Los quistes renales simples, también conocidos como quistes renales solitarios, constituyen una de las afecciones más comunes del sistema renal y representan entre el 65% y el 70% de todas las masas renales detectadas en estudios clínicos. Estos quistes son estructuras benignas que, por lo general, se localizan en la corteza renal, es decir, en la capa externa del riñón. Su contenido es un líquido claro, que posee características similares al ultrafiltrado del plasma, lo que significa que es una sustancia similar al suero sanguíneo pero sin células sanguíneas ni proteínas grandes.
Manifestaciones clínicas
La mayoría de los quistes renales simples se descubren de manera incidental durante procedimientos de diagnóstico por imágenes, como ecografías abdominales, que se realizan para evaluar otras condiciones de salud. Dado que son generalmente asintomáticos, estos quistes no provocan síntomas evidentes en la mayoría de los casos. Sin embargo, pueden llegar a ocasionar molestias si se infectan o si su tamaño aumenta de forma considerable, lo que podría generar presión sobre estructuras cercanas. Uno de los síntomas más comunes que pueden experimentar los pacientes es la hematuria, es decir, la presencia de sangre en la orina, que puede ser un signo de que el quiste ha sufrido alguna complicación o de una ruptura parcial del mismo.
A pesar de ser benignos, es fundamental realizar un diagnóstico preciso para diferenciar los quistes renales simples de otras condiciones patológicas que puedan involucrar el riñón, tales como malignidades renales, abscesos o enfermedades renales hereditarias como la enfermedad renal poliquística. Esta diferenciación es crucial, ya que algunas de estas patologías pueden tener implicaciones clínicas más graves y requieren un manejo específico.
Si bien la transformación maligna de un quiste renal simple a carcinoma de células renales es un evento extremadamente raro, es una posibilidad que no se debe descartar por completo. En la mayoría de los casos, los quistes renales simples no sufren cambios hacia la malignidad. No obstante, cuando se observa algún cambio en el tamaño, forma o características del quiste, se deben realizar estudios adicionales para garantizar que no haya ninguna transformación maligna en curso.
Exámenes diagnósticos
En el diagnóstico de los quistes renales simples, la ecografía y la tomografía computarizada (TC) son las herramientas de imagen más utilizadas para su evaluación, debido a su capacidad para ofrecer detalles precisos sobre la naturaleza del quiste y diferenciarlo de otras condiciones patológicas.
Ecografía: Este es el método más frecuente y accesible para la evaluación inicial de los quistes renales. En los quistes simples, se buscan tres características ecográficas esenciales que indican su benignidad:
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Ausencia de eco: Los quistes simples son anecoicos, lo que significa que no generan señales de eco al ser atravesados por las ondas ultrasónicas. Esto se debe a su contenido líquido, que no refleja las ondas de manera significativa. Esta característica es un indicio clave de que el quiste es simple y no presenta componentes sólidos que pudieran sugerir malignidad.
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Paredes bien delimitadas y lisas: Los quistes simples presentan bordes nítidos y suaves, sin irregularidades o engrosamientos. Las paredes lisas son indicativas de una estructura estable, sin signos de proliferación celular anómala, como ocurre en los quistes complejos o en tumores malignos.
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Pared posterior aumentada: Este fenómeno, conocido como «refuerzo posterior», se produce debido a la buena transmisión de las ondas ultrasónicas a través del líquido contenido en el quiste. Esto significa que las ondas pasan a través del quiste sin obstáculos, lo que aumenta la claridad de la imagen en la parte posterior del quiste, un signo típico de un quiste simple.
Por otro lado, los quistes complejos presentan características diferentes. Estos pueden tener paredes gruesas, calcificaciones visibles, componentes sólidos dentro del quiste, y ecogenicidad mixta, lo que sugiere una naturaleza más intrincada y potencialmente patológica. Estas características requieren una evaluación más detallada para descartar malignidades u otras condiciones subyacentes.
Tomografía Computarizada (TC): En la tomografía computarizada, los quistes simples se identifican por su contenido homogéneo y paredes delgadas y lisas. Además, es importante que el quiste no muestre ningún tipo de realce con el medio de contraste, es decir, no debe mostrar una mayor intensidad en la imagen después de la administración del contraste intravenoso. La falta de realce con el contraste es característica de los quistes simples, ya que no presentan vascularización interna ni estructuras sólidas que puedan captar el contraste.
En contraste, el carcinoma de células renales, un tipo de cáncer renal, generalmente muestra un realce vascular. Esto significa que las áreas tumorales se enriquecen con el medio de contraste debido a su mayor irrigación sanguínea. Aunque algunos casos de carcinoma renal pueden ser avasculares (es decir, no mostrar realce), esta es una excepción y se debe investigar más a fondo. En estos casos, la TC es particularmente útil para diferenciar entre un quiste benigno y un posible tumor maligno.
Si los hallazgos ecográficos o tomográficos presentan características de imagen dudosas o si el quiste no tiene una presentación clara, se recomienda realizar una reevaluación periódica para monitorizar cualquier cambio en la apariencia del quiste o el desarrollo de nuevos síntomas. Esta reevaluación periódica es fundamental para asegurar que no haya evolución hacia una condición más grave, como un carcinoma o una complicación asociada, que podría necesitar intervención médica.
Tratamiento
En cuanto al tratamiento, los quistes renales simples son benignos y generalmente no requieren intervención médica. De hecho, la mayoría de los quistes simples no necesitan seguimiento específico. Sin embargo, cualquier cambio en la presentación clínica del paciente, como la aparición de síntomas nuevos (por ejemplo, dolor renal, hematuria o infecciones recurrentes), debe ser motivo para realizar nuevas imágenes. Esto garantiza que, en caso de que el quiste sufra alguna complicación, pueda detectarse de manera temprana y tratarse adecuadamente.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Alrumayyan M et al. Cystic renal masses: old and new paradigms. Urol Clin North Am. 2023;59:227. [PMID: 36948669]
- Hanna C et al. Cystic kidney diseases in children and adults: differences and gaps in clinical management. Semin Nephrol. 2023;43:151434. [PMID: 37996359]