El tratamiento ambulatorio de los pacientes con trombosis venosa profunda (TVP) se ha convertido en una estrategia ampliamente utilizada debido a varios factores que favorecen su implementación, principalmente la mejora en la eficacia de los anticoagulantes orales y la creciente capacidad de los sistemas de salud para monitorear a los pacientes de forma regular sin necesidad de hospitalización continua. Sin embargo, este tipo de manejo no es adecuado para todos los pacientes, ya que depende de una serie de consideraciones clínicas y logísticas que garantizan tanto la seguridad del tratamiento como la prevención de complicaciones graves.
Factores que permiten el tratamiento ambulatorio
En primer lugar, los pacientes con TVP pueden ser tratados de manera ambulatoria si no presentan signos o síntomas clínicos de embolia pulmonar, ya que esta es una complicación grave de la TVP que puede poner en riesgo la vida del paciente. Si la TVP está confinada a las venas más periféricas y no existe evidencia de que el trombo haya migrado hacia los pulmones, el tratamiento ambulatorio se vuelve una opción razonable. Además, es esencial que el dolor asociado con la trombosis esté controlado adecuadamente, ya que un manejo inadecuado del dolor puede afectar la calidad de vida del paciente y dificultar su capacidad para seguir las indicaciones del tratamiento.
Un factor crítico es la capacidad del paciente para cumplir con el tratamiento anticoagulante, que generalmente requiere un seguimiento frecuente para asegurar que la terapia esté siendo efectiva y para monitorear posibles efectos adversos, como el sangrado. Por lo tanto, los pacientes deben tener acceso a la medicación, ya sea a través de un seguro de salud o con la posibilidad de pagarla de su propio bolsillo, y deben ser capaces de cumplir con las citas de seguimiento, que inicialmente pueden ser diarias o semanales, dependiendo de la evolución clínica. El seguimiento regular permite detectar cualquier complicación temprana, como el sangrado, y ajustar la dosis del anticoagulante según sea necesario.
Condiciones que pueden contraindicar el tratamiento ambulatorio
No obstante, hay situaciones en las que el tratamiento ambulatorio no es apropiado, ya que el manejo de la TVP en estos casos requiere mayor vigilancia o intervenciones más invasivas. Los pacientes con trombosis en venas más grandes, como la vena cava inferior, la iliaca, la femoral común o las venas de las extremidades superiores, pueden necesitar una intervención más intensiva, como una trombólisis o un filtro de vena cava, para prevenir complicaciones graves. Estas situaciones son indicativas de un riesgo mayor de embolia pulmonar o de complicaciones asociadas a la trombosis, por lo que el tratamiento ambulatorio no sería seguro sin un monitoreo hospitalario adecuado.
Además, existen condiciones comórbidas que pueden requerir manejo hospitalario, como enfermedades ulcerosas pépticas activas, sangrados gastrointestinales recientes o insuficiencia hepática grave, ya que estos pacientes tienen un riesgo significativamente mayor de hemorragias graves bajo terapia anticoagulante. Otros factores que contraindican el tratamiento ambulatorio incluyen ciertos antecedentes de eventos neurológicos, como hemorragias cerebrales o accidentes cerebrovasculares recientes, ya que el riesgo de complicaciones hemorrágicas en el sistema nervioso central es considerablemente mayor en estos casos.
Los trastornos hematológicos, como la trombocitopatía, la trombocitopenia o una diatesis hemorrágica familiar, también son razones para excluir el tratamiento ambulatorio. En estos pacientes, el riesgo de sangrado durante el tratamiento anticoagulante puede ser demasiado alto, lo que justifica un manejo más controlado en un entorno hospitalario. Asimismo, las personas con un clearance de creatinina menor de 30 mililitros por minuto, o con un peso corporal por debajo de los umbrales establecidos (menos de 55 kilogramos en hombres y menos de 45 kilogramos en mujeres), pueden presentar un mayor riesgo de complicaciones debido a la farmacocinética de los anticoagulantes, lo que hace que el tratamiento ambulatorio sea más arriesgado.
Los pacientes que han tenido una cirugía reciente, especialmente en la columna o que han recibido anestesia epidural, también tienen un mayor riesgo de complicaciones, ya que el riesgo de hemorragias postquirúrgicas o de desarrollar trombosis en otras localizaciones es considerablemente mayor. Además, aquellos con antecedentes de trombocitopatía inducida por heparina o que no tienen la capacidad de tomar medicamentos de manera confiable en casa, o que no pueden reconocer cambios en su estado de salud, también deben ser tratados de manera hospitalaria, ya que es crucial que sigan rigurosamente el tratamiento y se detecten cambios en su condición clínica de forma temprana.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
Originally posted on 27 de noviembre de 2024 @ 9:20 AM