La artritis viral es una condición que ocurre con frecuencia durante el curso de infecciones agudas causadas por diversos virus, aunque la artritis franca es menos común, con excepciones notables como la infección aguda por parvovirus B19 y la fiebre por Chikungunya. En particular, el parvovirus B19 causa una poliartritis aguda en el 50-60% de los casos adultos, mientras que los niños infectados desarrollan un exantema febril conocido como «fiebre de la mejilla abofeteada». La artritis asociada a esta infección puede imitar la artritis reumatoide, pero, en la mayoría de los casos, es autolimitada y se resuelve en el transcurso de varias semanas. El diagnóstico se establece mediante la presencia de anticuerpos IgM específicos para el parvovirus B19.
La fiebre por Chikungunya, por otro lado, es una infección viral transmitida por artrópodos que originalmente era endémica en África Occidental, pero que se ha extendido a múltiples ubicaciones, incluidas las islas del Océano Índico, el Caribe y América Central y Latina. Las manifestaciones clínicas incluyen fiebre alta, erupción cutánea y un dolor óseo incapacitante. La poliartralgia y la poliartritis aguda son comunes y, en algunos casos, pueden persistir durante meses o incluso años. En casos de artritis crónica asociada a Chikungunya, el tratamiento con metotrexato u otros agentes modificadores de la enfermedad (DMARDs) podría ser una opción. Además, existe una vacuna aprobada por la FDA para personas mayores de 18 años que estén en riesgo de infección por Chikungunya.
La poliartritis autolimitada también es común en la infección aguda por hepatitis B, y generalmente ocurre antes de la aparición de la ictericia. Durante este período, pueden estar presentes urticaria u otros tipos de erupciones cutáneas. El cuadro clínico puede asemejarse al de la enfermedad del suero. Los niveles de transaminasas séricas se encuentran elevados, y las pruebas para el antígeno de superficie de hepatitis B son positivas. Además, los niveles de complemento sérico suelen estar bajos durante la artritis activa y se normalizan después de la remisión de la artritis. La incidencia de poliartritis asociada a la hepatitis B ha disminuido considerablemente desde la introducción de la vacuna contra la hepatitis B, lo que ha reducido la prevalencia de esta complicación en la población general.
La infección crónica por hepatitis C se asocia con diversas manifestaciones extrahepáticas, entre las cuales se incluyen afecciones articulares. Aproximadamente un 20% de los pacientes con hepatitis C experimentan poliartralgia crónica, mientras que entre el 3 y el 5% presenta poliartritis crónica. Estas condiciones articulares pueden generar un cuadro clínico que imite la artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que también afecta las articulaciones. La dificultad principal radica en que en la mayoría de los pacientes con hepatitis C, se observa la presencia de factor reumatoide, un marcador que es comúnmente positivo en la artritis reumatoide. Esta coincidencia de hallazgos puede generar confusión en el diagnóstico, ya que ambos trastornos pueden compartir características similares en las pruebas de laboratorio.
Sin embargo, existen diferencias importantes entre la artritis asociada a hepatitis C y la artritis reumatoide. En primer lugar, la artritis reumatoide siempre se caracteriza por la presencia de artritis objetiva, es decir, una inflamación significativa en las articulaciones, que no se limita únicamente al dolor (artralgia). Además, la artritis reumatoide puede ser erosiva, lo que significa que puede causar daño a la estructura de las articulaciones, incluidas las erosiones óseas. En cambio, la artritis asociada a la hepatitis C es no erosiva, lo que implica que, aunque las articulaciones pueden inflamarse y doler, no se observa daño estructural significativo a largo plazo.
Una herramienta diagnóstica clave que ayuda a diferenciar la artritis reumatoide de la artritis asociada a hepatitis C es la presencia de anticuerpos contra el péptido cíclico citrulinado. Estos anticuerpos son altamente específicos para la artritis reumatoide y su presencia suele ser indicativa de esta enfermedad. Por lo tanto, aunque la presencia de factor reumatoide en los pacientes con hepatitis C puede complicar el diagnóstico, la detección de anticuerpos contra el péptido cíclico citrulinado puede ser útil para confirmar si se trata de artritis reumatoide o de artritis asociada a la hepatitis C.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Schneider M et al. Safety and immunogenicity of a single-shot live-attenuated chikungunya vaccine: a double-blind, multicentre, randomised, placebo-controlled, phase 3 trial. Lancet. 2023;401:2138. [PMID: 37321235]