La regurgitación mitral primaria es una condición cardíaca en la cual la válvula mitral del corazón no cierra completamente durante la sístole, lo que provoca un flujo retrógrado de sangre desde el ventrículo izquierdo hacia la aurícula izquierda. Esta anomalía se debe a un defecto intrínseco en la válvula mitral misma o en sus estructuras asociadas.
La válvula mitral, situada entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo, está formada por dos valvas (una anterior y una posterior) que están conectadas a las cuerdas tendinosas y a los músculos papilares del ventrículo izquierdo. En condiciones normales, estas valvas se cierran de manera eficiente durante la contracción del ventrículo izquierdo, impidiendo que la sangre regrese a la aurícula izquierda.
En la regurgitación mitral primaria, el defecto se encuentra en los componentes de la válvula mitral o en su soporte estructural. Este tipo de regurgitación puede tener varias causas, que incluyen:
- Prolapso de la válvula mitral: Es una de las causas más comunes de regurgitación mitral primaria. En esta condición, una o ambas valvas de la válvula mitral se desplazan hacia la aurícula izquierda durante la contracción del ventrículo, lo que provoca un cierre incompleto y, por ende, una fuga de sangre. El prolapso puede ser causado por alteraciones en el tejido conectivo que afecta la elasticidad y la forma de la válvula.
- Degeneración mixomatosa: Esta enfermedad afecta el tejido de la válvula mitral, llevándolo a una degeneración anormal y a una dilatación de las valvas, que pierden su capacidad de cierre efectivo. La degeneración mixomatosa puede ser una causa del prolapso de la válvula mitral y, en consecuencia, de la regurgitación mitral primaria.
- Ruptura de cuerdas tendinosas: Las cuerdas tendinosas son estructuras que conectan las valvas de la válvula mitral con los músculos papilares en el ventrículo izquierdo. Si estas cuerdas se rompen o se dañan debido a diversas causas, como la endocarditis infecciosa o la degeneración, la válvula puede no cerrarse adecuadamente, causando regurgitación.
- Afecciones estructurales: Algunas malformaciones congénitas o enfermedades que afectan la estructura de la válvula mitral, como la hipertensión pulmonar severa o enfermedades autoinmunitarias, también pueden resultar en regurgitación mitral primaria.
El flujo retrógrado de sangre hacia la aurícula izquierda resulta en un aumento del volumen de sangre en esta cámara, lo que puede llevar a una dilatación de la aurícula. Con el tiempo, esta sobrecarga de volumen puede provocar síntomas como dificultad para respirar, palpitaciones, y fatiga, así como un mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular.
Tratamiento
El grado de agrandamiento del ventrículo izquierdo es un indicador crucial de la severidad y cronicidad de la regurgitación mitral. La regurgitación mitral, especialmente cuando es crónica, impone una carga de volumen adicional significativa sobre el ventrículo izquierdo. Esta sobrecarga de volumen se manifiesta como un agrandamiento del ventrículo izquierdo, que puede ser observado a través de técnicas de imagen como el ecocardiograma. A medida que la cantidad de sangre que regresa al ventrículo izquierdo aumenta, este debe adaptarse expandiéndose para acomodar el exceso de volumen. Sin embargo, esta adaptación tiene sus límites.
En una situación de regurgitación mitral crónica, el ventrículo izquierdo puede experimentar un agrandamiento considerable. Este agrandamiento refleja la cantidad de sangre que regresa al ventrículo durante cada ciclo cardíaco. La capacidad del ventrículo para adaptarse a esta sobrecarga de volumen depende de varios factores, incluyendo la duración y la severidad de la regurgitación. Con el tiempo, la dilatación del ventrículo izquierdo puede progresar, lo que puede llevar a una disfunción progresiva de la bomba cardíaca.
El agrandamiento de la aurícula izquierda es otra manifestación importante en la regurgitación mitral crónica. A medida que la sangre regresa al ventrículo izquierdo y se acumula en la aurícula izquierda, esta también se dilata para manejar el exceso de volumen. Esta dilatación auricular puede ser significativa en casos de regurgitación mitral severa y crónica.
Un aspecto crucial de la regurgitación mitral crónica es que, debido a la capacidad adaptativa del corazón, muchos pacientes pueden no presentar síntomas durante años a pesar de tener una regurgitación mitral significativa y una notable dilatación de la aurícula y del ventrículo izquierdo. Esta ausencia de síntomas puede retrasar el diagnóstico y la intervención.
La progresión de la regurgitación mitral puede llevar a la insuficiencia del ventrículo izquierdo, que se caracteriza por una reducción en el gasto cardíaco. En estos casos, la disfunción ventricular se vuelve más pronunciada y puede manifestarse en síntomas como fatiga, disnea y reducción de la tolerancia al ejercicio. La insuficiencia del ventrículo izquierdo es el resultado de la deterioración progresiva de la función contráctil del ventrículo, que ocurre a medida que la sobrecarga de volumen causa alteraciones en la estructura y función del miocardio.
La cirugía de reparación o reemplazo de la válvula mitral se vuelve necesaria cuando se desarrollan síntomas o cuando se detecta disfunción del ventrículo izquierdo. La intervención quirúrgica temprana está indicada incluso en pacientes que aún no presentan síntomas clínicos, pero que muestran signos de deterioro en la función del ventrículo izquierdo, como una fracción de eyección reducida (menos del 60%) o una dilatación marcada del ventrículo izquierdo con una contractilidad reducida (dimensión end-sistólica mayor de 4.0 cm). Estos criterios reflejan la importancia de abordar la regurgitación mitral crónica antes de que se produzca un deterioro irreparable de la función cardíaca.
