El Proceso de Medicina Basada en Evidencia es una metodología estructurada y sistemática que busca optimizar la atención sanitaria mediante la integración de la mejor evidencia científica disponible, la experiencia clínica del profesional y las preferencias y valores del paciente. Esta aproximación tiene como objetivo asegurar que las decisiones médicas sean informadas, efectivas y personalizadas, mejorando de esta manera la calidad de la atención. El proceso se puede desglosar en varias etapas clave que son esenciales para garantizar la validez y efectividad de las intervenciones clínicas. A continuación, se explica cada una de estas etapas en detalle.
Formulación de una pregunta clínica
La primera etapa en el proceso de Medicina Basada en Evidencia consiste en formular una pregunta clínica clara y específica. Este paso es fundamental porque define el alcance de la búsqueda de evidencia y establece los parámetros para evaluar la relevancia de los estudios. Para facilitar la formulación de preguntas precisas, se suele utilizar el modelo PICO, que se desglosa en los siguientes elementos:
- Paciente o población: Se refiere al grupo de pacientes o características clínicas específicas del paciente que se desea investigar. Por ejemplo, podría tratarse de pacientes con hipertensión, diabetes tipo 2, o una población de personas mayores.
- Intervención: Es el tratamiento, prueba diagnóstica, o intervención que se va a evaluar. Esto puede incluir medicamentos, terapias físicas, intervenciones quirúrgicas, entre otros.
- Comparación: Se refiere a la opción alternativa con la que se compara la intervención en cuestión. En algunos casos, no se cuenta con una intervención alternativa clara, pero la comparación puede incluir el tratamiento estándar o un placebo.
- Resultado: Es el efecto que se espera obtener de la intervención, como la mejora de un síntoma, la reducción de la mortalidad, la calidad de vida, o la reducción de complicaciones.
Al formular preguntas clínicas de manera precisa y estructurada, se asegura que la búsqueda de evidencia sea eficiente y dirigida a aspectos relevantes de la intervención que se está evaluando.
Búsqueda de la mejor evidencia
Una vez formulada la pregunta clínica, el siguiente paso es realizar una búsqueda sistemática de la mejor evidencia disponible. Para ello, los profesionales de la salud recurren a bases de datos científicas especializadas, tales como PubMed, Cochrane Library, Embase, entre otras. Estas bases de datos contienen una gran cantidad de estudios revisados por pares, ensayos clínicos aleatorizados, revisiones sistemáticas y otros tipos de evidencia científica que han sido sometidos a un proceso de evaluación de calidad.
La búsqueda debe ser exhaustiva y bien dirigida, utilizando términos y filtros adecuados relacionados con la pregunta clínica. Además, es fundamental evaluar la calidad y la relevancia de los estudios encontrados, seleccionando solo aquellos que sean pertinentes y de alta calidad para responder a la pregunta formulada.
Evaluación crítica de la evidencia
Una vez que se ha recopilado la evidencia relevante, es esencial realizar una evaluación crítica de los estudios encontrados. Este paso implica valorar varios aspectos que pueden afectar la validez y la aplicabilidad de los resultados de los estudios, tales como:
- Diseño del estudio: El tipo de diseño utilizado (ensayo clínico aleatorizado, estudio de cohorte, estudio transversal, etc.) tiene un impacto significativo en la calidad de la evidencia. Los ensayos clínicos aleatorizados suelen ofrecer la evidencia más fuerte sobre la efectividad de una intervención, mientras que los estudios observacionales proporcionan evidencia menos concluyente.
- Tamaño de la muestra: El número de participantes en el estudio influye en la precisión de los resultados. Un tamaño de muestra adecuado aumenta la confiabilidad de los hallazgos y reduce el riesgo de errores tipo I y tipo II.
- Posibles sesgos: Los estudios pueden estar sujetos a varios tipos de sesgo, como el sesgo de selección, el sesgo de información o el sesgo de publicación. Evaluar estos posibles sesgos es clave para determinar la fiabilidad de los resultados.
- Validez externa: La validez externa o la capacidad de generalizar los resultados a otras poblaciones o contextos clínicos es un aspecto esencial. Un estudio puede ser muy riguroso en su diseño, pero si su población de estudio no es representativa del paciente habitual que se atiende en la práctica clínica, los resultados podrían no ser aplicables en otros contextos.
Aplicación de la evidencia en la práctica clínica
El siguiente paso es la aplicación de la evidencia en la práctica clínica. Este proceso implica integrar los resultados de la búsqueda de evidencia con el juicio clínico del profesional y las características individuales de cada paciente. Es importante que, además de los hallazgos científicos, se consideren los valores y preferencias del paciente, ya que las decisiones clínicas deben ser personalizadas. Un tratamiento que resulte eficaz según la evidencia puede no ser la opción más adecuada para un paciente si no está dispuesto o no puede adherirse a él debido a sus circunstancias personales, creencias o expectativas.
Además, el contexto clínico en el que se ofrece la atención, como las condiciones del sistema de salud, los recursos disponibles y las limitaciones logísticas, también debe tenerse en cuenta al implementar la evidencia. De esta manera, la práctica clínica se adapta a las necesidades del paciente sin comprometer la calidad o efectividad del tratamiento.
Evaluación y seguimiento de los resultados
Finalmente, la evaluación y el seguimiento de los resultados son fundamentales para determinar si la intervención está teniendo el impacto esperado. Este proceso implica monitorear la evolución clínica del paciente y verificar si los objetivos del tratamiento se están cumpliendo. Además, es posible que surjan nuevas evidencias o que el estado del paciente cambie, lo que podría requerir ajustes en el tratamiento.
El seguimiento no solo permite evaluar la efectividad del tratamiento, sino también detectar posibles efectos secundarios, complicaciones o necesidades de adaptación. El proceso de Medicina Basada en Evidencia es dinámico, y la evaluación constante de los resultados facilita la mejora continua en la atención al paciente.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Straus, S. E., Glasziou, P., Richardson, W. S., & Haynes, R. B. (2019). Medicina basada en la evidencia (5.ª ed.). Elsevier.
- Arceo Díaz, J. L., Ornelas Aguirre, J. M., & Domínguez Salcido, S. (2010). Manual de medicina basada en evidencias. Editorial El Manual Moderno.
Originally posted on 4 de diciembre de 2024 @ 10:54 PM