Quistes de inclusión epidérmica

Quistes de inclusión epidérmica
Quistes de inclusión epidérmica

Los quistes de inclusión epidérmica, también conocidos como quistes epidermoides, son formaciones benignas que se desarrollan en la porción superior del folículo piloso. Estos quistes son comunes y se pueden observar en diversas áreas del cuerpo, pero son especialmente frecuentes en la cara y el tronco. Su formación puede estar relacionada con el síndrome de Gardner, una condición hereditaria caracterizada por la formación de tumores benignos y malignos en diferentes partes del cuerpo, incluidos los tejidos blandos y óseos, así como en la piel.

Una característica distintiva de los quistes de inclusión epidérmica es su potencial para complicar el acné vulgaris nodulocístico, una forma grave de acné que involucra la formación de nódulos y quistes inflamatorios en la piel. Esto se debe a que ambos trastornos pueden compartir ciertas características y estar asociados con cambios en la producción de sebo y la obstrucción de los poros de la piel.

En términos de apariencia, los quistes de inclusión epidérmica pueden variar en tamaño desde pequeños, con un diámetro de apenas 0,3 cm, hasta crecimientos más grandes que pueden alcanzar varios centímetros de diámetro. Una característica distintiva de estos quistes es la presencia de un poro o punto de punción sobresaliente en la superficie de la piel, lo que puede ayudar a distinguirlos de otras lesiones cutáneas.

La dermatoscopia, una técnica no invasiva que utiliza un dispositivo especializado para examinar la piel, puede ser útil para observar características microscópicas de los quistes de inclusión epidérmica que no son visibles a simple vista. En particular, puede ayudar a identificar el pequeño punto de punción característico de estos quistes.

Una peculiaridad de los quistes de inclusión epidérmica es que, cuando se ejerce presión lateral sobre ellos, pueden expulsar un material maloliente con aspecto de queso. Esto se debe a la acumulación de queratina y otros detritos celulares en el interior del quiste, lo que puede provocar un olor desagradable cuando se libera.

 

Diagnóstico diferencial

Los quistes de inclusión epidérmica se distinguen de los lipomas principalmente por su ubicación más superficial en la piel y por la presencia de un punto de punción característico en su superficie. Esta distinción es crucial para el diagnóstico diferencial entre estas dos entidades patológicas.

Los quistes de inclusión epidérmica se encuentran en la dermis, la capa más superficial de la piel, mientras que los lipomas se localizan en el tejido adiposo subcutáneo, una capa más profunda que se encuentra debajo de la dermis. Esta diferencia en la ubicación anatómica se puede confirmar mediante técnicas de imagen, como la ecografía o la resonancia magnética, que pueden mostrar la profundidad del quiste en relación con las capas de la piel y los tejidos subyacentes.

Además, los quistes de inclusión epidérmica tienen un punto de punción sobresaliente en su superficie, que es una abertura en la piel que se forma debido a la obstrucción del folículo piloso o de la glándula sebácea donde se originó el quiste. Este punto de punción puede ser visualizado fácilmente y es una característica distintiva de los quistes de inclusión epidérmica . En contraste, los lipomas generalmente no tienen un punto de punción sobresaliente y tienden a ser lisos y bien circunscritos en su apariencia superficial.

Es importante destacar que, si bien los quistes de inclusión epidérmica tienen características distintivas que los ayudan a diferenciarse de los lipomas, existen otros tumores benignos y malignos que pueden tener una apariencia similar en la superficie de la piel. Sin embargo, todos estos otros tumores carecen del punto de punción característico de los quistes de inclusión epidérmica. Por lo tanto, la presencia de un punto de punción es una pista diagnóstica importante que puede ayudar a distinguir los quistes de inclusión epidérmica de otras lesiones cutáneas.

 

Complicaciones

Los quistes de inclusión epidérmica (QIE) pueden experimentar complicaciones, como la ruptura, que puede resultar en la formación de un nódulo inflamatorio agudo que se asemeja mucho a un absceso. Esta complicación puede ocurrir cuando la presión aumenta dentro del quiste debido a la acumulación de material queratinoso y otros detritos celulares en su interior. La ruptura del quiste libera este contenido al tejido circundante, lo que desencadena una respuesta inflamatoria aguda en la piel.

Cuando un QIE se rompe, el material liberado puede irritar los tejidos circundantes y desencadenar una respuesta inmunológica localizada. Esto puede resultar en enrojecimiento, hinchazón y sensibilidad en el área afectada, síntomas que son típicos de una respuesta inflamatoria aguda. Estas características clínicas pueden ser muy similares a las de un absceso, una colección localizada de pus causada por una infección bacteriana.

Sin embargo, a pesar de la apariencia clínica similar, hay una diferencia importante en los resultados de los cultivos de material expresado de un QIE y de un absceso. Mientras que los cultivos de material obtenido de un absceso típicamente muestran la presencia de bacterias patógenas, los cultivos de material expresado de un QIE son estériles. Esto se debe a que la ruptura de un QIE libera material queratinoso y otros detritos celulares, pero no está asociada con una infección bacteriana activa en el interior del quiste.

La esterilidad de los cultivos de material expresado de un QIE es una característica diagnóstica importante que puede ayudar a diferenciarlo de un absceso. Mientras que un absceso generalmente requiere drenaje y tratamiento antibiótico para controlar la infección bacteriana subyacente, un QIE roto puede tratarse con medidas locales para aliviar la inflamación y promover la curación de la piel sin la necesidad de antibióticos.

 

Tratamiento

El tratamiento de los quistes de inclusión epidérmica varía dependiendo de varios factores, como el tamaño del quiste, la presencia de síntomas y si el quiste está inflamado o no. Aquí se explica ampliamente el enfoque de tratamiento recomendado para diferentes situaciones clínicas:

  1. Si el quiste es asintomático y de tamaño pequeño (1-3 cm): En este caso, el tratamiento puede no ser necesario, especialmente si el QIE no está causando molestias ni preocupaciones estéticas significativas. Sin embargo, si el paciente prefiere la extirpación del quiste por razones estéticas o de comodidad, se puede realizar una incisión con un bisturí de punta redonda, conocida como incisión de punzón, seguida de la extracción del contenido quístico. Este procedimiento es relativamente simple y puede realizarse en un entorno ambulatorio.
  2. Si el quiste está inflamado: Cuando un QIE se inflama, puede provocar síntomas como dolor, enrojecimiento e hinchazón en el área afectada. En este caso, el tratamiento inicial puede implicar la incisión y el drenaje del quiste para aliviar la presión y la inflamación. Se realiza una pequeña incisión en la piel sobre el quiste para permitir que el material quístico y cualquier pus acumulado se drenen. Alternativamente, se puede administrar una inyección intralesional de triamcinolona acetonida, un corticosteroide, para reducir la inflamación y promover la resolución del quiste.
  3. Para quistes grandes o sintomáticos: Cuando un QIE es grande o causa síntomas significativos, como dolor persistente o molestias estéticas, el tratamiento de elección es la extirpación quirúrgica del quiste. Este procedimiento, conocido como exéresis quirúrgica, implica la extirpación completa del quiste y su cápsula para prevenir la recurrencia. La exéresis quirúrgica se considera curativa y generalmente se realiza bajo anestesia local o regional en un entorno quirúrgico ambulatorio.

 

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