El infarto del ventrículo derecho es un fenómeno clínico que se presenta en aproximadamente un tercio de los pacientes que sufren un infarto de la pared inferior del corazón. Sin embargo, a pesar de su frecuencia, este tipo de infarto resulta clínicamente significativo en menos de la mitad de esos casos. Este fenómeno tiene una serie de características distintivas y relevantes para el diagnóstico y manejo de estos pacientes.
En los infartos de la pared inferior, la afectación del ventrículo derecho se traduce a menudo en la aparición de hipotensión, a pesar de que la función del ventrículo izquierdo puede permanecer relativamente preservada. Esta discrepancia se debe a que el ventrículo derecho, al verse comprometido por la isquemia o infarto , no puede mantener adecuadamente el retorno venoso al corazón, lo que provoca una disminución en la presión arterial.
Es crucial considerar la posibilidad de un infarto del ventrículo derecho en cualquier paciente que presente un infarto inferior y que muestre signos de hipotensión, así como una presión venosa elevada y pulmones limpios en la auscultación. En estos casos, la presión arterial baja es un indicativo clave, acompañado de una presión venosa yugular que se encuentra elevada. Esto sugiere un aumento en la presión en la aurícula derecha, mientras que la presión en la cuña capilar pulmonar se mantiene normal o baja. La ausencia de estertores en los pulmones también apoya la idea de que no hay congestión pulmonar significativa, lo cual sería esperable en un infarto con insuficiencia del ventrículo izquierdo.
La hipotensión en estos pacientes puede ser exacerbada por ciertos medicamentos. Por ejemplo, los diuréticos, los nitratos y los opioides tienen la capacidad de reducir el volumen intravascular o inducir venodilatación, lo que puede agravar aún más la hipotensión existente. La interacción entre estos tratamientos y la función cardiovascular del paciente es un aspecto importante a considerar en la gestión clínica.
El diagnóstico del infarto del ventrículo derecho se sugiere principalmente a través de la observación de la elevación del segmento ST en las derivaciones de las derivaciones precordiales derechas, especialmente en RV4. Esta alteración electrocardiográfica es indicativa de isquemia del ventrículo derecho y debe considerarse en el contexto de un infarto de la pared inferior.
Para confirmar el diagnóstico, se pueden emplear métodos como la ecocardiografía, que permite visualizar la función y la estructura del ventrículo derecho, o mediciones hemodinámicas que evalúan las presiones en las cavidades cardíacas. Estas herramientas proporcionan información adicional sobre el estado funcional del ventrículo derecho y ayudan a establecer el alcance del compromiso hemodinámico.
En cuanto al tratamiento, la intervención inicial se basa en la administración de líquidos. Se recomienda una carga de quinientos mililitros de solución salina al cero punto nueve por ciento, administrada durante un periodo de dos horas. Esta estrategia busca mejorar el llenado del ventrículo izquierdo y, por ende, aumentar la presión arterial y el gasto cardíaco.
El uso de agentes inotrópicos debe ser considerado con cautela y reservado únicamente para aquellos casos en los que la hipotensión persista a pesar de la carga de líquidos. La administración de inotrópicos puede ser necesaria para mejorar la contractilidad cardíaca, pero su uso indiscriminado puede provocar efectos adversos, especialmente en un contexto de reinfarto donde la función del ventrículo derecho es crítica.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2024. McGraw Hill.
Originally posted on 21 de septiembre de 2024 @ 1:03 AM