Los estreptococos del grupo B (Streptococcus agalactiae) son bacterias que colonizan con frecuencia el tracto genital inferior femenino, un fenómeno que se presenta en un 10 al 30% de las mujeres embarazadas de forma asintomática. Esta colonización es intermitente, lo que significa que las mujeres pueden experimentar períodos sin la presencia de la bacteria, seguidos de episodios en los que la bacteria vuelve a estar presente. La prevalencia de esta colonización depende de varios factores, como la edad materna, la paridad (número de embarazos previos) y la variación geográfica. Además, se sabe que la eliminación espontánea de la bacteria ocurre en aproximadamente el 30% de las mujeres, mientras que alrededor del 10% de ellas pueden ser recolonizadas en el futuro.
La colonización por estreptococos del grupo B en el tracto genital inferior femenino es generalmente asintomática, lo que hace que su diagnóstico dependa de la identificación bacteriana mediante cultivos, ya que las mujeres afectadas no presentan síntomas evidentes de la infección. Esta condición puede persistir de manera intermitente, lo que complica su manejo. La presencia de estos microorganismos, aunque no se asocie con síntomas en muchas mujeres, puede generar una serie de complicaciones perinatales graves. Estas complicaciones incluyen infecciones del tracto urinario, infecciones intrauterinas, ruptura prematura de membranas, parto prematuro y metritis postparto, que es una inflamación del útero que generalmente ocurre tras el parto.
Un aspecto clínico significativo es que las mujeres con metritis postparto debido a una infección por estreptococos del grupo B, especialmente aquellas que han tenido una cesárea, suelen desarrollar síntomas dentro de las 24 horas siguientes al parto. Estos síntomas incluyen fiebre, taquicardia (frecuencia cardíaca elevada) y dolor abdominal, siendo signos clásicos de infección. Aproximadamente el 35% de estas mujeres pueden presentar bacteriemia, es decir, la presencia de bacterias en la sangre, lo que puede llevar a complicaciones más graves y a un mayor riesgo de sepsis.
La infección por estreptococos del grupo B es también una causa importante de sepsis neonatal, una condición grave que puede desarrollarse en los recién nacidos debido a la transmisión de la bacteria durante el parto. Aunque la tasa de transmisión de la bacteria de madre a hijo es alta, sorprendentemente la tasa de sepsis neonatal es baja, siendo inferior a 1 en 1000 nacimientos vivos. Sin embargo, la enfermedad de inicio temprano, que se manifiesta en los primeros días de vida, puede tener consecuencias devastadoras, con una tasa de mortalidad que alcanza entre el 20% y el 30% en los bebés prematuros. En contraste, la tasa de mortalidad en los recién nacidos a término es considerablemente más baja, aproximadamente del 2 al 3%. Además de la mortalidad, las infecciones por estreptococos del grupo B pueden contribuir de manera significativa a la morbilidad crónica en los recién nacidos, incluyendo retrasos en el desarrollo y discapacidades neurológicas, lo que resalta la gravedad de esta condición.
Es importante destacar que la enfermedad de inicio tardío, que ocurre en el período posterior al nacimiento, está asociada con el contacto de los recién nacidos con el personal de las unidades neonatales. En estos entornos hospitalarios, hasta el 45% de los trabajadores de salud pueden ser portadores asintomáticos de la bacteria en su piel, lo que aumenta el riesgo de transmisión a los neonatos. Esta vía de transmisión subraya la necesidad de medidas estrictas de control de infecciones en las unidades neonatales para prevenir la propagación de la bacteria y reducir el riesgo de infecciones en los recién nacidos.

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