Síntomas físicos de la ansiedad

Síntomas físicos de la ansiedad
Síntomas físicos de la ansiedad

La ansiedad, en su complejidad, no se limita únicamente al ámbito psicológico y comportamental, sino que también desencadena una serie de síntomas físicos de gran intensidad, que a menudo resultan incapacitantes. Esta amalgama de respuestas físicas surge como una reacción natural del cuerpo ante una situación que percibe como amenazante o peligrosa. Esta respuesta fisiológica está arraigada en la evolución, diseñada para preparar al organismo para luchar o huir frente a desafíos.

Uno de los sistemas clave involucrados es el sistema nervioso simpático, que se activa durante la ansiedad. Esta activación conlleva la liberación de hormonas como la adrenalina y la noradrenalina, dando inicio a una cascada de cambios físicos y emocionales. Aquí radica la razón por la cual se presentan síntomas físicos de la ansiedad.

El sistema cardiovascular es uno de los más afectados. Las palpitaciones cardíacas, aquella sensación de latidos irregulares o acelerados, son resultado del aumento de la frecuencia cardíaca provocado por la adrenalina. Esta respuesta busca redirigir la sangre hacia los músculos y el cerebro para una posible acción inminente.

El sistema respiratorio también se ve modificado. La sensación de ahogo o dificultad para respirar surge debido a la aceleración de la respiración. Este proceso tiene el propósito de proporcionar un mayor suministro de oxígeno al cuerpo, en sintonía con la reacción de lucha o huida.

El sistema digestivo no queda exento. La activación del sistema nervioso simpático puede generar náuseas y malestar estomacal, ya que la sangre se desvía de los órganos internos hacia los músculos y el cerebro. Además, la activación del sistema nervioso autónomo puede alterar la motilidad intestinal, generando molestias gastrointestinales.

El sistema nervioso periférico también entra en juego, manifestándose en palmas sudorosas o frías y sensaciones de hormigueo en las extremidades. Estos fenómenos derivan de la activación del sistema nervioso autónomo y la redistribución del flujo sanguíneo en respuesta a la ansiedad.

El sistema vestibular, responsable del equilibrio y la orientación espacial, también se ve afectado. El vértigo, una sensación de giro o movimiento, puede emerger como parte de la respuesta de ansiedad, influyendo en la percepción de la orientación.

Además de todo ello, las tensiones musculares son una respuesta habitual a la ansiedad. El cuerpo se tensa como preparación para la acción, pudiendo llevar a la rigidez muscular generalizada o focalizada en áreas como el cuello, hombros o mandíbula.

 

 

 

 

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Anatomía del hígado

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