Transfusiones de plaquetas
Transfusiones de plaquetas

Transfusiones de plaquetas

Las transfusiones de plaquetas son un tratamiento médico indicado en situaciones de trombocitopenia, una condición caracterizada por la disminución del número de plaquetas en la sangre, lo que puede ser resultado de una producción insuficiente en la médula ósea. Las plaquetas son células sanguíneas fundamentales para la hemostasia, es decir, el proceso que previene el sangrado mediante la formación de coágulos. La transfusión de plaquetas se emplea principalmente cuando existe un riesgo elevado de hemorragia debido a niveles bajos de plaquetas, y su objetivo es prevenir o tratar episodios hemorrágicos.

En casos de trombocitopatías inmunitarias, como la trombocitopatía autoinmune o la trombocitopatía inmune primaria, las transfusiones de plaquetas pueden ser útiles, pero solo en presencia de hemorragias activas. Sin embargo, en estas condiciones, las plaquetas transfundidas son rápidamente eliminadas del torrente sanguíneo, debido a que están expuestas a los mismos mecanismos patofisiológicos que afectan a las plaquetas endógenas del receptor, como la destrucción mediada por anticuerpos. Este fenómeno limita la efectividad de las transfusiones, ya que las plaquetas transfundidas no permanecen en la circulación durante un período prolongado, lo que puede reducir la capacidad de estas transfusiones para prevenir o controlar el sangrado de manera efectiva.

El riesgo de sangrado en pacientes con trombocitopenia aumenta de manera significativa cuando el recuento plaquetario desciende por debajo de 80,000 plaquetas por microlitro de sangre (80 × 10^9 por litro). Esta cifra marca el umbral por debajo del cual el riesgo de hemorragias no solo aumenta, sino que también se vuelve más severo cuando los niveles de plaquetas caen aún más. La hemorragia espontánea, especialmente aquella que pone en riesgo la vida del paciente, es más probable cuando el recuento plaquetario desciende a niveles extremadamente bajos, como menos de 5,000 plaquetas por microlitro (5 × 10^9 por litro). Este umbral es particularmente crítico, ya que el riesgo de sangrado espontáneo grave, como el sangrado intracraneal o en otros órganos vitales, se incrementa considerablemente en estos niveles.

Debido a la relación directa entre los niveles de plaquetas y el riesgo de sangrado, las transfusiones de plaquetas se administran de manera profiláctica en aquellos pacientes cuya cifra de plaquetas es extremadamente baja, normalmente cuando el recuento es inferior a 10,000 plaquetas por microlitro (10 × 10^9 por litro). Este enfoque preventivo tiene como objetivo reducir el riesgo de hemorragias graves antes de que ocurran, ya que a estos niveles de trombocitopenia, el riesgo de sangrados espontáneos importantes es elevado.

Además de su uso en situaciones de trombocitopenia grave, las transfusiones de plaquetas también se emplean en pacientes que van a someterse a procedimientos invasivos o cirugías, ya que en estos contextos el riesgo de hemorragia durante o después de la intervención aumenta. En estos casos, el objetivo de la transfusión es elevar el recuento plaquetario a niveles más seguros, generalmente superiores a 50,000 plaquetas por microlitro (50 × 10^9 por litro), lo que ayuda a minimizar el riesgo de sangrados durante el procedimiento.

Es importante destacar que el umbral para la transfusión de plaquetas no es fijo y puede variar según el contexto clínico del paciente. Por ejemplo, en pacientes con condiciones clínicas como leucemia o aquellos que están recibiendo quimioterapia, la tolerancia a niveles bajos de plaquetas puede ser menor, por lo que se pueden necesitar transfusiones de plaquetas a recuentos plaquetarios más altos. En cambio, en pacientes con trombocitopatías leves o con riesgo bajo de sangrado, los umbrales para la transfusión pueden ser más altos.

