Durante un episodio de angina, el examen físico a menudo revela un aumento significativo en la presión arterial sistólica y diastólica, aunque también es posible observar hipotensión. Estos cambios en la presión arterial pueden proporcionar indicios sobre la severidad de la isquemia subyacente y, en algunos casos, pueden estar relacionados con un mecanismo fisiopatológico conocido como el reflejo de Bezold-Jarisch.
El reflejo de Bezold-Jarisch es una respuesta autonómica que puede ser activada por la isquemia del miocardio, particularmente en la región inferior del corazón. Este reflejo resulta en una disminución de la frecuencia cardíaca y una vasodilatación generalizada, lo que puede llevar a la aparición de hipotensión. La presencia de bradicardia junto con la hipotensión durante un episodio de angina puede ser indicativa de una isquemia más severa o localizada en la región inferior del corazón.
En algunos casos, durante el dolor anginoso, es posible detectar un ritmo de galope en la auscultación cardíaca. Este ritmo se debe a la presencia de una tercera o cuarta fase del tono cardíaco, y puede ser un indicativo de disfunción del miocardio. Además, un murmullo sistólico apical, que puede deberse a una regurgitación mitral transitoria causada por disfunción del músculo papilar, también puede ser audible. Esta regurgitación mitral es el resultado de una alteración en la función de los músculos papilares que sostienen las válvulas mitral y, por lo tanto, afecta la competencia de la válvula durante el ciclo cardíaco.
Además, durante un episodio de angina, pueden aparecer arritmias supraventriculares o ventriculares. Estas arritmias pueden ser el factor desencadenante del episodio de angina o pueden desarrollarse como una consecuencia de la isquemia miocárdica. Las arritmias ventriculares, por ejemplo, pueden surgir debido a la irritación del miocardio isquémico y pueden agravar la condición clínica del paciente.
Es fundamental identificar signos de enfermedades que puedan contribuir a o acompañar la enfermedad cardíaca aterosclerótica, ya que estas condiciones pueden influir significativamente en la presentación clínica y el manejo de la enfermedad cardiovascular. Varias enfermedades y condiciones asociadas que deben ser evaluadas como por ejemplo:
- Diabetes Mellitus: Los pacientes con diabetes mellitus tienen un riesgo aumentado de enfermedad cardíaca aterosclerótica. La presencia de retinopatía diabética, que se manifiesta por cambios patológicos en la retina, o neuropatía diabética, que puede afectar tanto a los nervios periféricos como a los autonómicos, puede indicar un mal control de la diabetes y un mayor riesgo cardiovascular. La evaluación de estos signos es esencial para un manejo integral del riesgo cardiovascular.
- Xantomas Tendinosos y Xantelasmas: Los xantomas tendinosos, que son depósitos de colesterol en los tendones, y los xantelasmas, que son placas de colesterol en la piel alrededor de los ojos, son manifestaciones clínicas de dislipidemia severa. Estas condiciones pueden ser indicativas de hipercolesterolemia y son factores de riesgo importantes para la aterosclerosis y la enfermedad cardíaca.
- Hipertensión Arterial: La hipertensión es un factor de riesgo crítico para el desarrollo de la aterosclerosis y puede exacerbar la enfermedad cardíaca existente. Es esencial monitorear y controlar la presión arterial en pacientes con enfermedad cardíaca aterosclerótica para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares adversos.
- Tirotoxicosis y Mixedema: Las alteraciones en la función tiroidea, como la tirotoxicosis (hipertiroidismo) y el mixedema (hipotiroidismo severo), pueden afectar la función cardíaca y contribuir a la angina y otros síntomas cardiovasculares. El hipertiroidismo puede aumentar el metabolismo y la demanda de oxígeno del miocardio, mientras que el hipotiroidismo puede llevar a una bradicardia y disfunción cardíaca.
- Enfermedad Arterial Periférica: La presencia de enfermedad arterial periférica, que afecta a las arterias fuera del corazón y el cerebro, puede ser un indicio de enfermedad aterosclerótica generalizada. Los síntomas pueden incluir dolor en las extremidades durante el ejercicio (claudicación) y la detección de esta condición es importante para evaluar el riesgo global del paciente.
- Estenosis o Regurgitación Aórtica: Las valvulopatías como la estenosis aórtica (estrechamiento de la válvula aórtica) y la regurgitación aórtica (insuficiencia de la válvula aórtica) pueden causar dolor torácico y angina debido a la alteración del flujo sanguíneo a través del corazón. Estas condiciones deben ser identificadas y tratadas adecuadamente.
- Cardiomiopatía Hipertrófica (HCM) y Prolapso de la Válvula Mitral: La cardiomiopatía hipertrófica, caracterizada por el engrosamiento anormal del músculo cardíaco, y el prolapso de la válvula mitral, en el que la válvula mitral no se cierra correctamente, pueden producir angina o dolor torácico. Ambas condiciones pueden tener implicaciones significativas en la función cardíaca y deben ser evaluadas como parte de la evaluación del dolor torácico.
La detección y manejo de estas enfermedades asociadas es crucial para la prevención y tratamiento adecuado de la enfermedad cardíaca aterosclerótica y para reducir el riesgo de eventos adversos cardiovasculares en los pacientes.

Fuente y lectura recomendada:
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Originally posted on 11 de septiembre de 2024 @ 11:16 PM