Las vacunas contra el neumococo son una herramienta fundamental en la prevención de infecciones neumocócicas y en la reducción de su gravedad en pacientes inmunocompetentes. Estas vacunas están diseñadas para proteger contra las infecciones causadas por el Streptococcus pneumoniae, una bacteria que puede provocar enfermedades graves como neumonía, meningitis, y sepsis.
Mecanismo de Acción de las Vacunas Neumocócicas
Las infecciones neumocócicas son causadas por S. pneumoniae, que posee una cápsula compuesta por polisacáridos. Estos polisacáridos son una parte crucial de la estructura bacteriana y son responsables de su virulencia. Las vacunas contra el neumococo se basan en la estimulación del sistema inmunológico para reconocer y combatir estos polisacáridos.
- Vacuna de Polisacáridos Capsulares (PPSV23): La PPSV23, también conocida como la vacuna neumocócica polisacárida, contiene antígenos compuestos por polisacáridos capsulares derivados de 23 cepas comunes de S. pneumoniae. Estos polisacáridos actúan como una forma de «identificación» para el sistema inmunológico. Al recibir la vacuna, el organismo genera una respuesta inmunitaria específica contra estos antígenos, creando anticuerpos que ayudan a reconocer y neutralizar la bacteria en caso de una infección futura. La PPSV23 está diseñada para proporcionar una protección amplia contra múltiples serotipos del neumococo que son responsables de la mayoría de las infecciones neumocócicas en adultos.
- Vacunas Conjugadas: Las vacunas conjugadas, como la PCV10, PCV13, PCV15 y PCV20, son diferentes en su diseño en comparación con la PPSV23. Estas vacunas combinan polisacáridos capsulares con proteínas portadoras. Este enfoque mejora la respuesta inmunitaria en personas inmunocompetentes y, en particular, en individuos jóvenes y ancianos cuyo sistema inmunológico podría no responder adecuadamente solo a los polisacáridos. Las proteínas portadoras actúan como un adyuvante, ayudando a generar una respuesta inmune más fuerte y duradera. Estas vacunas protegen contra los serotipos específicos de S. pneumoniae incluidos en su formulación y son capaces de inducir una memoria inmunológica más robusta.
Tipos de Vacunas y Su Aplicación
- Vacuna de 10-valente (PCV10): Esta vacuna protege contra 10 serotipos específicos de S. pneumoniae. Su uso ha sido eficaz en la reducción de enfermedades neumocócicas invasivas en poblaciones infantiles y, en algunos contextos, se ha extendido a adultos.
- Vacuna de 13-valente (PCV13): Amplía la protección a 13 serotipos de S. pneumoniae. Esta vacuna se ha mostrado eficaz en la reducción de neumonías, meningitis, y bacteriemia causada por los serotipos incluidos. Se recomienda particularmente en adultos mayores y personas con comorbilidades debido a su capacidad para inducir una respuesta inmunitaria robusta contra más serotipos.
- Vacuna de 15-valente (PCV15): Añade dos serotipos adicionales a los cubiertos por PCV13, ofreciendo una protección aún más amplia contra serotipos neumocócicos menos comunes pero aún clínicamente relevantes.
- Vacuna de 20-valente (PCV20): Esta vacuna proporciona protección contra 20 serotipos de S. pneumoniae, incluyendo todos los serotipos cubiertos por las vacunas anteriores (PCV10 y PCV13) más adicionales, lo que representa el avance más reciente en la cobertura de serotipos.
Importancia de las Vacunas Neumocócicas
Las vacunas neumocócicas son cruciales porque ayudan a prevenir infecciones neumocócicas y a reducir su gravedad en individuos inmunocompetentes. La protección proporcionada por estas vacunas se basa en la estimulación del sistema inmunológico para reconocer y atacar los polisacáridos capsulares de S. pneumoniae, así como en la mejora de la respuesta inmunitaria mediante el uso de proteínas portadoras en las vacunas conjugadas. Esto resulta en una menor incidencia de enfermedades graves y una reducción en la mortalidad asociada con estas infecciones.
La elección entre las distintas vacunas (PPSV23 frente a las vacunas conjugadas) y las estrategias de administración dependen de factores como la edad, el estado de salud y el riesgo individual de infección. La combinación de estas vacunas ofrece una protección integral contra las infecciones neumocócicas, contribuyendo a una significativa reducción de la carga de enfermedades neumocócicas en la población general.
Las recomendaciones actuales para la vacunación contra el neumococo en adultos están diseñadas para maximizar la protección contra las infecciones neumocócicas, especialmente en aquellos de mayor riesgo. Estas recomendaciones se centran en el uso de vacunas como PCV20 y la administración secuencial de PCV15 y PPSV23, basándose en la necesidad de ofrecer una cobertura amplia y efectiva contra el Streptococcus pneumoniae.
