Causas del dolor de rodilla
Causas del dolor de rodilla

Causas del dolor de rodilla

La rodilla es la articulación más grande del cuerpo humano, lo que la hace particularmente vulnerable a diversas lesiones y afecciones. Su complejidad biomecánica y su constante implicación en actividades de soporte de peso la ponen en riesgo frente a traumatismos, procesos inflamatorios, infecciones y alteraciones degenerativas. La artrosis (o osteoartritis) de rodilla es una de las afecciones más comunes en personas mayores de 50 años y su aparición puede ser resultado de múltiples factores, tales como traumatismos previos, el proceso natural de envejecimiento, la realización de ciertas actividades, alteraciones en la alineación de la articulación y la predisposición genética.

El dolor agudo de rodilla a menudo está relacionado con la hemartrosis, un tipo de hinchazón que contiene sangre y que suele desarrollarse en las primeras 1 a 2 horas después de un traumatismo. Este tipo de hemartrosis es particularmente común cuando el daño está vinculado a un esfuerzo o actividad física intensa, y no a una caída o colisión directa. En este contexto, las causas más frecuentes de la hemartrosis incluyen la ruptura del ligamento cruzado anterior (LCA), que es responsable de más del 70% de los casos en adultos. Además, las fracturas, tales como las de la rótula, la meseta tibial, la región supracondílea del fémur o la placa de crecimiento (fisis) son también factores determinantes. Por otro lado, las dislocaciones de la rótula también pueden causar hemartrosis.

Es importante señalar que las lesiones meniscales, aunque comunes, raramente causan hemartrosis extensa, ya que suelen implicar daños más localizados en los tejidos blandos de la rodilla, sin provocar una acumulación significativa de sangre en la cavidad articular. En resumen, la rodilla es susceptible a una variedad de lesiones y condiciones patológicas, y la hemartrosis es uno de los indicadores más relevantes en el diagnóstico de daños traumáticos agudos en esta articulación.

La evaluación del dolor de rodilla debe iniciarse con preguntas acerca de la duración y la rapidez del inicio de los síntomas, así como sobre el mecanismo del traumatismo o los factores que agravan el dolor. Las molestias por sobreuso o problemas degenerativos pueden surgir debido a estrés o compresión en la articulación de la rodilla, provocado por actividades deportivas, hobbies o incluso por exigencias laborales. Además, es esencial indagar sobre antecedentes de traumatismos previos, problemas ortopédicos previos o cirugías en la rodilla afectada, ya que estos factores pueden influir directamente en la aparición o la evolución del dolor.

Una historia clínica detallada también debe incluir preguntas relacionadas con síntomas de infección, como fiebre, infecciones bacterianas recientes, o factores de riesgo para enfermedades de transmisión sexual (como gonorrea) o infecciones bacterianas en general (como infecciones estafilocócicas). Este paso es fundamental para evitar pasar por alto posibles infecciones articulares, que requieren un enfoque diagnóstico y terapéutico diferente.

Entre los síntomas más comunes asociados con el dolor de rodilla, se pueden destacar los siguientes:

  1. Sonidos de crujido, chasquidos o estallidos al doblar la rodilla: Este tipo de manifestación puede ser indicativo de osteoartritis (artrosis) o síndrome patelofemoral. Los sonidos articulares anormales se producen por el desgaste del cartílago o la alteración en la alineación de la rótula.
  2. Sensación de “bloqueo” o “atrapamiento” al caminar: Este síntoma sugiere una alteración interna de la rodilla, como una lesión meniscal o la presencia de un cuerpo libre en la articulación. En estos casos, una estructura suelta dentro de la rodilla puede impedir su movimiento normal, generando la sensación de que la rodilla se traba o no se puede mover completamente.
  3. Hinchazón intraarticular o derrame articular: La presencia de líquido en la articulación es un signo de alteración interna o de patología sinovial, como la sinovitis. Un derrame grande puede originar la formación de un quiste poplíteo (quiste de Baker), lo que genera una prominencia en la parte posterior de la rodilla.
    La hinchazón aguda que aparece en cuestión de minutos a horas tras un traumatismo generalmente indica hemartrosis, una acumulación de sangre en la articulación, que típicamente se asocia con lesiones del ligamento cruzado anterior, fracturas o dislocaciones de la rótula, especialmente cuando el dolor sigue a un evento traumático.
  4. “Chasquido” lateral al flexionar y extender la rodilla: Este síntoma puede estar relacionado con la inflamación de la banda iliotibial, una estructura fibrosa que corre por la parte lateral del muslo y que, al irritarse, puede generar dolor y ruidos articulares durante el movimiento de la rodilla.
  5. Dolor que se agrava con la flexión y al bajar escaleras: El aumento del dolor con estos movimientos puede indicar problemas en la articulación patelofemoral, que generalmente se deben a procesos degenerativos como la condromalacia rotuliana o la osteoartritis. Estos trastornos implican un deterioro en el cartílago de la rótula, lo que puede causar dolor y dificultad en los movimientos.
  6. Dolor al levantarse después de estar sentado durante largo tiempo: Este tipo de dolor es característico de trastornos en el seguimiento de la rótula, en los que la rótula no se mueve adecuadamente sobre el fémur al inicio del movimiento, lo que genera molestias al tratar de volver a la actividad después de un periodo prolongado de inactividad.

