La formulación de nutrición parenteral es una solución compleja que contiene hasta 40 nutrientes diferentes. La solución básica de nutrición parenteral está compuesta por dextrosa, aminoácidos, lípidos, electrolitos, minerales, oligoelementos, vitaminas y agua. Además, es posible añadir medicamentos si es necesario. La mayoría de las soluciones comerciales utilizan la forma monohidrato de dextrosa, la cual proporciona 3.4 kcal por gramo. Los aminoácidos cristalinos se emplean en las formulaciones de nutrición parenteral para proporcionar proteínas, y al ser oxidados, estos aportan 4 kcal por gramo. Las emulsiones lipídicas están disponibles en concentraciones del 20% y 30%, que proporcionan 2 kcal por mililitro y 3 kcal por mililitro, respectivamente. La concentración al 30% está aprobada únicamente para la preparación dentro de una mezcla 3 en 1.
La nutrición parenteral administrada a través de una vena central permite la administración de una solución hiperosmolar (con una osmolaridad superior a 1800 mOsm/L), lo que asegura una adecuada entrega de nutrientes. La dextrosa, los aminoácidos y los electrolitos contribuyen a la carga osmótica y pueden ser administrados en concentraciones más altas en comparación con la nutrición parenteral periférica. Las emulsiones lipídicas son isotónicas y pueden administrarse tanto a través de una vena central como periférica. Por otro lado, las soluciones con menor osmolaridad (menos de 900 mOsm/L) deben ser administradas a través de venas periféricas. Las soluciones para infusión periférica generalmente contienen entre un 5% y un 10% de dextrosa y un 3% de aminoácidos. Estas soluciones de baja osmolaridad están asociadas con una alta incidencia de tromboflebitis e infiltración de la línea. Si bien estas soluciones pueden proporcionar proteínas adecuadas para algunos pacientes, la cantidad total de energía proveniente de la dextrosa podría ser insuficiente, dependiendo de las limitaciones del volumen. Para suplir la energía adicional, se pueden emplear emulsiones lipídicas, ya que estas soluciones son isotónicas y bien toleradas por las venas periféricas.
Las emulsiones lipídicas desempeñan un papel crucial en la prevención de la deficiencia de ácidos grasos esenciales (EFAD) y en la provisión de energía a los pacientes que reciben nutrición parenteral. Estas emulsiones proporcionan ácidos grasos esenciales que no pueden ser sintetizados por el cuerpo humano, los cuales son fundamentales para diversas funciones biológicas, como la formación de membranas celulares, la regulación de la inflamación y el metabolismo de las lipoproteínas. Sin una adecuada provisión de estos ácidos grasos, los pacientes pueden desarrollar trastornos como la EFAD, caracterizada por síntomas que incluyen dermatitis, alopecia, y retraso en el crecimiento en los niños.
Existen cuatro productos principales de emulsiones lipídicas disponibles para su uso en la nutrición parenteral. Dos de estas formulaciones están compuestas por triglicéridos de cadena larga, que se derivan de aceites vegetales como el aceite de soya al 100%, o una mezcla al 50% de aceite de cártamo y aceite de soya. Estas emulsiones son eficaces para proporcionar energía a los pacientes, al mismo tiempo que suministran ácidos grasos esenciales, pero presentan un desafío en cuanto a su perfil inflamatorio debido a la alta concentración de ácidos grasos omega-6, los cuales, en cantidades excesivas, pueden promover la inflamación en el organismo.
Con el fin de abordar este problema, se desarrolló una tercera formulación, denominada Smoflipid. Esta emulsión fue creada específicamente para reducir el contenido elevado de ácidos grasos omega-6 proinflamatorios presentes en las emulsiones tradicionales. Smoflipid está compuesta por una mezcla de 30% de aceite de soya, 30% de triglicéridos de cadena media, 25% de aceite de oliva y 15% de aceite de pescado. Esta composición busca equilibrar los beneficios de los ácidos grasos omega-3, presentes en el aceite de pescado, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, con los ácidos grasos omega-9 del aceite de oliva, más beneficiosos para la salud cardiovascular.
Por otro lado, la cuarta emulsión disponible es Clinolipid, que se compone principalmente de un 80% de aceite de oliva y un 20% de aceite de soya. Este producto se destaca por su perfil lipídico que favorece la reducción de la inflamación y la mejora del perfil lipídico en los pacientes, particularmente aquellos con condiciones crónicas donde el control de la inflamación es crucial.
Para todas las emulsiones lipídicas, es fundamental que los proveedores de atención sigan las recomendaciones de dosificación del fabricante para evitar complicaciones derivadas de la administración excesiva de grasas o la insuficiencia de ácidos grasos esenciales. La nutrición parenteral debe iniciarse cuidadosamente, comenzando con la mitad de la cantidad estimada de requerimientos energéticos, lo que generalmente equivale a aproximadamente 100–150 gramos de dextrosa durante las primeras 24 horas. Este enfoque gradual es necesario para prevenir complicaciones como la hiperglucemia y los desequilibrios electrolíticos, especialmente en pacientes con riesgo de síndrome de realimentación. En cuanto a los aminoácidos y las emulsiones lipídicas, pueden ser introducidos según los objetivos de nutrición establecidos para el paciente, con el fin de asegurar un aporte adecuado de proteínas y energía a medida que el paciente tolera la nutrición.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
- Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
- Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
- Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.