Enseñar a formular preguntas clínicas
Enseñar a formular preguntas clínicas

Enseñar a formular preguntas clínicas

Enseñar a formular preguntas clínicas es una habilidad fundamental que constituye la espina dorsal de la práctica y la docencia de la medicina basada en la evidencia (MBE). Este proceso no solo se centra en la adquisición de conocimientos, sino que se extiende a la mejora de la toma de decisiones clínicas, el aprendizaje continuo y el desarrollo de competencias en la gestión de la atención al paciente. Las preguntas bien formuladas son la clave para promover una práctica clínica fundamentada en la evidencia, ya que permiten a los profesionales de la salud identificar las áreas donde se requiere información adicional, dirigiendo sus esfuerzos hacia las necesidades más apremiantes y relevantes para cada paciente. A continuación, se explican los aspectos esenciales que fundamentan por qué enseñar a formular preguntas clínicas es tan crucial, tanto para la práctica clínica como para la enseñanza en el ámbito de la medicina.

1. La importancia de las preguntas clínicas en la medicina basada en la evidencia
En la medicina basada en la evidencia, las decisiones clínicas deben estar fundamentadas en la mejor información disponible. La formulación adecuada de preguntas es la primera etapa en este proceso, ya que permite a los médicos identificar claramente el tipo de evidencia que necesitan para abordar de manera efectiva las situaciones clínicas de sus pacientes. La formulación de preguntas estructuradas permite centrarse en aspectos específicos, como el diagnóstico, el pronóstico, las intervenciones terapéuticas y la prevención, todo ello dirigido a mejorar la atención del paciente. Así, las preguntas bien planteadas son esenciales no solo para la búsqueda de evidencia, sino también para evaluar su aplicabilidad en el contexto particular de cada paciente.

2. Las preguntas en el contexto de los pacientes y del aprendizaje del médico
La formulación de preguntas clínicas no solo debe centrarse en la atención del paciente, sino también en las necesidades de aprendizaje del médico. Como docentes, uno de los mayores retos es identificar aquellas preguntas que abarcan tanto las necesidades clínicas de los pacientes como las necesidades educativas de los estudiantes. Esto requiere una comprensión profunda del contexto clínico y educativo, y de cómo las preguntas pueden guiar tanto a los profesionales como a los estudiantes hacia un aprendizaje más efectivo. Al formular preguntas que conecten directamente con los problemas que los pacientes enfrentan, los médicos y estudiantes pueden identificar áreas de conocimiento que deben fortalecer, desarrollando así habilidades críticas que les permitan tomar decisiones informadas.

3. La relación entre la formulación de preguntas y la mejora del aprendizaje
La habilidad para formular preguntas clínicas no es algo que se adquiera de forma instantánea. Es un proceso que mejora con la experiencia y con la práctica. A medida que los médicos ganan experiencia en la práctica clínica y en la formulación de preguntas, también desarrollan la capacidad para enseñar a otros cómo hacerlo. Este proceso de aprendizaje continuo permite que los profesionales identifiquen más fácilmente las lagunas en su conocimiento y enfoquen sus esfuerzos en obtener información que sea directamente aplicable a su práctica clínica. Además, enseñar a otros a formular preguntas también refuerza el conocimiento del propio docente, ya que este debe ser capaz de explicar y justificar las razones por las cuales ciertas preguntas son más útiles que otras en contextos específicos.

4. El papel de los ejemplos en la enseñanza de la formulación de preguntas
Una de las formas más efectivas de enseñar a formular preguntas clínicas es mediante ejemplos. Al mostrar ejemplos concretos de buenas preguntas clínicas frente a los estudiantes, los docentes no solo ilustran cómo se deben formular preguntas, sino que también dan un ejemplo práctico de cómo enfrentar situaciones clínicas en tiempo real. Este enfoque permite que los estudiantes comprendan el proceso de pensamiento detrás de cada pregunta, lo que les ayuda a desarrollar su propia capacidad para formular preguntas de manera independiente. Además, este enfoque enseña a los estudiantes que las preguntas no deben ser rígidas ni fijas; deben adaptarse a las circunstancias cambiantes de la práctica clínica, de los pacientes y del entorno educativo.

