Infección por parechovirus humano
Infección por parechovirus humano

Infección por parechovirus humano

El parechovirus humano es clasificado dentro de un grupo de 19 genotipos que pertenecen a un género distinto dentro de los picornavirus, un grupo de virus de ARN de cadena positiva que incluyen patógenos bien conocidos como los enterovirus y los rinovirus. El parechovirus es un virus que afecta principalmente a niños pequeños, en especial durante las estaciones de verano y principios del otoño, aunque también se han reportado casos en adultos mayores. Este patógeno es conocido por causar una amplia variedad de enfermedades en los seres humanos, abarcando desde infecciones leves hasta enfermedades graves del sistema nervioso central.

El genotipo A3 de este virus es el aislado más comúnmente y se ha relacionado con meningoencefalitis, una condición grave que implica inflamación tanto de las meninges como del cerebro. Este brote resaltó la capacidad de parechovirus para afectar a la población pediátrica, especialmente en casos de meningitis y encefalitis, condiciones asociadas con el virus, como también se ha reportado en varios estudios clínicos previos.

Un análisis de meta-estudio realizado en 2022, que abarcó 41 investigaciones, indicó que la prevalencia general de parechovirus A en pacientes pediátricos con gastroenteritis fue del 10.4%, siendo el genotipo 1 el más frecuentemente identificado. La presentación clínica de la infección por parechovirus está principalmente determinada por síntomas gastrointestinales (GI) y respiratorios, aunque se han documentado una variedad de manifestaciones clínicas adicionales. Estas incluyen otitis, sepsis neonatal, fiebre sin fuente detectable, gastroenteritis, parálisis flácida, mialgias (que pueden ser epidémicas), erupciones maculopapulares difusas y erupciones palmo-plantar, meningitis aséptica, hemorragias intracraneales, convulsiones, pericarditis y encefalitis diseminada aguda.

El genotipo A6 es generalmente responsable de infecciones en personas mayores de 20 años, mientras que el tipo A3 es particularmente asociado con meningitis/encefalitis, sepsis neonatal (aproximadamente el 13% de los casos de sepsis neonatal de inicio tardío, entre los 4 y 120 días de vida, se atribuyen a este virus) y también se ha relacionado con enterocolitis necrotizante y hepatitis. Este último es considerado la causa más común de meningitis neonatal, y se encuentra con frecuencia en las muestras de líquido cefalorraquídeo (LCR) de infecciones del sistema nervioso central (SNC) en niños muy pequeños. En casos graves, la encefalitis por parechovirus puede ser severa, y también se ha reportado el síndrome de Guillain-Barré en asociación con el tipo A6.

Los parámetros del LCR en casos de infección por parechovirus suelen mostrar una recuento celular normal en más del 90% de los casos, mientras que las proteínas anormales son observadas en menos del 50% de los pacientes afectados. Además, la infección por este virus también puede observarse con el tipo A4, que ha sido asociado con enfermedades del SNC. En cuanto a las manifestaciones respiratorias y gastrointestinales, estas son más comunes con los tipos A4, A5, A10, A13 y A15.

A nivel global, los casos de infección por parechovirus están siendo reportados en diversas regiones, con una incidencia creciente en varios países. Este virus está emergiendo como un patógeno importante en la pediatría, especialmente en nacidos a término o prematuros, donde sus manifestaciones pueden ser tanto comunes como complejas, lo que representa un desafío para su diagnóstico y manejo.

El tratamiento de la infección por parechovirus humano se basa principalmente en medidas de soporte, ya que no existen terapias antivirales específicas que hayan demostrado ser efectivas para erradicar el virus o modificar su curso. El manejo se centra en el alivio de los síntomas y en la estabilización clínica de los pacientes, especialmente en aquellos más vulnerables, como los neonatos y los niños pequeños. En el contexto de la infección grave, que puede involucrar el sistema nervioso central, se lleva a cabo un enfoque integral que incluye soporte respiratorio, control de la fiebre y el manejo de las complicaciones asociadas, como la meningoencefalitis o la sepsis neonatal.