La regurgitación mitral aguda es una afección crítica que puede desarrollarse de manera abrupta y con consecuencias graves para la función cardiovascular. Esta condición se caracteriza por una disfunción repentina de la válvula mitral, lo que lleva a una fuga de sangre desde el ventrículo izquierdo hacia la aurícula izquierda durante la sístole. Las causas más comunes de regurgitación mitral aguda incluyen la disfunción del músculo papilar tras un infarto de miocardio, la perforación de la válvula mitral en el contexto de endocarditis infecciosa, el prolapso de la válvula mitral con ruptura de cuerdas tendinosas, y la miocardiopatía hipertrófica.
La disfunción del músculo papilar ocurre típicamente después de un infarto de miocardio, cuando las arterias coronarias que suministran sangre a estos músculos se obstruyen. Los músculos papilares son esenciales para mantener las valvas de la válvula mitral en su lugar durante la contracción del ventrículo izquierdo. La isquemia o necrosis de estos músculos provoca su incapacidad para cumplir esta función, resultando en un cierre incompleto de la válvula y en una regurgitación severa. La regurgitación mitral aguda resultante de este fenómeno puede causar una sobrecarga rápida y significativa de volumen en la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo, con consecuencias potencialmente devastadoras para la función cardíaca.
En el caso de la endocarditis infecciosa, las bacterias pueden infectar y destruir la válvula mitral, provocando perforaciones que impiden el cierre adecuado de las valvas. La perforación de la válvula resulta en una regurgitación aguda que puede desarrollarse de forma rápida, exacerbada por la inflamación y la infección asociada. Esta situación no solo compromete la integridad de la válvula mitral, sino que también puede causar una rápida disfunción cardíaca y requerir intervención urgente.
El prolapso de la válvula mitral, especialmente cuando se acompaña de la ruptura de cuerdas tendinosas, también puede llevar a una regurgitación aguda. Las cuerdas tendinosas son estructuras que anclan las valvas de la válvula al ventrículo izquierdo. La ruptura de estas cuerdas impide que las valvas se cierren correctamente, provocando una fuga de sangre hacia la aurícula izquierda. Este tipo de regurgitación puede surgir de manera súbita y llevar a una rápida deterioración de la función ventricular.
La miocardiopatía hipertrófica, caracterizada por el engrosamiento anormal del músculo cardíaco, puede alterar la estructura de la válvula mitral y su funcionamiento. El engrosamiento del miocardio puede cambiar la geometría del ventrículo izquierdo y la válvula mitral, resultando en una regurgitación mitral aguda debido al cierre inadecuado de las valvas. Este engrosamiento puede llevar a una sobrecarga de volumen y una disfunción ventricular que requiere atención urgente.
El manejo de la regurgitación mitral aguda a menudo requiere intervención quirúrgica de emergencia para reparar o reemplazar la válvula mitral y estabilizar al paciente. Sin embargo, mientras se prepara para la cirugía, algunos pacientes pueden volverse hemodinámicamente inestables y necesitar tratamiento con vasodilatadores o contrapulsación intraaórtica. Los vasodilatadores ayudan a reducir la resistencia vascular sistémica, disminuyendo así el flujo regurgitante retrógrado y mejorando el volumen de eyección hacia adelante. La contrapulsación intraaórtica, por otro lado, ayuda a mejorar la perfusión y a reducir la sobrecarga en el corazón.
La controversia persiste en cuanto al papel de la reducción crónica de la poscarga en la regurgitación mitral crónica. Aunque la reducción de la poscarga puede proporcionar alivio temporal, no hay evidencia sólida que demuestre que esta estrategia sea efectiva a largo plazo para prevenir la disfunción del ventrículo izquierdo o evitar la necesidad de cirugía. En cuanto al uso de betabloqueantes, aunque algunos expertos sugieren que estos medicamentos podrían ser beneficiosos debido a su efecto sobre el estado simpático aumentado, la evidencia sobre su eficacia en la regurgitación mitral crónica sigue siendo especulativa y no ha sido claramente establecida.
Finalmente, en pacientes con regurgitación mitral asociada a taquicardia, la normalización de la frecuencia cardíaca puede resultar en una mejora de la regurgitación. El control de la taquicardia puede aliviar la sobrecarga de volumen y mejorar la función ventricular, proporcionando un enfoque terapéutico adicional en el manejo de esta compleja condición. En resumen, la regurgitación mitral aguda requiere una evaluación y tratamiento urgente, y mientras que las estrategias de manejo pueden ofrecer alivio temporal, la intervención quirúrgica sigue siendo la solución definitiva para restaurar la función valvular y estabilizar al paciente.

Fuente y lecturas recomendadas
- Papadakis, M. A. (Ed.). (2024). Current medical diagnosis & treatment (63ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Otto CM et al. 2020 ACC/AHA guideline for the management of patients with valvular heart disease. J Am Coll Cardiol. 2021;77:450. [PMID: 33342587]
Originally posted on 9 de septiembre de 2024 @ 11:53 PM