En un entorno de atención aguda, los pacientes que requieren soporte nutricional enteral suelen recibir fórmulas enterales comercialmente preparadas. Estas formulaciones están diseñadas específicamente para cubrir las necesidades nutricionales de los pacientes en situaciones críticas, cuando no pueden obtener la nutrición adecuada por vía oral. El uso de estas fórmulas permite garantizar una adecuada absorción de nutrientes esenciales y el mantenimiento del equilibrio energético, proteico y de micronutrientes.
Las fórmulas enterales estándar incluyen productos como Compleat Regular, Compleat Modified, Liquid Hope, Real Food Blends y Kate Farms. Estas preparaciones están elaboradas con proteínas intactas, sin lactosa y con bajo residuo, lo que las hace adecuadas para pacientes con sistemas digestivos sensibles. Dependiendo de la densidad calórica de la fórmula, se pueden clasificar en productos de 1 kcal/mL, como Isosource 1.0, Osmolite 1.0 o Nutren 1.0, o productos más concentrados con 1.5 kcal/mL (Isosource 1.5, Osmolite 1.5, Nutren 1.5) o 2 kcal/mL (TwoCal HN, Nutren 2.0, Resource 2.0). Estas formulaciones están especialmente diseñadas para garantizar una adecuada provisión de energía, protegiendo al mismo tiempo el sistema digestivo del paciente.
Por otro lado, existen fórmulas enterales con proteínas intactas y mayor contenido de fibra, que son útiles para mejorar la función intestinal y regular el tránsito digestivo. Ejemplos de estas fórmulas son Jevity, Nutren con fibra y Fibersource HN.
En el ámbito de la medicina especializada, existen productos diseñados para atender necesidades nutricionales específicas, tales como:
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Enfermedad renal crónica avanzada: Fórmulas como Nepro, Nepro con Carb Steady, Suplena con Carb Steady, Novosource Renal y Renalcal son ajustadas en contenido de proteínas, concentración de líquidos y electrolitos, lo que ayuda a controlar la sobrecarga hídrica y mejorar el perfil nutricional en pacientes con insuficiencia renal.
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Diabetes tipo 2: Fórmulas como Glucerna (en sus presentaciones de 1.0, 1.2 o 1.5 kcal/mL), Nutren Glytrol y Diabetisource AC están diseñadas con un contenido reducido de carbohidratos, lo que ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre en pacientes con diabetes.
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Malabsorción: En estos casos, las fórmulas enterales con nutrientes parcialmente o completamente hidrolizados, como Peptamen, Peptamen 1.5, Peptamen AF, Tolerex y Vivonex, facilitan la absorción de nutrientes cuando la función digestiva está comprometida.
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Fallo respiratorio: Las fórmulas con más del 50% de las calorías provenientes de grasas, como Pulmocare, Nutren Pulmonary y Oxepa, están formuladas para pacientes con enfermedades respiratorias graves que requieren un alto aporte calórico y una fuente de energía que minimice el esfuerzo metabólico.
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Encefalopatía hepática: Para los pacientes con esta condición, fórmulas como Nutri-Hep, que contienen altas cantidades de aminoácidos de cadena ramificada, son útiles para mejorar el metabolismo de proteínas y disminuir la carga de amoníaco.
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Cicatrización de heridas: Los pacientes que necesitan apoyo nutricional para la recuperación de heridas crónicas pueden beneficiarse de fórmulas con alto contenido proteico, como Promote, Replete y Perative, que favorecen la regeneración de tejidos y la reparación celular.
Adicionalmente, existen productos modulares que permiten personalizar la nutrición enteral en función de las necesidades específicas de cada paciente. Estos incluyen suplementos de proteínas (ProMod, ProStat Sugar Free, Beneprotein), carbohidratos (Polycose, SolCarb) y grasas (MCT Oil, Microlipid), que pueden ser utilizados para ajustar la cantidad de cada macronutriente según sea necesario.
