Producción de eritrocitos en la médula ósea

Producción de eritrocitos en la médula ósea
Producción de eritrocitos en la médula ósea

La médula ósea es el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos y desempeña un papel crucial en la producción de diferentes tipos de células sanguíneas, incluidos los eritrocitos (glóbulos rojos), los leucocitos (glóbulos blancos) y las plaquetas. A lo largo de la vida, la médula ósea pasa por cambios significativos en términos de su composición y su capacidad para producir células sanguíneas.

En la infancia temprana hasta los 5 años de edad, la médula ósea de casi todos los huesos es activamente hematopoyética, lo que significa que está involucrada en la producción de una gran cantidad de células sanguíneas, incluyendo eritrocitos. Durante esta etapa, el cuerpo está en rápido crecimiento y desarrollo, y requiere una mayor cantidad de células sanguíneas para satisfacer las necesidades metabólicas y de oxigenación. La médula ósea es rica en células madre hematopoyéticas, que son células madre multipotentes capaces de diferenciarse en diferentes tipos de células sanguíneas.

Sin embargo, a medida que una persona envejece y alcanza la edad adulta, la demanda de células sanguíneas disminuye y el cuerpo tiende a mantener un equilibrio más estable en la producción de estas células. Esto se refleja en cambios en la médula ósea. En particular, las médulas de los huesos largos, como el fémur y el hueso de la pierna, tienden a acumular tejido adiposo (grasa) en lugar de células hematopoyéticas. Las porciones proximales de los húmeros y las tibias, que mencionaste, son excepciones porque tienden a retener cierta capacidad hematopoyética incluso en la edad adulta.

Este cambio en la composición de la médula ósea se debe a una combinación de factores, incluida la disminución de la necesidad de una producción excesiva de células sanguíneas y la redistribución de la función hematopoyética en el cuerpo. A medida que envejecemos, la médula ósea en los huesos largos tiende a ser reemplazada en gran parte por tejido graso, un proceso conocido como “grasa amarilla”. La médula ósea en los huesos planos y en las vértebras también puede experimentar este cambio hacia una mayor proporción de tejido graso.

No obstante, es importante señalar que la médula ósea aún conserva la capacidad de reactivar la producción de células sanguíneas en respuesta a ciertas situaciones, como enfermedades que afectan la producción de sangre o la pérdida significativa de sangre. En tales casos, el cuerpo puede movilizar recursos para aumentar temporalmente la producción de células sanguíneas, incluso en la médula ósea de los huesos largos que normalmente contienen una mayor cantidad de tejido graso en adultos.

 

 

 

 

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