5. Reconocimiento de las limitaciones y la disonancia cognitiva
Una de las enseñanzas más valiosas que los docentes pueden transmitir a los estudiantes es el reconocimiento de que no se sabe todo. Como médicos, todos enfrentamos momentos en los que nos damos cuenta de que hay lagunas en nuestro conocimiento, lo que genera lo que se conoce como disonancia cognitiva: la incomodidad de no poder proporcionar una respuesta inmediata o precisa ante un problema. Sin embargo, esta disonancia no debe verse como una debilidad, sino como una oportunidad para aprender y crecer. Al enseñar a los estudiantes a formular preguntas clínicas, los docentes también modelan cómo reconocer estas lagunas en el conocimiento y cómo abordarlas de manera efectiva mediante la formulación de nuevas preguntas. Este enfoque permite que los estudiantes vean que la incertidumbre y la necesidad de obtener respuestas no son obstáculos, sino componentes naturales del proceso de aprendizaje y de la práctica médica.

6. Establecimiento de un enfoque adaptativo hacia la solución de problemas
A través de la enseñanza de la formulación de preguntas, los docentes también muestran a los estudiantes cómo abordar los problemas de manera adaptativa. La capacidad para formular preguntas claras y enfocadas refleja una mentalidad flexible y dinámica que es crucial en la medicina, donde los casos y las circunstancias pueden cambiar rápidamente. Los estudiantes aprenden que, si bien es fundamental tener una base sólida de conocimiento, también es necesario ser adaptativos y estar dispuestos a replantear las preguntas en función de nueva información o de cambios en el contexto clínico. Este tipo de enfoque adaptativo fomenta el aprendizaje autónomo y la capacidad de los estudiantes para manejar la incertidumbre y la complejidad en su futura práctica profesional.

 

Pasos

1. Reconocimiento: Identificación de las combinaciones de necesidades del paciente y del alumno

El primer paso en la enseñanza de la formulación de preguntas clínicas en el marco de la medicina basada en la evidencia es el reconocimiento de las oportunidades que surgen en la práctica clínica para que los estudiantes formulen preguntas relevantes. Esto implica la capacidad de identificar situaciones clínicas que presenten tanto necesidades del pacientecomo necesidades de aprendizaje para el alumno.

En el contexto clínico, el paciente es siempre el punto de partida, y las preguntas deben centrarse en sus necesidades, ya sea para mejorar el diagnóstico, determinar el tratamiento más adecuado, o predecir su pronóstico. Sin embargo, estas necesidades clínicas pueden alinearse con áreas en las que el estudiante también requiere una mayor comprensión o conocimiento. Por ejemplo, un paciente con una enfermedad rara puede proporcionar una excelente oportunidad para que un estudiante formule preguntas sobre esa patología, lo que simultáneamente satisface las necesidades del paciente y las del estudiante. El docente debe entrenar a los alumnos para identificar estas situaciones en las que las necesidades del paciente y del estudiante se intersectan, creando un contexto propicio para aprender mediante la formulación de preguntas.

Este paso también requiere que los estudiantes desarrollen una mentalidad crítica para reconocer la importancia de las preguntas en cada caso clínico. Esto no solo implica detectar las lagunas en su conocimiento, sino también ser capaces de identificar qué áreas del caso clínico podrían beneficiarse de la investigación de evidencia adicional. Este reconocimiento de las oportunidades para formular preguntas es una habilidad que se afina con la práctica, y es un aspecto esencial para el aprendizaje activo basado en la evidencia.

2. Selección: Elección de la pregunta más relevante para el momento clínico

Una vez identificadas las posibles oportunidades para formular preguntas, el siguiente paso es la selección de la pregunta más relevante. En este paso, los estudiantes deben aprender a elegir entre diversas preguntas potenciales la que mejor se adapte a las necesidades tanto del paciente como del alumno en ese momento clínico particular.