La PCV20 es una vacuna conjugada que ofrece protección contra 20 serotipos del neumococo. Esta vacuna incluye todos los serotipos que cubren las vacunas neumocócicas conjugadas anteriores (como PCV13) y añade protección contra siete serotipos adicionales. Su amplio espectro de cobertura hace que sea una opción preferida para adultos de 65 años o más, así como para aquellos con comorbilidades. La PCV20 no solo aumenta la protección frente a más serotipos, sino que también ayuda a generar una respuesta inmunitaria robusta y duradera, lo que reduce significativamente el riesgo de infecciones graves.
Para algunos pacientes, especialmente aquellos que ya han recibido vacunas previas, se recomienda una estrategia diferente: la administración secuencial de PCV15 seguida de PPSV23. La PCV15 cubre 15 serotipos y, al ser una vacuna conjugada, proporciona una respuesta inmunitaria fuerte. Sin embargo, para maximizar la protección, se recomienda una dosis adicional de PPSV23, que abarca 23 serotipos adicionales. Esta combinación ofrece una cobertura más completa y fortalece la defensa del organismo contra infecciones neumocócicas invasivas.
Para adultos que han recibido solo PPSV23, se recomienda la administración de PCV20 para ampliar la cobertura y reforzar la protección. En contraste, los adultos que han recibido solo PCV13 deben recibir PPSV23 para complementar la protección con serotipos adicionales que no están cubiertos por PCV13. Actualmente, no se sugiere administrar PCV20 a adultos sanos que ya hayan recibido tanto PCV13 como PPSV23, ya que estas vacunas juntas ofrecen una protección adecuada.
Para los pacientes inmunocomprometidos y aquellos con un alto riesgo de infección neumocócica grave, se recomienda una revacunación con PPSV23 cinco años después de la primera dosis, independientemente de la edad. Además, los adultos mayores de 65 años deben recibir una dosis adicional de PPSV23 al menos cinco años después de la última dosis recibida. Esta pauta de revacunación asegura que estos pacientes mantengan un nivel óptimo de protección frente a posibles infecciones neumocócicas graves.
Vacuna contra influenza
La vacuna contra la influenza estacional es una herramienta crucial en la prevención de enfermedades graves causadas por el virus de la influenza, con un impacto positivo significativo en dos áreas principales: la neumonía primaria por influenza y las neumonías bacterianas secundarias.
La influenza estacional, causada por los virus de la gripe, puede llevar a enfermedades graves, incluyendo neumonía. La vacuna anual contra la influenza está diseñada para inducir una respuesta inmunitaria específica contra los virus de la gripe que se prevé serán los más comunes durante la temporada de gripe. Al estar compuesta por antígenos de estos virus, la vacuna prepara al sistema inmunológico para reconocer y combatir estos patógenos, reduciendo así la probabilidad de infección.
La neumonía primaria por influenza es una complicación grave que puede ocurrir cuando el virus de la gripe infecta los pulmones directamente, causando una inflamación severa. La vacuna contra la influenza reduce significativamente el riesgo de desarrollar esta forma de neumonía. Al proteger a las personas de la infección por el virus de la gripe, la vacuna disminuye la incidencia de neumonía primaria, que puede ser especialmente peligrosa en personas mayores y en aquellos con condiciones de salud subyacentes.
Además de prevenir la neumonía primaria, la vacuna contra la influenza tiene un impacto positivo en la prevención de neumonías bacterianas secundarias. Cuando el virus de la gripe debilita el sistema respiratorio, puede crear un entorno propenso para la infección por bacterias, que pueden invadir los pulmones y causar neumonías bacterianas. Al reducir la incidencia de infecciones por el virus de la gripe, la vacuna indirectamente disminuye el riesgo de que bacterias patógenas causen neumonías secundarias. Esto es crucial porque las neumonías bacterianas secundarias pueden ser severas y a menudo requieren tratamiento antibiótico intensivo.
Se recomienda la vacuna contra la influenza estacional anualmente para todas las personas mayores de 6 meses sin contraindicaciones. La razón detrás de la vacunación anual se debe a que los virus de la gripe cambian con frecuencia (mutan), y la composición de la vacuna se actualiza cada año para abordar los cepas más prevalentes y emergentes. La vacunación anual asegura que el sistema inmunológico esté preparado para enfrentar los virus de gripe más actuales.
Se da prioridad en la vacunación a ciertos grupos que están en mayor riesgo de complicaciones graves por la influenza:
- Personas de 50 años o más: Los adultos mayores tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves debido a su sistema inmunológico envejecido.
- Personas inmunocomprometidas: Aquellos con sistemas inmunitarios debilitados, ya sea por enfermedades crónicas o tratamientos médicos, son más vulnerables a complicaciones graves.
- Residentes de instalaciones de cuidados prolongados: Las personas en residencias de cuidado pueden estar expuestas a virus de la gripe en entornos cerrados, aumentando el riesgo de brotes.
- Pacientes con trastornos pulmonares o cardiovasculares: Las personas con enfermedades respiratorias o cardíacas tienen un mayor riesgo de complicaciones graves, como la neumonía.
- Mujeres embarazadas: El embarazo puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar la susceptibilidad a complicaciones graves por influenza.
La vacunación también se recomienda para los trabajadores de la salud y otras personas que puedan estar en contacto cercano con pacientes de alto riesgo. Al vacunar a estos individuos, se reduce la posibilidad de transmisión del virus a personas que están en riesgo de complicaciones graves.
