Infecciones de céstodos no invasivas
Infecciones de céstodos no invasivas

Infecciones de céstodos no invasivas

Las infecciones no invasivas por céstodos que afectan a los seres humanos son causadas principalmente por cuatro especies de tenias: la tenia de la carne de res Taenia saginata, la tenia del cerdo Taenia solium, la tenia del pescado Diphyllobothrium latum y la tenia enana Hymenolepis nana. Estas especies pueden alcanzar longitudes impresionantes, algunas de ellas varios metros. Entre estas, Taenia y Hymenolepis tienen una distribución amplia, especialmente en las regiones tropicales, mientras que Diphyllobothrium latum es más prevalente en zonas templadas. Además, existen otras especies de céstodos que también pueden provocar infecciones no invasivas en los seres humanos, como el céstodo de roedores Hymenolepis diminuta, el céstodo del perro Dipylidium caninum, así como otras especies de Taenia y Diphyllobothrium. Las infecciones invasivas por céstodos, como las causadas por T. solium (cuando se ingieren los huevos infectivos, en lugar de los cisticercos) o las provocadas por especies de Echinococcus, se discuten de manera separada debido a sus diferencias clínicas y epidemiológicas.

  1. Infección por la tenia de la carne de res (Taenia saginata): Esta infección es más frecuente en áreas dedicadas a la cría de ganado. El ser humano actúa como huésped definitivo en el ciclo de vida de T. saginata. Los segmentos gravídicos de la tenia se excretan con las heces humanas al suelo, donde los animales de pastoreo, especialmente el ganado bovino, las ingieren. Una vez ingeridos los huevos, estos eclosionan y liberan embriones que se encystan en los músculos del ganado, formando los cisticercos. Los humanos se infectan al consumir carne de res cruda o poco cocida que contiene estos cisticercos. En la mayoría de los casos, la infección con T. saginata es asintomática, pero pueden presentarse dolor abdominal y otros síntomas gastrointestinales. La eosinofilia es un hallazgo común, y la forma más habitual de diagnóstico es la observación de proglótides en las heces.
  2. Infección por la tenia del cerdo (Taenia solium): Esta especie se transmite a los cerdos cuando ingieren heces humanas contaminadas con los huevos de T. solium. En el ser humano, T. solium puede actuar como huésped definitivo, al ingerir carne de cerdo cruda o insuficientemente cocida, lo que da lugar a una infección por la tenia adulta, o como huésped intermediario, al consumir alimentos contaminados con heces humanas que contienen los huevos de la tenia, lo que puede llevar a una condición denominada cisticercosis (tratada más detalladamente bajo las infecciones invasivas por céstodos). Al igual que la infección por T. saginata, la infección por T. solium con tenias adultas generalmente es asintomática, aunque algunos pacientes pueden presentar síntomas gastrointestinales. El diagnóstico suele realizarse cuando se observan proglótides en las heces. Un aspecto peculiar de T. solium es el riesgo de autoinfección, que puede ocurrir si se ingieren los huevos de la tenia, lo que permite el desarrollo de cisticercos en el cuerpo, lo que conlleva a la cisticercosis.
  3. Infección por la tenia del pescado (Diphyllobothrium latum): La infección por Diphyllobothrium latum ocurre principalmente tras la ingestión de pescado de agua dulce crudo o mal cocido, y es más común en las regiones templadas. El ciclo de vida de esta tenia comienza cuando los huevos excretados en las heces humanas llegan al agua y son ingeridos por pequeños crustáceos. Estos crustáceos, al ser consumidos por peces de agua dulce, se convierten en una fuente de infección para los seres humanos. Cuando los humanos ingieren estos peces infectados, pueden desarrollar la infección. A lo largo de los años, una persona puede infectarse con varios gusanos, ya que D. latum puede permanecer en el intestino humano durante períodos prolongados. La mayoría de las infecciones son asintomáticas, pero algunos individuos pueden presentar síntomas gastrointestinales inespecíficos, como diarrea. El diagnóstico de esta infección generalmente se realiza cuando se observan los proglótides en las heces. En casos de infecciones prolongadas y graves, puede desarrollarse una anemia megaloblástica y neuropatía debido a la deficiencia de vitamina B12, que es consecuencia de la disociación de la vitamina de su factor intrínseco inducida por la infección, así como de la utilización de esta vitamina por parte de los gusanos.
  4. Infección por la tenia enana (Hymenolepis nana): Hymenolepis nana es la única tenia que se transmite directamente entre seres humanos. Las infecciones por esta especie son comunes en áreas cálidas, especialmente en contextos donde existe una higiene deficiente y en poblaciones institucionalizadas. El ciclo de vida de H. nanacomienza con la ingestión de alimentos contaminados con heces humanas que contienen los huevos de la tenia. Una vez en el intestino, los huevos eclosionan y liberan oncosferas, las cuales penetran la mucosa intestinal, se encistan como larvas cisticercoides y, aproximadamente cuatro días después, se rompen para liberar las tenias adultas. En este proceso, la autoinfección puede ocurrir, lo que puede resultar en una amplificación de la infección. H. nana es una tenia enana en comparación con otras especies, pero aún así puede alcanzar una longitud de hasta 5 cm. Infecciones pesadas son comunes, especialmente en niños, y suelen ir acompañadas de molestias abdominales, anorexia y diarrea. Además de H. nana, otras tenias relacionadas, como Hymenolepis diminuta (la tenia de roedores) y Dipylidium caninum (la tenia del perro), pueden transmitirse también por la ingestión accidental de insectos infectados.

