Broncoscopía para extracción de cuerpos extraños

Broncoscopía para extracción de cuerpos extraños
Broncoscopía para extracción de cuerpos extraños

La broncoscopia es un procedimiento crucial para la extracción de cuerpos extraños en las vías respiratorias, requiriendo una serie de preparativos meticulosos y técnicas especializadas para garantizar su efectividad y seguridad.

Antes de iniciar la broncoscopia, se recomienda posicionar al paciente con la cabeza en posición de «olfatear», utilizando un paño doblado bajo los hombros para facilitar el acceso visual y manipulativo. Los ojos se protegen con cinta adhesiva para evitar daños durante el procedimiento. Además, se toman precauciones para minimizar la producción de secreciones, prevenir el laringoespasmo y mantener adecuados niveles de oxigenación.

Durante la laringoscopia inicial, se realiza una inspección detallada para localizar el cuerpo extraño, el cual puede ser extraído utilizando pinzas especializadas, como las pinzas de McGill. Para evaluar sitios más distales en las vías respiratorias, se requiere una instrumentación directa, asegurando en todo momento la protección de estructuras delicadas como los labios, la lengua y, especialmente, los dientes.

Es esencial que el equipo médico esté preparado para responder rápidamente a cualquier complicación que pueda surgir durante la broncoscopia. Esto incluye la disponibilidad inmediata para realizar una intubación de emergencia o, en situaciones excepcionales, una traqueotomía para asegurar la vía aérea del paciente.

Para mitigar el riesgo de laringoespasmo, se utiliza lidocaína de manera liberal, administrada a una dosis de aproximadamente 24 mg/kg en la región glótica. Este anestésico local no solo ayuda a prevenir el espasmo laríngeo, sino que también contribuye a reducir la molestia y mejorar la tolerancia del paciente durante el procedimiento.

Existen varios tipos de broncoscopios rígidos disponibles para la extracción de cuerpos extraños en las vías respiratorias, cada uno con características específicas que los hacen adecuados para diferentes situaciones clínicas y pacientes. Estos broncoscopios varían en tamaño, con longitudes que oscilan entre 2,5 cm × 20 cm y 6 cm × 30 cm, así como en diámetro, los cuales deben seleccionarse cuidadosamente según la edad y el tamaño del niño.

Uno de los broncoscopios más utilizados es el modelo de Doesel-Huzly, que suele estar equipado con un telescopio que incorpora una lente tubular de Hopkins. Otro dispositivo común es el broncoscopio de ventilación diseñado por Holinger. Ambos broncoscopios son apreciados por su excelente exposición visual gracias a la calidad de sus ópticas, lo que facilita la identificación precisa del cuerpo extraño y permite realizar la extracción de manera efectiva.

La preferencia en la mayoría de hospitales recae en dispositivos que combinan sistemas ópticos avanzados con una iluminación adecuada, además de permitir la introducción de pinzas operativas. Esta combinación técnica asegura una visualización óptima que puede ser compartida de manera efectiva por todo el equipo médico durante el procedimiento. Esto no solo facilita la coordinación y la comunicación entre los profesionales involucrados, sino que también mejora la precisión y seguridad de la extracción del cuerpo extraño.

Durante la broncoscopia para la extracción de cuerpos extraños en las vías respiratorias, se sigue un procedimiento meticuloso que implica varias técnicas y consideraciones para asegurar la eficacia y seguridad del proceso.

Inicialmente, se visualiza la laringe y las cuerdas vocales mediante un laringoscopio, lo cual proporciona una orientación inicial para el avance del broncoscopio hacia la tráquea. A menudo, se guía el broncoscopio hacia la derecha del laringoscopio y se dirige hacia el interior de la tráquea. Para facilitar la inspección de los bronquios principales derecho e izquierdo, se realiza un giro de la cabeza hacia el lado opuesto al avance del broncoscopio.

En la mayoría de los casos, no se requieren ópticas anguladas, ya que el diseño del broncoscopio permite una visión directa adecuada. El canal operativo del broncoscopio es fundamental, ya que permite la inserción de instrumental de succión y extracción, así como la introducción de líquidos para lavar las vías respiratorias y eliminar la sangre que pudiera obstruir la visualización.

Es crucial mantener conexiones herméticas y seguras en los puntos operativos del broncoscopio para evitar complicaciones como la hipoventilación. Si se deteriora la ventilación durante el procedimiento, es posible retirar el telescopio del broncoscopio para facilitar la ventilación del paciente, manteniendo el acceso adecuado para continuar con la extracción del cuerpo extraño.

En situaciones más complejas, especialmente cuando el cuerpo extraño está alojado más allá de los bronquios principales, puede ser necesario utilizar un catéter de Fogarty. Este dispositivo se emplea para emparedar el cuerpo extraño entre el broncoscopio y el balón de Fogarty, lo que facilita su extracción al crear un sello temporal alrededor del objeto.

En algunos casos difíciles, como cuerpos extraños de larga data asociados con sangrado abundante o edema severo de las vías respiratorias, puede ser inevitable realizar una extracción parcial del cuerpo extraño. Esta medida puede ser necesaria para controlar la situación y estabilizar al paciente antes de proceder con la extracción completa.

