sido tratados con éxito para erradicar la infección por H. pylori. La segunda causa menos frecuente de recurrencia es la reinfección con H. pylori, un fenómeno raro, pero posible, especialmente en pacientes con factores de riesgo como condiciones de vida en ambientes con altas tasas de transmisión de la bacteria.

Fuente y lecturas recomendadas:
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Originally posted on 27 de diciembre de 2024 @ 8:55 AM