La selección de la pregunta correcta no es siempre una tarea sencilla, ya que en la práctica clínica pueden surgir múltiples áreas de incertidumbre. Sin embargo, no todas las preguntas son igualmente relevantes o útiles en cada momento. El docente debe enseñar a los estudiantes a priorizar aquellas preguntas que, si se responden, tendrán un impacto más directo en la atención del paciente. Además, la selección debe considerar también el nivel de conocimiento del alumno y sus necesidades educativas. Preguntas demasiado complejas o fuera del alcance de los conocimientos actuales del estudiante pueden generar frustración, mientras que preguntas más sencillas pueden no ofrecer una oportunidad real de aprendizaje.

En este paso, es importante que los estudiantes aprendan a formular preguntas que sean específicas y factibles de investigar, dentro del contexto de tiempo y recursos disponibles. Esta selección adecuada de preguntas les permitirá enfocar sus esfuerzos en obtener respuestas útiles y aplicables a la situación clínica actual, lo que optimiza tanto el aprendizaje como la calidad de la atención al paciente.

3. Orientación: Guiar al alumno para transformar lagunas de conocimiento en preguntas clínicas bien formuladas

El tercer paso es la orientación, que se refiere a cómo guiar al alumno para que transforme las lagunas en su conocimiento en preguntas clínicas bien estructuradas. La habilidad para formular una pregunta clínica precisa y bien estructurada es esencial para la medicina basada en la evidencia, ya que de ello depende en gran medida la efectividad de la búsqueda de información relevante.

Una buena pregunta clínica debe ser clara, específica y responder a un problema concreto que surja en la atención del paciente. Existen varios marcos para estructurar preguntas clínicas, como el formato PICO (Paciente/Problema, Intervención, Comparación, Outcome/Resultado), que facilita la organización de las preguntas de manera lógica y sistemática. El docente debe enseñar a los estudiantes cómo aplicar estos marcos de manera que puedan formular preguntas que sean claras y susceptibles de obtener respuestas desde la evidencia disponible.

Además, los docentes deben ayudar a los estudiantes a reconocer las lagunas de conocimiento que pueden ser transformadas en preguntas. Por ejemplo, si un estudiante está tratando de tratar a un paciente con una determinada condición, puede que no sepa si un tratamiento específico es eficaz para ese tipo de paciente. El docente debe orientar al estudiante para que formule una pregunta que explore este aspecto de la atención, como “¿Cuáles son los efectos del tratamiento X en pacientes con la condición Y?” Al estructurar esta pregunta adecuadamente, se facilita la búsqueda de evidencia y la interpretación de los resultados de manera más eficiente.

4. Evaluación: Valoración de la capacidad del alumno para formular preguntas clínicas adecuadas

El último paso en el proceso de enseñanza de la formulación de preguntas es la evaluación de la habilidad del alumno para formular preguntas clínicas relevantes y que puedan ser respondidas a través de la búsqueda de evidencia. Evaluar esta habilidad implica no solo comprobar si las preguntas formuladas son claras y bien estructuradas, sino también valorar si estas preguntas están alineadas con los objetivos clínicos y de aprendizaje en ese contexto específico.

El docente debe revisar las preguntas formuladas por los estudiantes, evaluando su calidad y adecuación. ¿Están bien formuladas? ¿Son lo suficientemente específicas y centradas en el paciente? ¿Abordan aspectos que puedan tener un impacto directo en la atención al paciente o en el proceso de aprendizaje del estudiante? Además, el docente debe evaluar si el estudiante es capaz de justificar por qué una pregunta es relevante en ese momento y si entiende cómo buscar la evidencia que podría responder a esa pregunta.

Una evaluación eficaz también debe considerar la habilidad del estudiante para usar los recursos disponibles para encontrar respuestas a las preguntas. Esto incluye la capacidad para utilizar bases de datos de investigación, guías clínicas, y otros recursos relevantes, así como para evaluar críticamente la calidad de la evidencia encontrada.

 

Homo medicus

 


 

Guías de estudio. Homo medicus.
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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Straus, S. E., Glasziou, P., Richardson, W. S., & Haynes, R. B. (2019). Medicina basada en la evidencia (5.ª ed.). Elsevier.
  2. Arceo Díaz, J. L., Ornelas Aguirre, J. M., & Domínguez Salcido, S. (2010). Manual de medicina basada en evidencias. Editorial El Manual Moderno.
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Originally posted on 5 de diciembre de 2024 @ 1:59 AM

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