Vacuna contra COVID-19
Las recomendaciones para la vacunación contra SARS-CoV-2, el virus responsable de la COVID-19, están fundamentadas en evidencias sólidas que demuestran que estas vacunas son altamente efectivas en la reducción de la probabilidad de infección, así como en la disminución de la gravedad de la enfermedad, la tasa de hospitalización y la mortalidad asociada. Estas recomendaciones son aplicables a todos los adultos sin contraindicaciones, destacando la importancia de la vacunación universal en el control de la pandemia y en la protección de la salud pública.
Las vacunas contra SARS-CoV-2, que incluyen tanto las dosis iniciales como los refuerzos, han demostrado ser efectivas en varios aspectos clave:
- Reducción de la Probabilidad de Infección: Las vacunas contra la COVID-19 están diseñadas para inducir una respuesta inmunitaria específica contra el virus. Al hacerlo, entrenan al sistema inmunológico para reconocer y neutralizar el virus de manera más eficiente. Esto reduce significativamente la probabilidad de que una persona vacunada contraiga la infección. La eficacia de las vacunas en prevenir la infección varía según la vacuna y la variante del virus, pero en general, las vacunas han mostrado una reducción significativa en la incidencia de casos sintomáticos de COVID-19.
- Disminución de la Gravedad de la Enfermedad: En el caso de las personas que contraen la infección, las vacunas han demostrado ser altamente efectivas en reducir la gravedad de la enfermedad. Las personas vacunadas tienen menos probabilidades de desarrollar síntomas graves, y esto se traduce en una menor incidencia de complicaciones severas como la neumonía. La protección contra formas graves de la enfermedad es particularmente importante, ya que las formas severas de COVID-19 pueden llevar a hospitalización e incluso a la muerte.
- Reducción de la Hospitalización y Mortalidad: Las vacunas contra SARS-CoV-2 han mostrado una eficacia significativa en la reducción de las tasas de hospitalización. Las personas vacunadas que contraen COVID-19 tienen menos probabilidades de necesitar atención hospitalaria y, en consecuencia, menos probabilidades de experimentar complicaciones severas que requieran cuidados intensivos. Asimismo, la vacunación ha demostrado ser eficaz en reducir la mortalidad asociada con la COVID-19, al disminuir el riesgo de muerte en aquellos que padecen formas graves de la enfermedad.
Vacunas en pacientes hispitalizados
Para los pacientes hospitalizados, especialmente aquellos con condiciones que podrían beneficiarse de una protección adicional contra enfermedades respiratorias, es crucial administrar las vacunas pertinentes durante la hospitalización:
- Vacunas Neumocócicas: Las vacunas contra el neumococo, como PPSV23 y PCV20, son esenciales para prevenir infecciones neumocócicas graves, que pueden ser una complicación significativa en pacientes con enfermedades crónicas o inmunocomprometidos. Para estos pacientes, la vacunación puede prevenir enfermedades neumocócicas invasivas, que a menudo requieren tratamiento hospitalario y pueden ser potencialmente mortales.
- Vacuna Contra la Influenza: La vacuna contra la influenza estacional ayuda a prevenir la gripe, que puede llevar a complicaciones graves como la neumonía. La vacunación es especialmente importante en pacientes hospitalizados, ya que están en riesgo de contraer la influenza y desarrollar complicaciones severas. La vacuna contra la influenza también reduce el riesgo de neumonías bacterianas secundarias, que pueden surgir después de una infección por influenza.
Las vacunas neumocócicas y contra la influenza pueden ser administradas simultáneamente a los pacientes hospitalizados tan pronto como se haya estabilizado su condición. La administración simultánea es práctica y eficiente, evitando la necesidad de múltiples visitas y asegurando que los pacientes reciban la protección necesaria contra diferentes infecciones respiratorias. La combinación de estas vacunas en el entorno hospitalario ayuda a maximizar la protección del paciente y a reducir el riesgo de complicaciones adicionales.

Fuente y lecturas recomendadas:
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- Kobayashi, M., et al. (2022). Use of 15-valent pneumococcal conjugate vaccine and 20-valent pneumococcal conjugate vaccine among U.S. adults: Updated recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices—United States, 2022. MMWR Morbidity and Mortality Weekly Report, 71(4), 109. https://doi.org/10.15585/mmwr.mm7104a2[PMID: 35085226]
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- Mohanty, S., et al. (2022). A multicenter evaluation of trends in antimicrobial resistance among Streptococcus pneumoniae isolates from adults in the United States. Open Forum Infectious Diseases, 9(4), ofac420. https://doi.org/10.1093/ofid/ofac420 [PMID: 36168549]
- Ramirez, J. A., et al. (2020). Treatment of community-acquired pneumonia in immunocompromised adults: A consensus statement regarding initial strategies. Chest, 158(5), 1896-1911. https://doi.org/10.1016/j.chest.2020.07.107[PMID: 32561442]
Originally posted on 9 de agosto de 2024 @ 7:10 PM