Complicaciones de los corticosteroides oculares

El manejo de complicaciones oculares derivadas del uso de corticosteroides es crucial y debe ser supervisado de cerca por especialistas oftalmológicos debido a los diversos riesgos asociados con este tipo de tratamiento.

Los corticosteroides son una clase de hormonas esteroides que se producen naturalmente en el cuerpo humano y también pueden ser sintetizados para uso terapéutico. Estas hormonas están relacionadas con el funcionamiento de múltiples sistemas del cuerpo y desempeñan roles importantes en la regulación del metabolismo, el sistema inmunitario, la respuesta inflamatoria y otras funciones fisiológicas.

En el ámbito clínico, los corticosteroides se administran en diversas formas, incluyendo por vía oral, tópica, intravenosa e inhalada, dependiendo de la condición médica que se esté tratando y la respuesta terapéutica deseada. Por ejemplo, las formulaciones tópicas (como cremas, ungüentos y gotas oftálmicas) son comúnmente utilizadas para tratar condiciones dermatológicas y oculares, mientras que las formas inhaladas son utilizadas para tratar enfermedades respiratorias como el asma.

Es importante destacar que, aunque los corticosteroides tienen muchos beneficios terapéuticos, también están asociados con efectos secundarios significativos, especialmente cuando se utilizan a largo plazo o en dosis altas. Estos efectos adversos pueden incluir aumento de peso, osteoporosis, supresión del sistema inmunitario, hipertensión, diabetes, cataratas y glaucoma, entre otros.

Los corticosteroides locales, administrados a largo plazo, pueden tener efectos adversos significativos en los ojos. Uno de los riesgos más importantes es el desarrollo de hipertensión ocular, que puede progresar hacia el glaucoma de ángulo abierto si no se controla adecuadamente. Esta elevación de la presión intraocular puede resultar en daño irreversible al nervio óptico y pérdida de la visión si no se trata a tiempo. Además, los corticosteroides están asociados con el desarrollo acelerado de cataratas, lo cual puede llevar a una pérdida visual significativa si no se maneja adecuadamente.

Otro aspecto crítico es la predisposición a las infecciones oculares durante el tratamiento con corticosteroides, particularmente las infecciones virales como el herpes simple dendrítico y las queratitis fúngicas. Los corticosteroides suprimen la respuesta inmunitaria local, lo que facilita la replicación viral y el crecimiento fúngico, exacerbando potencialmente estas infecciones y prolongando su duración.

Un riesgo extremadamente grave es la perforación de la córnea, que puede ocurrir cuando los corticosteroides se administran sin un diagnóstico adecuado o en presencia de una queratitis infecciosa. La supresión de la respuesta inflamatoria por los corticosteroides puede enmascarar los síntomas de una infección activa y promover la progresión hacia una perforación corneal, lo cual es una emergencia oftalmológica que requiere intervención inmediata para prevenir daños mayores.

Además de los efectos adversos locales, los corticosteroides sistémicos utilizados para tratar afecciones como la uveítis o la arteritis de células gigantes también conllevan riesgos sistémicos significativos. Estos incluyen la exacerbación de condiciones como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la gastritis y la osteoporosis. El riesgo de glaucoma también está presente cuando se administran corticosteroides sistémicos, ya que pueden aumentar la presión intraocular de manera similar a los corticosteroides tópicos.

Homo medicus

Anatomía del hígado

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