Una efusión articular en la rodilla se caracteriza por la acumulación de líquido dentro de la articulación, lo que provoca una hinchazón visible en la cavidad o el hueco alrededor de la rótula, así como distensión del espacio suprapatelar. Este fenómeno ocurre cuando hay inflamación o irritación dentro de la rodilla, lo que puede deberse a diversas condiciones patológicas, como lesiones traumáticas, procesos degenerativos o infecciones. La identificación del dolor en una ubicación específica de la rodilla, combinada con pruebas clínicas que valoran las estructuras anatómicas implicadas, suele ser suficiente para realizar un diagnóstico preciso.

Dolor en la parte medial de la rodilla:

El dolor en la zona medial de la rodilla puede ser causado por varias afecciones, algunas de las cuales están directamente relacionadas con el desgaste o la lesión de las estructuras dentro de esta región. Entre las causas más comunes se incluyen:

  1. Osteoartritis del compartimento medial: Este tipo de artritis afecta principalmente al compartimento interno de la rodilla, donde se observa un desgaste del cartílago, lo que genera dolor y rigidez.
  2. Esguince del ligamento colateral medial: El ligamento colateral medial, ubicado en el lado interno de la rodilla, puede sufrir un estiramiento o desgarro debido a un trauma o esfuerzo excesivo, provocando dolor y sensación de inestabilidad.
  3. Lesión meniscal medial: Los meniscos, estructuras cartilaginosas que actúan como amortiguadores en la rodilla, pueden desgarrarse, especialmente en el menisco medial, lo que provoca dolor y limitación de movimiento.
  4. Bursitis anserina: Se caracteriza por dolor localizado en la parte proximal de la tibia medial, justo debajo de la rodilla. La inflamación de la bolsa serosa que rodea esta área puede generar molestias, especialmente al caminar o al subir escaleras.

Dolor en la parte anterior de la rodilla:

El dolor en la parte anterior de la rodilla puede estar asociado con afecciones que afectan principalmente la relación entre la rótula y el fémur. Las principales causas de dolor anterior incluyen:

  1. Síndrome patelofemoral: Este trastorno, que suele ser bilateral, involucra la interacción anormal entre la rótula y el fémur, lo que produce dolor, sobre todo al realizar actividades como caminar, subir escaleras o agacharse.
  2. Osteoartritis: El desgaste generalizado del cartílago en la rodilla, que afecta a diversas zonas de la articulación, puede generar dolor en la parte anterior de la rodilla, especialmente durante movimientos repetitivos.
  3. Bursitis prepatelar: La inflamación de la bolsa ubicada frente a la rótula puede causar dolor y una hinchazón visible en la zona anterior de la rodilla.
  4. Tendinitis rotuliana (rodilla del saltador): Se caracteriza por dolor localizado en el polo inferior de la rótula, y generalmente se asocia con actividades deportivas que implican saltos repetitivos.
  5. Artritis séptica o gotosa: La infección o la acumulación de cristales de ácido úrico pueden causar una inflamación severa en la rodilla, lo que lleva a dolor, hinchazón y enrojecimiento en la zona anterior de la articulación.

Dolor en la parte lateral de la rodilla:

El dolor lateral en la rodilla puede estar relacionado con la inflamación o lesión de estructuras en el lado externo de la rodilla. Entre las causas más frecuentes se encuentran:

  1. Lesión meniscal lateral: Al igual que las lesiones meniscales en la parte medial, las lesiones en el menisco lateral pueden generar dolor agudo, sobre todo durante el movimiento de la rodilla, como al girar o al ponerse de cuclillas.
  2. Síndrome de la banda iliotibial: La banda iliotibial es una estructura fibrosa que corre por el lado externo del muslo, y su inflamación o fricción contra el fémur puede causar dolor que se irradia en la parte lateral de la rodilla, generalmente cerca del cóndilo femoral lateral o en la inserción tibial.
  3. Esguince del ligamento colateral lateral: Aunque es menos común que el esguince del ligamento colateral medial, el daño al ligamento colateral lateral puede generar dolor en la parte externa de la rodilla, así como inestabilidad en la articulación.

Dolor en la parte posterior de la rodilla:

El dolor en la parte posterior de la rodilla puede estar relacionado con varias afecciones que afectan a las estructuras situadas en esta región. Entre las causas más comunes se incluyen:

  1. Quiste poplíteo (quiste de Baker): Un quiste lleno de líquido en la parte posterior de la rodilla puede causar dolor y sensación de presión, además de una hinchazón visible en la parte posterior.
  2. Osteoartritis: El desgaste del cartílago y la inflamación en la articulación pueden afectar la parte posterior de la rodilla, lo que genera dolor, rigidez y limitación del movimiento.
  3. Lesiones meniscales: Los desgarros meniscales, especialmente los que afectan a la zona posterior de los meniscos, pueden causar dolor y dificultad para mover la rodilla.
  4. Tendinopatías de los isquiotibiales o el tendón de Aquiles: La sobrecarga o el daño a los tendones situados en la parte posterior de la rodilla puede provocar dolor, que empeora con actividades como correr o estiramientos intensos.

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Bunt CW et al. Knee pain in adults and adolescents: the initial evaluation.Am Fam Physician. 2018;98:576. [PMID: 30325638]

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