El diafragma y el capuchón cervical son dos métodos anticonceptivos de barrera que, a pesar de compartir algunas características similares, tienen distintas particularidades que los hacen más o menos adecuados para diferentes mujeres, dependiendo de sus necesidades y condiciones anatómicas.
El diafragma, cuando se utiliza con gel anticonceptivo, es un método anticonceptivo seguro y eficaz. Su funcionamiento se basa en crear una barrera física que impide que los espermatozoides lleguen al útero. Cuando se coloca correctamente, el diafragma se ubica en la vagina, detrás del hueso púbico en la parte anterior y en el fornix posterior en la parte posterior. La tasa de fracaso con su uso típico es del 17%, lo que significa que, de 100 mujeres que lo usan, 17 pueden quedar embarazadas durante el primer año de uso. Entre las ventajas de este método se destaca que no produce efectos secundarios sistémicos, lo que lo convierte en una opción atractiva para aquellas mujeres que no pueden o prefieren no usar métodos hormonales. Además, ofrece una protección significativa contra infecciones pélvicas y displasia cervical, dos condiciones que pueden ser consecuencia de infecciones genitales recurrentes o de la falta de protección adecuada durante las relaciones sexuales. Sin embargo, el diafragma también tiene desventajas. Una de ellas es que debe insertarse justo antes del acto sexual, lo que puede resultar incómodo o poco conveniente para algunas mujeres. Además, el borde del diafragma puede ejercer presión sobre la uretra, lo que puede predisponer a algunas usuarias a desarrollar cistitis después de la relación sexual.
El capuchón cervical es un dispositivo anticonceptivo similar al diafragma, pero con diferencias clave. Su diseño permite que se ajuste de manera más precisa sobre el cuello del útero, cubriéndolo por completo. Aunque la función es en gran parte la misma, el capuchón cervical tiende a ser más difícil de insertar y retirar que el diafragma, lo que puede representar un desafío para algunas mujeres. Una de las ventajas más significativas del capuchón cervical es que puede ser una opción para aquellas pacientes que no pueden utilizar un diafragma debido a una pared vaginal anterior relajada o a infecciones urinarias recurrentes, problemas que a veces se asocian con el uso del diafragma. A pesar de estas ventajas, el capuchón cervical también presenta tasas de fracaso superiores al diafragma: la tasa de fracaso con uso típico es del 14% en mujeres nulíparas (que no han tenido hijos) y del 29% en mujeres que han tenido uno o más hijos. Esto implica que el capuchón cervical tiene una menor efectividad en mujeres que han tenido partos vaginales, debido a los cambios anatómicos que pueden alterar el ajuste del dispositivo. Otra precaución importante es que, al igual que el diafragma, el capuchón cervical conlleva un pequeño riesgo de síndrome de shock tóxico, una afección rara pero grave que puede ser causada por dejar el dispositivo en la vagina durante más de 24 horas. Además, el capuchón cervical no debe utilizarse durante el ciclo menstrual, ya que puede aumentar el riesgo de infecciones y otros problemas.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.