Antes de realizar una segunda endoscopia para la extracción de cuerpos extraños en las vías respiratorias de niños, es fundamental optimizar el estado del paciente mediante ciertas intervenciones médicas específicas. Se ha observado que el uso de adrenalina inhalada y corticosteroides intravenosos puede ser beneficioso para mejorar la condición respiratoria y reducir la inflamación localizada en las vías respiratorias. Estos tratamientos ayudan a preparar al paciente para el procedimiento subsiguiente y pueden contribuir a minimizar las complicaciones durante la intervención.

En la mayoría de los casos, los niños que requieren una segunda broncoscopia pueden regresar al quirófano al día siguiente después de haber recibido estas terapias de soporte. Este intervalo permite que los efectos de los medicamentos se establezcan y que el paciente esté en mejores condiciones para enfrentar el procedimiento.

La broncoscopia flexible continúa siendo una opción viable, especialmente cuando se utiliza con fines diagnósticos en el manejo de cuerpos extraños en las vías respiratorias pediátricas. Estos broncoscopios flexibles están diseñados con una punta que puede deflexionarse en dos direcciones, dentro de un arco de 180 a 220 grados, lo que facilita la exploración detallada de las estructuras respiratorias del niño. Además, cuentan con un puerto lateral que permite la introducción de catéteres de succión y otros instrumentos operativos necesarios para el manejo eficaz del cuerpo extraño.

En el caso de recién nacidos y niños pequeños, es posible que se utilice un broncoscopio flexible pediátrico para períodos cortos mientras mantienen una respiración adecuada alrededor del dispositivo. Para reducir el riesgo de hipoxia durante el procedimiento, se puede emplear un adaptador de mascarilla facial, asegurando así una adecuada oxigenación durante el manejo del broncoscopio.

Por otro lado, existe la opción de utilizar broncoscopios ultrafinos, también conocidos como «broncoscopios fideo», los cuales pueden ser introducidos a través de un tubo endotraqueal o de una traqueostomía de menor calibre. Estos dispositivos son útiles cuando se necesita mantener la ventilación del paciente durante la exploración endoscópica. Sin embargo, es importante destacar que estos broncoscopios ultrafinos tienen limitaciones significativas en cuanto a la capacidad de utilizar instrumentación operativa y función de succión, lo cual puede restringir su aplicación en casos que requieran intervenciones más complejas o extracciones de cuerpos extraños.

 

Complicaciones

Las complicaciones asociadas con la broncoscopia, tanto rígida como flexible, son diversas y pueden tener un impacto significativo en la salud del paciente, especialmente en los niños más pequeños. Entre las complicaciones comunes se incluyen el sangrado debido a la inflamación localizada en las vías respiratorias, el laringoespasmo, el neumotórax y la hipoxia. Estas complicaciones pueden ser más graves en pacientes pediátricos debido a su anatomía y a una respuesta fisiológica más sensible.

La falta de experiencia por parte del equipo médico, una visualización deficiente de las estructuras anatómicas y una instrumentación inadecuada son factores que pueden contribuir al fracaso del procedimiento de broncoscopia. En muchos casos, estos procedimientos se realizan durante la noche, lo que a menudo presenta desafíos adicionales debido a la disponibilidad limitada de personal y material quirúrgico necesario. Por lo tanto, es fundamental que el cirujano encargado verifique la disponibilidad y adecuación de todo el equipo antes de iniciar la intervención, asegurándose así de contar con un entorno de trabajo preparado y eficiente.

Es frecuente encontrar sangrado durante la broncoscopia, lo cual puede dificultar la visualización adecuada del cuerpo extraño. En tales situaciones, puede ser útil introducir un catéter de succión fino a través del canal operativo del broncoscopio para limpiar el campo visual y facilitar la extracción del cuerpo extraño.

En algunos casos, cuando la extracción completa del cuerpo extraño no es factible debido a la complejidad o a las condiciones del paciente, se planifica una extracción parcial con la intención de realizar una segunda intervención al día siguiente. En raras ocasiones, puede ser necesario recurrir a procedimientos más invasivos como una toracotomía con broncotomía o lobulectomía para resolver complicaciones graves.

Al finalizar la intervención, es crucial realizar una limpieza exhaustiva del instrumental utilizado, ya que una limpieza inadecuada o un almacenamiento incorrecto pueden causar daños en el material, lo que a su vez podría facilitar la contaminación bacteriana y aumentar el riesgo de infecciones postoperatorias.

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas
  1. Zerella J, Dimler M, McGill L. (1998). Foreign body aspiration in children: value of radiography and complications of bronchoscopy. J Pediatr Surg, 33, 1651-1654.
  2. Mantor P, Tuggle D, Tunell W. (1989). An appropriate negative bronchoscopy rate in suspected foreign body aspiration. Am J Surg, 158, 622-624.
  3. Muntz H. (1985). Therapeutic rigid bronchoscopy in the neonatal intensive care unit. Ann Otol Rhinol Laryngol, 94,462-425.
  4. Ciftci A, Bingol-Kologlu M, Senocak M, et al. (2003). Bronchoscopy for evaluation of foreign body aspiration in children. J Pediatr Surg, 38, 1170-1176.
  5. Roberts CA, Carr MM. (2017). Morbidity and mortality in children undergoing bronchoscopy for foreign body removal. Laryngoscope, 127, Aug.
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Originally posted on 18 de julio de 2024 @ 12:17 PM

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