Prevención de la transmisión perinatal de VIH

Prevención de la transmisión perinatal de VIH
Prevención de la transmisión perinatal de VIH

La prevención de la transmisión perinatal del virus de la inmunodeficiencia humana es un componente esencial de la atención médica prenatal, ya que el virus puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia. Este riesgo puede reducirse significativamente mediante intervenciones adecuadas, comenzando por ofrecer asesoramiento y pruebas de VIH a todas las mujeres embarazadas o aquellas que estén considerando un embarazo.

El asesoramiento y la realización de pruebas de virus de la inmunodeficiencia humana permiten identificar a las mujeres que están infectadas y, por lo tanto, en riesgo de transmitir el virus a sus hijos. Identificar a estas mujeres permite ofrecerles intervenciones médicas apropiadas para reducir el riesgo de transmisión perinatal.

Para las mujeres embarazadas que resultan ser VIH positivas, se recomienda iniciar el tratamiento antirretroviral con al menos tres medicamentos. Estos regímenes antirretrovirales incluyen medicamentos como la zidovudina y la lamivudina, que han demostrado ser efectivos en la reducción de la carga viral y la prevención de la transmisión perinatal del VIH.

 

Tratamiento antirretroviral

El tratamiento antirretroviral reduce significativamente la carga viral del VIH en la sangre de la madre, lo que a su vez reduce el riesgo de transmisión del virus al feto durante el embarazo, el parto y la lactancia. Al disminuir la carga viral, se reduce la cantidad de virus presente en los fluidos corporales de la madre, lo que disminuye la probabilidad de exposición del feto al virus de la inmunodeficiencia humana.

El tratamiento antirretroviral también beneficia a la madre al mejorar su salud y reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con el VIH. Esto incluye la reducción de la progresión de la enfermedad y la mejora de la salud inmunológica de la madre, lo que puede conducir a mejores resultados maternos y una mayor esperanza de vida.

Los regímenes recomendados de tratamiento antirretroviral para mujeres embarazadas con VIH, que incluyen zidovudina y lamivudina combinados con lopinavir potenciado con ritonavir o atazanavir potenciado con ritonavir, se seleccionan cuidadosamente para optimizar la eficacia del tratamiento y minimizar los efectos secundarios tanto para la madre como para el feto.

Zidovudina y lamivudina son medicamentos antirretrovirales bien establecidos y ampliamente utilizados que actúan de manera sinérgica para suprimir la replicación del VIH en el cuerpo. Estos medicamentos tienen perfiles de seguridad bien establecidos en mujeres embarazadas y han demostrado ser efectivos en la reducción de la transmisión perinatal del VIH.

El uso de lopinavir o atazanavir potenciado con ritonavir como parte del régimen antirretroviral proporciona una terapia de combinación más completa al agregar un inhibidor de la proteasa, lo que ayuda a prevenir la resistencia del virus de la inmunodeficiencia humana y mejora la supresión viral.

 

Medidas adicionales

Además del tratamiento antirretroviral materno, se pueden tomar medidas adicionales para reducir aún más el riesgo de transmisión perinatal. Por ejemplo, se puede planificar una cesárea en casos donde la carga viral de VIH materna es alta cerca del momento del parto, ya que esto puede disminuir el riesgo de transmisión en comparación con el parto vaginal.

La planificación de una cesárea en mujeres con una carga viral de VIH superior a 1000 copias/mL cerca del momento del parto es una estrategia crucial respaldada por evidencia científica para reducir la transmisión perinatal del VIH. Este enfoque se justifica por múltiples razones fundamentales derivadas de la fisiopatología del VIH y los resultados de estudios clínicos.

La cesárea ofrece una vía de parto alternativa que reduce el contacto directo del feto con los fluidos maternos infectados por el VIH, minimizando así la posibilidad de transmisión vertical del virus durante el proceso de parto. Dado que el VIH puede estar presente en la sangre, el líquido amniótico y otros fluidos corporales, la cesárea evita la exposición directa del bebé a estas fuentes potenciales de infección.

Se ha observado que el parto vaginal está asociado con un mayor riesgo de trauma fetal, como laceraciones o abrasiones en la mucosa, que podrían aumentar la probabilidad de transmisión del VIH si la carga viral materna es elevada. La cesárea, al proporcionar un método de entrega controlado y menos traumático, reduce este riesgo al minimizar el contacto del bebé con el canal de parto.

La cesárea generalmente se lleva a cabo de manera más rápida que el parto vaginal, lo que significa que el tiempo de exposición del bebé a los fluidos maternos infectados se reduce significativamente. Esta reducción en el tiempo de exposición puede ser crítica para disminuir la probabilidad de transmisión del VIH durante el proceso de parto.

Prevención de la transmisión perinatal de VIH

Prevención de la transmisión perinatal de VIH

Finalmente, diversos estudios clínicos y revisiones sistemáticas han demostrado consistentemente que la cesárea electiva en mujeres con carga viral de VIH alta reduce de manera significativa el riesgo de transmisión perinatal del VIH en comparación con el parto vaginal. Esta evidencia sólida respalda la recomendación de planificar una cesárea en estas circunstancias específicas para optimizar los resultados maternos y neonatales.

La administración de zidovudina al recién nacido es una medida preventiva crucial para reducir el riesgo de transmisión del VIH de la madre al bebé durante el período postnatal. La zidovudina es un antirretroviral que inhibe la replicación del VIH y ha demostrado ser eficaz en la reducción de la carga viral en recién nacidos expuestos al virus. Al administrar zidovudina a los bebés durante las primeras semanas de vida, se puede suprimir la replicación viral y disminuir la posibilidad de establecimiento de la infección por VIH.

La recomendación de evitar la lactancia materna cuando sea posible se basa en el hecho de que el VIH puede transmitirse a través de la leche materna. Aunque la leche materna es una fuente importante de nutrientes y proporciona múltiples beneficios para la salud del bebé, en el caso de mujeres infectadas con VIH, la leche materna puede contener el virus y aumentar el riesgo de transmisión perinatal. Por lo tanto, se aconseja a las mujeres con infección por VIH que opten por alimentar a sus bebés con fórmula infantil en lugar de amamantar, siempre que sea posible, para reducir el riesgo de transmisión del VIH a través de la lactancia materna.

 

 

 

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