Neuropatía óptica isquémica

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neuropatía óptica isquémica

La neuropatía óptica isquémica anterior (NOIA) es una condición oftalmológica caracterizada por una pérdida visual repentina debido a una perfusión inadecuada de las arterias ciliares posteriores, las cuales suministran la parte anterior del nervio óptico. Este evento produce típicamente un defecto de campo altitudinal y se presenta con hinchazón del disco óptico seguida de palidez. En pacientes de mayor edad, la causa puede ser una arteritis de células gigantes, conocida como neuropatía óptica isquémica anterior arterítica.

Un factor predominante que predispone a la NOIA no arterítica, que puede afectar al otro ojo en aproximadamente el 15% de los casos, es un disco óptico congénitamente abarrotado. Esto compromete la circulación en el disco óptico y aumenta el riesgo de isquemia. Otros factores predisponentes incluyen la hipertensión sistémica, diabetes mellitus, hiperlipidemia, vasculitis sistémica, trombofilia hereditaria o adquirida, terapia con interferón alfa y apnea obstructiva del sueño. Durante la diálisis, la hipotensión y la anemia pueden desencadenar NOIA bilateral.

La asociación con inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (como el sildenafil) es motivo de debate y controversia. La neuropatía óptica isquémica posterior, que afecta al nervio óptico retrobulbar y no produce hinchazón del disco óptico, puede ocurrir en situaciones de pérdida grave de sangre, cirugía no ocular prolongada en posición prona (como cirugía de columna lumbar), quemaduras graves o asociada con diálisis debido a hipotensión y anemia profunda. En todas estas situaciones, múltiples factores contribuyentes pueden estar presentes.


Tratamiento

La neuropatía óptica isquémica anterior (NOIA) arterial es una emergencia oftalmológica que requiere manejo inmediato para prevenir la pérdida visual irreversible, especialmente en el otro ojo. El tratamiento de elección son dosis altas de corticosteroides sistémicos, que ayudan a reducir la inflamación y la posible isquemia del nervio óptico. Este enfoque busca preservar la función visual y minimizar las secuelas en el ojo afectado.

Por otro lado, el papel de los corticosteroides sistémicos o intravítreos en la neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica (NOIANA) es menos claro en cuanto a su efectividad para mejorar los resultados visuales. Aunque se ha investigado su uso, no hay consenso definitivo sobre su beneficio en esta forma no arterítica de NOIA.

En cuanto a la aspirina oral a dosis bajas (~81 mg diarios), su rol en la prevención de afectación del otro ojo en NOIANA también es objeto de debate. Algunos estudios sugieren un posible beneficio al reducir el riesgo de eventos tromboembólicos que podrían afectar la circulación del nervio óptico. Sin embargo, la evidencia actual no es concluyente y se necesitan más estudios para validar su uso en este contexto específico.

En situaciones de neuropatía óptica isquémica posterior, que puede ocurrir tras cirugías no oculares prolongadas o durante la diálisis, el manejo de la anemia severa mediante transfusiones sanguíneas puede ser crucial. Esto ayuda a mejorar la perfusión general y, potencialmente, reducir la isquemia del nervio óptico, mitigando así el daño visual.

 

 

 

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