La identificación temprana y rápida del agente viral es crucial para el manejo adecuado de la enfermedad y la prevención del uso innecesario de antibióticos. En este sentido, las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) resultan ser herramientas diagnósticas fundamentales para detectar la presencia del antígeno viral en muestras de heces, muestras respiratorias y líquido cefalorraquídeo (LCR). La PCR permite una identificación rápida y precisa del virus, lo que puede reducir significativamente la administración de antibióticos de amplio espectro, los cuales son comúnmente utilizados en el tratamiento empírico de infecciones bacterianas del sistema nervioso central. Además, el diagnóstico temprano de una infección viral también puede acortar la estancia hospitalaria, al evitar el tratamiento innecesario de infecciones bacterianas y enfocar el manejo en la causa viral subyacente.

Sin embargo, es importante destacar que las pruebas PCR actuales no siempre presentan una sensibilidad suficientepara excluir de manera confiable la infección por parechovirus, especialmente en pacientes con infecciones de bajo nivel viral o en aquellos que han recibido tratamiento antibiótico previo. La limitación en la sensibilidad de las pruebaspuede generar un desafío diagnóstico, lo que hace que, en algunos casos, la identificación del parechovirus dependa de la combinación de factores clínicos, epidemiológicos y de laboratorio.

En cuanto a los tratamientos específicos, ha habido informes anecdóticos que sugieren que la inmunoglobulina intravenosa podría ser útil en casos graves, como en una paciente con miocardiopatía dilatada asociada a parechovirus, aunque esto no ha sido ampliamente confirmado en estudios controlados. Por otro lado, se ha observado que los anticuerpos maternos frente al parechovirus tipo 3 proporcionan protección a los recién nacidos, lo que sugiere un papel importante de la inmunidad pasiva en la prevención de infecciones graves durante los primeros meses de vida.

En los casos más graves de infección por parechovirus en neonatos, las complicaciones pueden ser devastadoras. Entre las secuelas a largo plazo más comunes se incluyen dificultades de aprendizaje, epilepsia y parálisis cerebral, especialmente en aquellos que sufren infecciones cerebrales graves. Estas complicaciones pueden tener un impacto significativo en el desarrollo neurocognitivo y motor de los niños afectados, lo que subraya la importancia de un diagnóstico temprano para la intervención y el manejo adecuado.

Además, se ha documentado que la transmisión intrafamiliar del parechovirus es bastante frecuente, lo que significa que el virus puede propagarse rápidamente entre miembros de una misma familia, especialmente en aquellos hogares con niños pequeños o neonatos vulnerables. Por lo tanto, el diagnóstico de esta infección no solo es relevante para guiar el tratamiento del paciente afectado, sino también para aislar a los niños infectados y evitar la transmisión dentro del hogar. Esta medida de aislamiento puede ser esencial para contener brotes locales y prevenir la propagación del virus a otros miembros de la familia, particularmente en el caso de bebés y personas inmunocomprometidas.

Finalmente, el diagnóstico adecuado y oportuno también juega un papel importante en la reducción del uso excesivo de antibióticos, un problema creciente en la medicina moderna, debido a su relación con la resistencia bacteriana. El diagnóstico diferencial entre infecciones virales y bacterianas es esencial para garantizar que los antibióticos sean utilizados de manera apropiada, únicamente cuando se confirme la presencia de una infección bacteriana, lo que optimiza los recursos médicos y protege a los pacientes de los efectos adversos innecesarios del tratamiento antibiótico.

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Bozzola E et al. Human parechovirus meningitis in children: state of the art. Ital J Pediatr. 2023;49:144. [PMID: 37880789]
  2. Kabuga AI et al. Human parechovirus are emerging pathogens with broad spectrum of clinical syndromes in adults. J Med Virol. 2020;92:2911. [PMID: 32761910]
  3. Tao L et al. Notes from the field: cluster of parechovirus central nervous system infections in young infants—Tennessee, 2022. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2022;71:977. [PMID: 35900934]
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