La embriología es la rama de la biología que estudia los procesos de formación, desarrollo y diferenciación de un nuevo ser vivo desde la fertilización hasta el nacimiento. A pesar de que el término «embriología» proviene de las palabras griegas «embryon», que significa embrión, y «logos», que se traduce como estudio, la disciplina va más allá de la simple descripción del embrión. En realidad, abarca un conjunto de fenómenos biológicos, moleculares y celulares que ocurren a lo largo de todo el proceso que va desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide hasta el nacimiento del individuo, y tiene un enfoque multidisciplinario e integral.
Durante este proceso, los investigadores se centran no solo en el estudio de la morfología del desarrollo, sino también en las interacciones que se dan a nivel celular y molecular, así como en las distintas fases que atraviesa el organismo en formación. A lo largo de este desarrollo, el embrión o feto experimenta una serie de transformaciones que incluyen la formación de sus estructuras básicas, la diferenciación de tejidos y órganos, y la especialización de las células que permitirán la creación de un organismo funcional.
La embriología se interrelaciona estrechamente con varias otras disciplinas científicas que permiten comprender mejor los complejos procesos de desarrollo. Entre estas disciplinas se encuentran la histología, que estudia los tejidos; la bioquímica, que aborda los procesos metabólicos y moleculares; la fisiología, que analiza las funciones corporales; la genética, que explica cómo la herencia genética influye en el desarrollo; y la patología, que estudia las alteraciones o enfermedades que pueden afectar el desarrollo embrionario y fetal.
Además, la embriología se vincula con campos clínicos y terapéuticos, ya que el estudio del desarrollo normal y anómalo de los embriones puede ofrecer información crucial para el diagnóstico y tratamiento de diversas condiciones. En particular, áreas como la dismorfología y la teratología se ocupan de los defectos en el desarrollo que pueden originarse por causas genéticas, ambientales o ambas, y pueden dar lugar a malformaciones congénitas o trastornos del desarrollo.
En la actualidad, se ha consolidado la biología del desarrollo, un campo científico que abarca un ámbito mucho más amplio que el de la embriología. Mientras que la embriología se concentra específicamente en el estudio del desarrollo prenatal, la biología del desarrollo expande su enfoque para incluir procesos que ocurren tanto antes como después del nacimiento. Esto comprende no solo los fenómenos del desarrollo embrionario y fetal, sino también los procesos posnatales, tales como el crecimiento normal y anómalo, así como la regeneración y reparación tisular. Estos procesos incluyen una compleja interacción de fenómenos que van desde las modificaciones moleculares a nivel celular hasta los cambios que afectan a los tejidos y órganos.
En términos generales, la embriología se ocupa de describir qué sucede durante el desarrollo de un organismo, proporcionando una visión detallada de las etapas y transformaciones del embrión. En cambio, la biología del desarrollo va más allá, abarcando el estudio de cómo y por qué ocurren estos cambios. Este enfoque no solo considera las etapas tempranas del desarrollo, sino que también examina la forma en que los organismos crecen, se regeneran y reparan a lo largo de su vida, cubriendo una amplia gama de fenómenos biológicos y mecanismos subyacentes.
Uno de los aspectos más relevantes de la biología del desarrollo, tanto desde la perspectiva de la embriología como de la biología del desarrollo más general, es su relación con los defectos congénitos. Estos defectos son alteraciones que se originan durante el proceso de desarrollo embrionario y que pueden manifestarse al nacimiento. Se estima que alrededor del 3% de los recién nacidos vivos presentan algún tipo de defecto congénito. La investigación sobre estos defectos se encuentra estrechamente vinculada con áreas como la dismorfología y la teratología. La dismorfología, un término introducido por primera vez por el Dr. David D. Smith en 1966, se centra en el estudio de las malformaciones y defectos congénitos en los seres humanos. Por su parte, la teratología se ocupa de las anomalías en el desarrollo fisiológico, extendiendo su campo de estudio más allá de los defectos congénitos y abarcando fenómenos que pueden ocurrir en otras etapas del desarrollo, como la pubertad, así como en otras formas de vida, como las plantas.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Arteaga Martínez, S. M., & García Peláez, M. I. (Eds.). (2021). Embriología humana y biología del desarrollo (3.ª ed.). Editorial Médica Panamericana.