La mayoría de las fórmulas enterales han sido diseñadas para proporcionar proporciones adecuadas de agua, energía, proteínas y micronutrientes, componentes esenciales para mantener el equilibrio nutricional y apoyar el funcionamiento fisiológico en pacientes que no pueden obtener suficientes nutrientes por vía oral. Estas fórmulas están formuladas para satisfacer las necesidades básicas de los pacientes en situaciones clínicas diversas, asegurando una correcta ingesta de nutrientes que facilite la recuperación y el mantenimiento del estado nutricional.
Algunas de estas fórmulas contienen una cantidad reducida de agua libre, lo que las hace apropiadas para pacientes que requieren una restricción de líquidos, como aquellos con insuficiencia renal o enfermedades cardíacas. Esta adaptación permite satisfacer las necesidades nutricionales sin exceder los límites líquidos establecidos por los médicos para evitar complicaciones, como la sobrecarga hídrica.
Existen productos modulares diseñados para complementar las fórmulas enterales comerciales y proporcionar macronutrientes específicos, como proteínas, carbohidratos y grasas, de acuerdo con las necesidades particulares de cada paciente. Estos productos permiten una personalización más precisa del soporte nutricional, especialmente en situaciones en las que el paciente presenta requerimientos nutricionales únicos que no pueden ser satisfechos solo con las fórmulas estándar.
Las fórmulas enterales pueden clasificarse en tres categorías principales: estándar (también conocidas como poliméricas), basadas en péptidos (elementales o semi-elementales) y específicas para enfermedades. Esta clasificación se basa principalmente en la composición general de la fórmula y los macronutrientes que contiene.
Las fórmulas estándar o poliméricas, que son las más comunes, están diseñadas para ser isotónicas, lo que significa que su concentración de solutos es similar a la de los fluidos corporales, lo que minimiza el riesgo de deshidratación o alteraciones electrolíticas. Estas fórmulas contienen cantidades moderadas de macronutrientes intactos, como proteínas, carbohidratos y grasas, y pueden incluir fibra, lo cual favorece la función intestinal y ayuda a mantener una digestión saludable. Para su correcta utilización, los pacientes deben tener una capacidad digestiva y de absorción normal, ya que las fórmulas poliméricas no han sido parcialmente descompuestas y requieren una función gastrointestinal adecuada para ser procesadas eficazmente.
Dentro de las fórmulas poliméricas, las isotónicas tienen una densidad calórica de 1 kcal/mL, lo que las hace adecuadas para pacientes que requieren una nutrición estándar sin un aporte calórico excesivo. Por otro lado, las fórmulas concentradas tienen una densidad calórica más alta, de 1.2 a 2 kcal/mL, lo que las hace útiles para pacientes con necesidades calóricas aumentadas, como aquellos que están gravemente enfermos o en procesos de recuperación postquirúrgica.
En general, las fórmulas estándar poliméricas son bien toleradas por la mayoría de los pacientes. Su composición equilibrada permite que se utilicen de manera efectiva en una amplia gama de situaciones clínicas, garantizando que los pacientes reciban los nutrientes esenciales sin causar molestias digestivas ni alteraciones significativas en el equilibrio electrolítico o hídrico. Esto las convierte en una opción segura y confiable para el soporte nutricional enteral en contextos médicos generales.
Las fórmulas semi-elementales y elementales están diseñadas específicamente para pacientes que presentan una función gastrointestinal comprometida, en los que se ha demostrado malabsorción y maldigestión al utilizar fórmulas poliméricas estándar. Estas fórmulas tienen una composición que facilita su digestión y absorción, adaptándose mejor a los pacientes que no pueden procesar los nutrientes de manera eficiente debido a trastornos en el tracto gastrointestinal.
