Los recién nacidos, en comparación con otras etapas del desarrollo pediátrico, presentan una serie de características fisiológicas que los distinguen notablemente. Este fenómeno se debe a la necesidad imperiosa de adaptación del neonato desde un entorno intrauterino, donde se encuentra protegido y nutrido a través de la placenta, hacia un medio externo, el cual demanda respuestas fisiológicas y metabólicas específicas para la supervivencia y el desarrollo adecuado.
Es crucial destacar que el recién nacido pasa por una transición abrupta al momento del nacimiento, lo que conlleva a una serie de cambios fisiológicos esenciales para su supervivencia. Durante el embarazo, el feto recibe oxígeno y nutrientes a través de la placenta, mientras que sus sistemas cardiovascular, respiratorio y metabólico se encuentran adaptados para esta modalidad de suministro. Sin embargo, al nacer, el neonato debe realizar una rápida transición a la respiración pulmonar y a la ingesta de alimento por vía oral, lo que implica la activación de mecanismos de regulación cardiovascular, respiratoria, y metabólica que aseguren la adecuada oxigenación y nutrición.
Uno de los cambios más notorios es la adaptación del sistema respiratorio. Antes del nacimiento, los pulmones del feto se encuentran llenos de líquido amniótico y no participan activamente en el intercambio gaseoso. Al nacer, el neonato debe eliminar este líquido y expandir sus pulmones para iniciar la respiración pulmonar. Además, la circulación fetal se reorganiza para adaptarse a los cambios en la presión y el flujo sanguíneo que ocurren con la primera respiración y la ligadura del cordón umbilical.
Otro aspecto fundamental es la adaptación metabólica. Durante la vida intrauterina, el feto obtiene glucosa y otros nutrientes a través de la placenta, pero al nacer, debe depender de sus reservas de glucógeno hepático y de la ingesta de leche materna o fórmula para mantener un suministro constante de energía. Esta transición requiere una rápida adaptación del metabolismo y del sistema digestivo del neonato.
Además de los cambios inmediatos asociados con el nacimiento, el recién nacido también enfrenta demandas fisiológicas únicas relacionadas con su rápido crecimiento y desarrollo. Durante los primeros años de vida, los bebés experimentan un crecimiento acelerado tanto a nivel físico como cognitivo, lo que requiere un suministro constante de nutrientes y energía para mantener un ritmo óptimo de desarrollo.

Originally posted on 30 de marzo de 2024 @ 12:32 PM