 

Manifestaciones clínicas

En general, las infecciones no invasivas por céstodos son principalmente asintomáticas o presentan síntomas leves, como molestias gastrointestinales, y son diagnosticadas frecuentemente cuando los proglótides, que son las partes reproductivas de la tenia, son excretados con las heces. Sin embargo, la ingesta de ciertos alimentos contaminados puede resultar en infecciones graves si las especies involucradas tienen la capacidad de invadir tejidos humanos.

Exámenes diagnósticos

El diagnóstico de las infecciones por céstodos en seres humanos generalmente se realiza a través de la identificación de huevos o proglótides característicos en las muestras de heces del paciente. Sin embargo, la liberación de los huevos por parte de los parásitos no sigue un patrón regular, lo que puede hacer que la identificación no sea siempre sencilla. Los huevos pueden ser excretados en intervalos irregulares, lo que implica que un único análisis de las heces podría no ser suficiente para detectar la presencia del parásito.

Debido a esta variabilidad en la liberación de los huevos, se recomienda realizar exámenes repetidos de heces, ya que los huevos podrían no estar presentes en todas las muestras. En algunos casos, para mejorar la sensibilidad de la prueba, se utilizan técnicas de concentración, las cuales permiten aumentar la probabilidad de detectar los huevos al concentrarlos en una porción más pequeña de la muestra fecal. Estas técnicas implican procesar las heces con soluciones especiales que permiten separar los huevos de otras partículas fecales, facilitando su identificación bajo el microscopio.

Asimismo, la identificación de los proglótides, que son las secciones segmentadas de la tenia, puede ser un indicio más confiable en el diagnóstico. Estos segmentos contienen los órganos reproductivos del parásito y son liberados con las heces. Su observación es un hallazgo clínico común y suele ser el principal signo de infección por céstodos. No obstante, la identificación precisa de los proglótides también puede requerir un examen microscópico detallado y, en algunos casos, la revisión de múltiples muestras, debido a la posible variabilidad en su tamaño, forma y frecuencia de liberación.

Por lo tanto, el diagnóstico adecuado de una infección por céstodos requiere una combinación de análisis repetidos de heces y el uso de técnicas especializadas de concentración y observación microscópica. Esto asegura una mayor precisión en la identificación del parásito y en la determinación del tratamiento adecuado para el paciente.

 

Tratamiento

El tratamiento de elección para las infecciones no invasivas por céstodos es el praziquantel, un antiparasitario de amplio espectro que actúa eficazmente contra la mayoría de las especies causantes de estas infecciones. Una única dosis oral de praziquantel (entre 5 y 10 mg por kilogramo de peso corporal) resulta altamente efectiva en la eliminación del parásito. Sin embargo, para Hymenolepis nana, la dosis recomendada es mayor, aproximadamente 25 mg por kilogramo, debido a las características específicas de este parásito.

El tratamiento de la infección por H. nana es más complejo en comparación con otras infecciones por céstodos. Esto se debe a que praziquantel no es eficaz contra los cisticercos en desarrollo, es decir, las formas larvales del parásito que se encuentran en los tejidos humanos y que aún no han madurado completamente. Por lo tanto, en caso de infecciones graves o recurrentes, es necesario realizar un tratamiento de repetición después de una semana. Además, tras completar la terapia, se recomienda realizar un análisis de las heces para confirmar la erradicación del parásito y documentar la cura. Esta estrategia es especialmente importante en los casos de infecciones intensas, donde el riesgo de autoinfección y la multiplicación de los parásitos es mayor.

A pesar de su alta eficacia, el tratamiento con praziquantel puede estar asociado con algunos efectos secundarios, aunque generalmente leves. Los pacientes pueden experimentar cefalea, malestar general, mareos, dolor abdominal y náuseas. Estos síntomas son transitorios y suelen desaparecer una vez que el tratamiento concluye.

Como alternativa al praziquantel, se puede utilizar niclosamida, otro medicamento antiparasitario que también es efectivo contra varias especies de céstodos. Una única dosis de niclosamida (2 gramos masticados) es suficiente para tratar infecciones por Diphyllobothrium latum, Taenia y Dipylidium caninum. En el caso de la infección por H. nana, el tratamiento con niclosamida se prolonga durante una semana, administrando la dosis diaria. Al igual que con praziquantel, niclosamida puede causar efectos secundarios como náuseas, malestar general y dolor abdominal, aunque estos efectos suelen ser leves y transitorios.

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
  4. Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.
  5. Panti-May JA et al. Worldwide overview of human infections with Hymenolepis diminuta. Parasitol Res. 2020;119:1997. [PMID: 32211990]
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