¿Qué es la neuralgia postherpética?
¿Qué es la neuralgia postherpética?

¿Qué es la neuralgia postherpética?

La neuralgia postherpética es una complicación dolorosa que se desarrolla en aproximadamente el 15% de los pacientes que han sufrido herpes zóster (culebrilla). Esta afección está particularmente asociada con pacientes de edad avanzada o inmunocomprometidos, aquellos con erupciones severas y en casos donde se ve afectada la primera rama del nervio trigémino. Además, la duración de la erupción antes de que se inicie el tratamiento también juega un papel crucial en la aparición de esta complicación. El antecedente de herpes zóster y la presencia de cicatrices cutáneas resultantes de la erupción ayudan a confirmar el diagnóstico. El dolor severo durante el curso de la infección por herpes zóster se correlaciona estrechamente con la intensidad de los síntomas de la neuralgia postherpética.

El herpes zóster, que es causado por la reactivación del virus varicela-zóster, generalmente produce una erupción cutánea acompañada de dolor en la zona afectada. En algunos casos, sin embargo, el dolor persiste mucho después de que la erupción haya desaparecido, lo que da lugar a la neuralgia postherpética. Este dolor crónico es resultado de la lesión del nervio causada por la infección viral, lo que genera una disfunción en la transmisión de señales nerviosas. Aunque esta complicación puede ocurrir en cualquier persona que haya tenido herpes zóster, los factores de riesgo más importantes incluyen la edad avanzada, el sistema inmunológico debilitado y la gravedad de la erupción.

El tratamiento precoz del herpes zóster con antivirales, como el aciclovir o el valaciclovir, administrados dentro de las primeras 72 horas del inicio de la erupción, puede reducir casi a la mitad la incidencia de la neuralgia postherpética. Estos medicamentos actúan inhibiendo la replicación viral, lo que puede reducir la extensión y la severidad de la infección, así como prevenir la aparición de complicaciones a largo plazo. Sin embargo, los corticosteroides sistémicos no han mostrado ser efectivos para prevenir la neuralgia postherpética y no deben ser utilizados con este fin.

Una vez que la neuralgia postherpética se ha establecido, el manejo del dolor se convierte en la principal preocupación. Los analgésicos simples, como el paracetamol o los antiinflamatorios no esteroides, pueden ser útiles en algunos casos, pero en muchas ocasiones no son suficientes para controlar el dolor intenso y persistente. En estos casos, se recurre a tratamientos más específicos, como los antidepresivos tricíclicos (por ejemplo, amitriptilina o nortriptilina), que se han demostrado efectivos para aliviar el dolor neuropático. Estos medicamentos actúan modulando la transmisión de señales de dolor en el sistema nervioso central. La dosis recomendada de estos fármacos suele ser de 100 a 150 mg diarios por vía oral.

Otra opción terapéutica son los medicamentos anticonvulsivos como la gabapentina o la pregabalina, que también han mostrado eficacia en el tratamiento de la neuralgia postherpética. Estos fármacos, que actúan sobre los canales de calcio en las neuronas, pueden ayudar a reducir la excitabilidad neuronal y, por lo tanto, disminuir el dolor neuropático. Las dosis habituales de gabapentina pueden alcanzar hasta 3600 mg diarios, mientras que la pregabalina se administra hasta 600 mg diarios.

En casos refractarios al tratamiento farmacológico convencional, se han explorado otras intervenciones, como la inyección subcutánea de toxina botulínica tipo A en la zona afectada. En un pequeño ensayo controlado con placebo, esta opción terapéutica demostró proporcionar un alivio del dolor sostenido en el 87% de los pacientes, lo que sugiere su potencial como tratamiento adicional en casos de neuralgia postherpética resistente. Además, el uso de tratamientos tópicos como la crema de capsaicina o el parche de lidocaína al 5% puede proporcionar alivio adicional en algunos pacientes, al actuar directamente sobre las terminaciones nerviosas en la piel.

Una estrategia preventiva importante es la vacunación contra el herpes zóster, especialmente en personas mayores de 50 años. La administración de la vacuna recombinante contra el zóster ayuda a reducir la probabilidad de desarrollar herpes zóster y, en caso de que se presente la enfermedad, disminuye la gravedad de la neuralgia postherpética. La vacunación ha demostrado ser una medida eficaz para prevenir tanto la aparición del herpes zóster como las complicaciones asociadas, mejorando la calidad de vida de los individuos vacunados.

 

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
  4. Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.
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