En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares (ECV) se han establecido como la principal causa de mortalidad a nivel global, afectando tanto a países de renta alta como a aquellos de renta media y baja. Este fenómeno puede ser atribuido a una compleja interacción de factores de riesgo, cambios en los estilos de vida y variaciones regionales que han dado forma a la epidemiología de estas condiciones.
El aumento de las enfermedades cardiovasculares en países de renta media y baja refleja una transición epidemiológica en curso. Históricamente, estas regiones enfrentaban una carga significativa de enfermedades infecciosas y desnutrición, pero en las últimas décadas han experimentado cambios económicos y sociales que han alterado significativamente los patrones de salud. La urbanización acelerada, el aumento de la globalización y los cambios en los hábitos alimenticios han llevado a una mayor prevalencia de factores de riesgo conocidos para las ECV, tales como hipertensión arterial, diabetes tipo 2, dislipidemia y obesidad.
Uno de los factores más influyentes es el cambio en las dietas. En muchas regiones, los patrones dietéticos tradicionales, ricos en frutas, verduras y granos enteros, están siendo reemplazados por dietas más occidentales, que tienden a ser altas en grasas saturadas, azúcares refinados y sodio. Esta transición dietética ha contribuido al aumento de la obesidad y la diabetes, ambos factores de riesgo significativos para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Además, el incremento en el consumo de alimentos procesados y bebidas azucaradas se ha asociado con una mayor incidencia de hipertensión y dislipidemia, exacerbando aún más el riesgo cardiovascular.
El sedentarismo es otro componente crucial. La vida moderna, marcada por una mayor dependencia de la tecnología y cambios en las formas de trabajo, ha reducido significativamente el nivel de actividad física en la población. La falta de ejercicio regular contribuye a la obesidad y al desarrollo de enfermedades metabólicas, y también está vinculada a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares. Las sociedades que han experimentado una rápida urbanización y cambios en el estilo de vida están viendo un incremento en la prevalencia de estos problemas.
Las disparidades regionales en la prevalencia de enfermedades cardiovasculares también se deben a variaciones en la disponibilidad y calidad de los servicios de salud. En muchos países de renta media y baja, las infraestructuras de salud son insuficientes para manejar el creciente número de casos de enfermedades cardiovasculares. Además, la falta de acceso a servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento adecuados puede exacerbar la carga de estas enfermedades.
Desde una perspectiva económica, las enfermedades cardiovasculares imponen una carga significativa a los sistemas de salud y a la economía en general. Los costos asociados con el tratamiento de estas enfermedades, que incluyen hospitalizaciones, medicamentos y cuidados a largo plazo, son elevados. Además, la pérdida de productividad debido a la incapacidad laboral relacionada con las enfermedades cardiovasculares tiene un impacto económico considerable. Las estrategias para mitigar este impacto incluyen la implementación de políticas de salud pública enfocadas en la prevención primaria, tales como la promoción de dietas saludables y la mejora de la actividad física, así como la mejora del acceso a cuidados preventivos y tratamiento en las regiones afectadas.
Entre 1990 y 2013, las enfermedades cardiovasculares (ECV) han experimentado un aumento significativo en su proporción dentro de la carga global de mortalidad, pasando del 26% al 32% de todas las muertes a nivel mundial. Este incremento refleja una rápida transición epidemiológica, particularmente en países de renta media y baja, y pone de manifiesto un cambio notable en la distribución global de las causas de muerte.
Este aumento global en la proporción de muertes por ECV no es uniforme; se observa una disparidad significativa entre las regiones de renta alta y las de renta media y baja. En los países de renta alta, la proporción de muertes atribuibles a ECV ha disminuido durante el mismo período. Esta reducción puede atribuirse a múltiples factores, como mejoras en los tratamientos médicos, la implementación de estrategias de prevención efectiva y una mayor conciencia sobre los factores de riesgo cardiovascular, que han llevado a una disminución en la mortalidad por estas enfermedades.
Por el contrario, en los países de renta media y baja, las muertes por enfermedades cardiovasculares han aumentado de manera alarmante. Este fenómeno se puede entender a través de la lente de la transición epidemiológica, que describe el cambio de una prevalencia predominante de enfermedades infecciosas y desnutrición hacia una mayor carga de enfermedades no transmisibles, incluyendo las ECV. Esta transición está impulsada por varios factores interrelacionados, entre ellos:
- Cambios en los Estilos de Vida: La urbanización y la globalización han llevado a un cambio en los patrones dietéticos, con un incremento en el consumo de alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, azúcares refinados y sodio. Estos cambios en la dieta están estrechamente vinculados al aumento de la obesidad y la diabetes, que son factores de riesgo clave para las enfermedades cardiovasculares.
- Sedentarismo: La modernización ha reducido los niveles de actividad física en muchas regiones, contribuyendo al aumento de la obesidad y a una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular. La falta de ejercicio regular está directamente relacionada con el desarrollo de hipertensión, dislipidemia y enfermedades del corazón.
- Acceso Limitado a la Atención de Salud: En muchos países de renta media y baja, el acceso a servicios de salud de calidad es limitado. Esto afecta tanto la capacidad de prevenir como de tratar las enfermedades cardiovasculares. La insuficiencia en la infraestructura de salud, la falta de recursos y las barreras económicas para acceder a cuidados preventivos y terapéuticos agravan la carga de las ECV.
- Efectos de la Transición Demográfica: El aumento en la esperanza de vida en estas regiones ha llevado a una mayor proporción de población envejecida, que es más susceptible a las enfermedades cardiovasculares. Las enfermedades del corazón se convierten en la principal causa de muerte en adultos mayores de 45 años debido a la acumulación de factores de riesgo a lo largo del tiempo.
En cifras absolutas, las enfermedades cardiovasculares causan de cuatro a cinco veces más muertes en países de renta media y baja que en países de renta alta. Este desbalance subraya una crisis de salud pública que requiere atención urgente. Aunque la mortalidad global por ECV ha aumentado, la magnitud de este problema en países de renta media y baja indica la necesidad de intervenciones dirigidas a la prevención y tratamiento de estas enfermedades en estas regiones específicas.
La predominancia de las enfermedades cardiovasculares como causa principal de muerte en todas las regiones de ingresos bajos y medios, con la excepción del África subsahariana, y su notable impacto en la población mayor de 45 años, destacan la importancia de abordar los factores subyacentes de este aumento. Implementar políticas de salud pública que promuevan dietas saludables, fomenten la actividad física y mejoren el acceso a servicios médicos es esencial para mitigar el impacto de las enfermedades cardiovasculares en estas regiones y mejorar la salud global.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Olshansky SJ, Ault AB. The fourth stage of the epidemiologic transition: the age of delayed degenerative diseases. Milbank Q. 1986;64(3):355-391.
- Omran AR. The epidemiologic transition: a theory of the epidemiology of population change. Milbank Mem Fund Q. 1971;49(4):509-538.
- Ford ES, Capewell S. Proportion of the decline in cardiovascular mortality disease due to prevention versus treatment: public health versus clinical care. Annu Rev Public Health. 2011;32(1):5-22.
Originally posted on 3 de septiembre de 2024 @ 8:58 PM