El tratamiento no estrogénico de los síntomas de la menopausia representa una estrategia terapéutica fundamental para aquellas mujeres que, por razones médicas o personales, no pueden o no desean recibir terapia hormonal con estrógenos. Esta aproximación busca mitigar los síntomas vasomotores, psicológicos, sexuales y musculoesqueléticos que emergen con la declinación progresiva de la función ovárica, a través de intervenciones conductuales, farmacológicas y complementarias, con un enfoque integral y personalizado.
Uno de los síntomas más comunes y perturbadores durante la transición menopáusica son los sofocos o bochornos, especialmente cuando se presentan durante la noche en forma de sudores nocturnos. Para aliviar estos episodios, se recomienda dormir en un ambiente fresco, con adecuada ventilación, y evitar el uso de edredones de plumas u otros materiales que retengan calor. Esta medida, aunque sencilla, puede mejorar considerablemente la calidad del sueño. Asimismo, es aconsejable eliminar o reducir la exposición a factores desencadenantes conocidos, como el consumo de tabaco, alcohol, cafeína y alimentos muy condimentados o picantes, los cuales han demostrado exacerbar los síntomas vasomotores.
Técnicas de respiración lenta y profunda han demostrado ser efectivas para atenuar la intensidad de los sofocos, probablemente al influir en el sistema nervioso autónomo y mejorar la termorregulación. Del mismo modo, la actividad física aeróbica regular, especialmente practicada durante cincuenta minutos, cuatro veces por semana, ha evidenciado en ensayos clínicos controlados una reducción significativa de los síntomas menopáusicos, con la excepción de la sequedad vaginal. Este beneficio puede atribuirse tanto al efecto antiinflamatorio y neuroendocrino del ejercicio como a la mejora del estado anímico general.
Otras terapias no convencionales también han sido exploradas. La hipnosis clínica ha mostrado, en al menos un estudio, una reducción de los sofocos tras doce semanas de tratamiento, lo cual sugiere un posible mecanismo de modulación cortical sobre los centros de control térmico. La acupuntura, aunque con evidencia más heterogénea, podría también contribuir al alivio sintomático en algunas mujeres, posiblemente a través de efectos sobre el sistema nervioso central y la liberación de neurotransmisores como las endorfinas.
Para tratar la sequedad vaginal, que es otro síntoma frecuente y asociado con dispareunia y disminución de la calidad de vida sexual, pueden utilizarse lubricantes vaginales de aplicación diaria o al menos dos horas antes del coito. Estas formulaciones ayudan a restaurar la humedad y elasticidad vaginal sin alterar significativamente el entorno hormonal sistémico.
En los casos en que los sofocos son severos pero la terapia estrogénica está contraindicada —por ejemplo, en mujeres con antecedentes de cáncer de mama— existen alternativas farmacológicas eficaces. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, como el escitalopram en dosis de diez a veinte miligramos diarios, o la paroxetina en dosis de 7.5 miligramos, han demostrado reducir significativamente los episodios de sofocos. Sin embargo, es crucial destacar que estos fármacos no deben ser utilizados en mujeres que toman tamoxifeno, un modulador selectivo del receptor estrogénico, debido a que los inhibidores de la recaptación de serotonina interfieren con la conversión del tamoxifeno en su metabolito activo, comprometiendo su eficacia oncológica.
Una alternativa segura en este contexto es la venlafaxina de liberación prolongada, en dosis de 75 miligramos diarios, que no presenta interacción con el tamoxifeno y puede ofrecer un alivio sustancial de los síntomas vasomotores. El gabapentín, un análogo del ácido gamma-aminobutírico, también ha mostrado eficacia en el manejo de los sofocos en dosis de 200 a 800 miligramos cada ocho horas. Aunque inicialmente puede provocar somnolencia, mareos o cefalea, estos efectos suelen atenuarse después de las primeras semanas de tratamiento.
Entre las terapias fitoterapéuticas, el cohosh negro (Cimicifuga racemosa) ha sido utilizado tradicionalmente con la esperanza de reducir los sofocos, aunque su eficacia sigue siendo objeto de debate y su seguridad debe ser considerada cuidadosamente.
En mujeres con niveles séricos bajos de testosterona y síntomas de trastorno del deseo sexual hipoactivo, la administración de testosterona en dosis bajas puede mejorar la libido y la función sexual, aunque esta intervención debe realizarse bajo estrecha supervisión médica debido a los posibles efectos adversos androgénicos.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Cappola AR et al. Hormones and aging: an Endocrine Society scientific statement. J Clin Endocrinol Metab. 2023;108:1835. [PMID: 37326526]
- Crandall CJ et al. Management of menopausal symptoms: a review. JAMA. 2023;329:405. [PMID: 36749328]
- Gottschau M et al. Long-term health consequences after ovarian removal at benign hysterectomy: a nationwide cohort study. Ann Intern Med. 2023;176:596. [PMID: 37068275]
- Hamoda H et al. Premature ovarian insufficiency, early menopause, and induced menopause. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab. 2023:101823. [PMID: 37802711]
- Johnson KA et al. Efficacy and safety of fezolinetant in moderate to severe vasomotor symptoms associated with menopause: a phase 3 RCT. J Clin Endocrinol Metab. 2023;108:1981. [PMID: 36734148]
- Steunkel CA et al. Primary ovarian insufficiency. N Engl J Med. 2023;388:154. [PMID: 36630623]