Hematuria es un término compuesto de las palabras griegas haima (sangre) y ouron (orina) para referirse a la presencia de sangre en la orina. La sangre puede ser visible a simple vista (macrohematuria, hematuria macroscópica o franca) o solo bajo el microscopio (microhematuria). La microhematuria suele ser asintomática. Puede deberse a una enfermedad subyacente de los riñones o del tracto urogenital.
La macrohematuria siempre requiere investigación. La hematuria puede ser visible a partir de una concentración tan baja como 1 ml de sangre por litro de orina. El color y la intensidad del color se correlacionan con la cantidad de contenido de sangre: la sangre arterial fresca (rojo brillante, que va del rosa al ketchup) se puede distinguir de la sangre venosa (rojo oscuro, rojo burdeos) y de la sangre vieja (rojo oscuro). marrón o negro). En raras ocasiones, la orina puede ser de color rojo u oscuro debido a mioglobinuria (debido a rabdomiólisis) o hemoglobinuria (debido a hemólisis). Un diagnóstico de hematuria se confirma mediante la demostración de glóbulos rojos en el sedimento urinario, como se muestra por microscopía cualitativa y cuantitativa.
En la microhematuria, hay un aumento microscópico del contenido de glóbulos rojos por encima del umbral fisiológico. El umbral se da como ≥ o >3 glóbulos rojos por campo de alta potencia en la evaluación microscópica del sedimento urinario en dos de cada tres muestras de orina recolectadas correctamente.
Las tiras reactivas o tiras reactivas que se utilizan para demostrar hematuria son muy sensibles y pueden mostrar resultados positivos incluso a niveles fisiológicos de glóbulos rojos en la orina, por lo que después de un resultado positivo débil, siempre se debe realizar una prueba de sedimento antes de emprender más investigaciones de diagnóstico. Un resultado de tira reactiva falso negativo puede ser causado por la ingestión de altas dosis de vitamina C.
Entre las causas más comunes de hematuria se encuentran las infecciones del tracto urinario inferior, especialmente de la vejiga. Otras causas a tener en cuenta son los cálculos (urolitiasis) y, sobre todo en pacientes mayores, los tumores o la hiperplasia prostática benigna.