Las fórmulas elementales están compuestas principalmente por aminoácidos libres, lo que las hace más fáciles de absorber, ya que los aminoácidos no requieren de un proceso digestivo complejo. Este tipo de fórmula está indicada en pacientes con dificultades significativas para digerir y absorber proteínas, ya que el sistema digestivo no es capaz de descomponerlas adecuadamente. En cambio, las fórmulas semi-elementales contienen oligopeptidos parcialmente hidrolizados, que son cadenas de aminoácidos más cortas que pueden ser absorbidas con mayor facilidad que las proteínas intactas, pero aún requieren cierta acción digestiva. Estas fórmulas son útiles cuando hay una capacidad limitada de digestión, pero el sistema aún puede procesar péptidos.
Por otro lado, las fórmulas elementales tienen una cantidad mínima de grasa, generalmente en forma de triglicéridos de cadena media. Aunque estos triglicéridos son más fáciles de digerir y absorber que los triglicéridos de cadena larga, su utilización prolongada puede aumentar el riesgo de deficiencia de ácidos grasos esenciales (EFAD, por sus siglas en inglés). Esto se debe a que las fórmulas elementales suelen ser bajas en ácidos grasos esenciales, lo que puede llevar a un déficit nutricional en estos componentes si se administran durante largos períodos de tiempo.
Además, las fórmulas elementales son hipertonicas, lo que significa que su concentración de solutos es mayor que la de los fluidos corporales, lo que puede inducir efectos secundarios como diarrea severa en algunos pacientes. Esto se debe a la alta concentración de nutrientes y solutos en la fórmula, que puede alterar el equilibrio osmótico en el intestino y aumentar la velocidad del tránsito intestinal, provocando una mayor pérdida de agua y electrolitos.
Por otro lado, existen fórmulas enterales específicas para enfermedades que han sido desarrolladas para atender a pacientes con condiciones como diabetes, enfermedad renal, encefalopatía hepática y fallo respiratorio. Estas fórmulas contienen nutrientes adaptados a las necesidades de cada patología, como el control de carbohidratos en la diabetes o la regulación de líquidos y electrolitos en la insuficiencia renal. Sin embargo, no se ha demostrado que estas fórmulas sean superiores a las fórmulas poliméricas estándar en la mayoría de los pacientes, ya que las fórmulas estándar pueden ofrecer un soporte nutricional adecuado sin necesidad de modificaciones específicas para cada enfermedad, a menos que existan complicaciones graves.
En cuanto a la administración de la nutrición enteral, generalmente se prefiere la infusión continua al iniciar el soporte nutricional. Esto se debe a que la infusión continua permite una distribución constante de los nutrientes, evitando la sobrecarga de volumen en el tracto gastrointestinal, lo que es especialmente importante en pacientes críticos. En estos pacientes, la nutrición enteral suele iniciarse a una tasa de 10 a 40 mL por hora, y luego se incrementa gradualmente en intervalos de 8 a 12 horas, en incrementos de 10 a 20 mL por hora, hasta alcanzar la tasa objetivo. Esta estrategia progresiva ayuda a minimizar el riesgo de complicaciones como la sobrecarga de volumen y mejora la tolerancia de la nutrición enteral.
En pacientes estables no críticamente enfermos, la nutrición enteral se puede administrar a la tasa objetivo desde el inicio, ya que su capacidad para tolerar este tipo de soporte nutricional suele ser mejor. Sin embargo, en pacientes con riesgo de síndrome de realimentación, que es una condición peligrosa asociada con la reintroducción rápida de nutrientes, es más apropiado adoptar un enfoque más conservador. En estos casos, la iniciación y el avance de la nutrición enteral deben ser más lentos y monitorizados de cerca.
En pacientes con acceso enteral a largo plazo, como aquellos con sondas nasogástricas o gastrostomías, la transición hacia la administración de nutrientes mediante bolos o alimentaciones cíclicas/nocturnas puede mejorar significativamente su calidad de vida. Esta modalidad de alimentación permite que los pacientes experimenten períodos sin alimentación durante el día o la noche, lo que facilita la integración de la nutrición enteral con sus actividades cotidianas y favorece una mejor adaptación social y psicológica al tratamiento.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.