Las plaquetas para transfusión son comúnmente obtenidas a partir de colecciones por aféresis de un solo donante, lo que equivale aproximadamente a las plaquetas recuperadas de seis donaciones de sangre total. Este método de recolección es preferido porque permite obtener una cantidad concentrada de plaquetas de un solo donante, lo que reduce la variabilidad en la respuesta transfusional y aumenta la eficacia del tratamiento. En este proceso, un equipo especializado separa las plaquetas de otros componentes sanguíneos, como glóbulos rojos y plasma, lo que permite una mayor concentración de plaquetas en comparación con las obtenidas de una donación de sangre completa.

Una unidad de plaquetas proveniente de un solo donante tiene la capacidad de elevar el recuento de plaquetas en un receptor sin antecedentes de transfusión en aproximadamente 50,000 a 60,000 plaquetas por microlitro (50-60 × 10^9/L). Este incremento es significativo para mejorar la hemostasia en pacientes con trombocitopatía o trombocitopenia, condiciones en las que las plaquetas son insuficientes para detener o prevenir hemorragias. Este aumento es esperado en individuos sin trastornos subyacentes como hiperesplenismo o trastornos consumptivos de plaquetas, en los que el aumento de plaquetas post-transfusión podría no ser tan pronunciado debido a la destrucción acelerada de las mismas.

La duración de la eficacia de las plaquetas transfundidas es relativamente corta, con una vida media de 2 a 3 días, lo que implica que las plaquetas transfundidas no permanecen mucho tiempo en circulación antes de ser eliminadas del torrente sanguíneo. La respuesta a la transfusión de plaquetas puede ser subóptima en algunos pacientes, lo que se traduce en incrementos plaquetarios menores de lo esperado y una supervivencia reducida de las plaquetas transfundidas. Existen múltiples factores que pueden contribuir a esta respuesta inadecuada, entre los cuales se incluyen fiebre, sepsis, hiperesplenismo, coagulación intravascular diseminada (CID), una constitución corporal grande, una dosis baja de plaquetas en la transfusión o la presencia de aloanticuerpos.

El fenómeno de la aloimmunización es particularmente relevante en pacientes que requieren transfusiones repetidas, ya que la formación de anticuerpos contra antígenos plaquetarios puede reducir la eficacia de las transfusiones sucesivas. La mayoría de estos aloanticuerpos están dirigidos contra los antígenos del complejo principal de histocompatibilidad (HLA) de los donantes, lo que provoca la destrucción prematura de las plaquetas transfundidas. Este problema es más común en individuos que han tenido múltiples transfusiones, mujeres que han tenido embarazos previos o pacientes que han recibido trasplantes de órganos, ya que en estas situaciones la exposición a antígenos extraños puede inducir la formación de anticuerpos.

Los pacientes que requieren transfusiones prolongadas de plaquetas deben ser monitorizados de manera continua para asegurarse de que las respuestas a las transfusiones sean adecuadas. Esto es fundamental para ajustar el tipo de producto transfundido y maximizar los beneficios terapéuticos. Si las transfusiones de plaquetas aleatorias (es decir, de donantes no seleccionados específicamente) no son eficaces, se puede recurrir al emparejamiento cruzado entre el paciente y posibles donantes que puedan ofrecer un mejor incremento de plaquetas y una mayor duración de la supervivencia de las mismas en el torrente sanguíneo.

Para aquellos pacientes que desarrollan aloimmunización y requieren transfusiones de plaquetas a largo plazo, una estrategia efectiva es el uso de plaquetas emparejadas por HLA. Estas plaquetas pueden ser obtenidas de donantes voluntarios o miembros de la familia que sean compatibles con el perfil inmunológico del paciente. El uso de plaquetas emparejadas por HLA reduce la probabilidad de rechazo inmunológico y mejora la respuesta transfusional, ya que minimiza la destrucción de las plaquetas transfundidas debido a los anticuerpos dirigidos contra antígenos incompatibles. Este enfoque puede ser crucial para mejorar la calidad de vida de los pacientes con condiciones hematológicas crónicas que dependen de transfusiones de plaquetas regulares.

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Solves Alcaina P. Platelet transfusion: and update on challenges and outcomes. J Blood Med. 2020;11:19. [PMID: 32158298]
  2. Stanworth SJ et al. How I use platelet transfusions. Blood. 2022;140:1925. [PMID: 35926105]
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Originally posted on 22 de noviembre de 2024 @ 11:07 PM

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