La ingestión de ciertos tipos de pescado o mariscos puede dar lugar a diversas formas de intoxicación alimentaria, cada una con mecanismos de toxicidad particulares y manifestaciones clínicas distintivas. Aunque estos productos marinos suelen presentar un aspecto, olor y sabor normales —con la excepción ocasional de un gusto picante en el caso de la intoxicación por escombroide—, pueden contener toxinas biológicas potentes que representan un riesgo significativo para la salud humana. Entre las intoxicaciones más frecuentes se encuentran la ciguatera, la intoxicación paralítica por mariscos, la intoxicación por pez globo y la escombroide.
Ciguatera:
Esta intoxicación se origina a partir del consumo de peces de arrecife que han acumulado toxinas producidas por dinoflagelados marinos del género Gambierdiscus. Estos microorganismos son ingeridos por peces herbívoros que, a su vez, son consumidos por peces carnívoros de mayor tamaño, como la barracuda, el pargo, el jurel y el mero, comúnmente implicados en Estados Unidos. La toxina se acumula en la carne del pescado y no se elimina mediante cocción. Entre una y seis horas después de la ingestión, los pacientes pueden presentar síntomas gastrointestinales agudos —como dolor abdominal, vómitos y diarrea—, seguidos de manifestaciones neurológicas características, tales como parestesias, inversión en la percepción de frío y calor, vértigo, cefalea y prurito intenso. También pueden aparecer alteraciones autonómicas, incluyendo hipotensión arterial y bradicardia.
Intoxicación paralítica por mariscos:
Este cuadro se debe a la presencia de saxitoxina, una neurotoxina generada por dinoflagelados marinos que es filtrada y concentrada por mariscos como mejillones y almejas. La saxitoxina actúa bloqueando los canales de sodio en las membranas neuronales, lo que interfiere con la transmisión nerviosa, especialmente en el músculo esquelético. Los síntomas suelen comenzar entre 30 y 60 minutos después del consumo. Inicialmente, el paciente experimenta parestesias peribucales e intraorales. Con el avance del cuadro, pueden aparecer náuseas, vómitos, cefalea, vértigo, disfagia, disartria, ataxia y debilidad muscular progresiva. En los casos graves, esta debilidad puede afectar la musculatura respiratoria y conducir a una parada respiratoria.
Intoxicación por pez globo (fugu):
Esta intoxicación es causada por la tetrodotoxina, una neurotoxina extremadamente potente que se encuentra concentrada en el hígado, las gónadas, el intestino y la piel del pez globo, y que también está presente en algunos tritones norteamericanos y ranas centroamericanas. La toxina actúa de forma similar a la saxitoxina, bloqueando los canales de sodio y comprometiendo la transmisión nerviosa. El inicio de los síntomas puede producirse entre 10 y 40 minutos tras la ingestión. Se manifiesta primero con parestesias peribucales, seguidas por cefalea, diaforesis, náuseas, vómitos, ataxia y debilidad muscular progresiva. En casos severos, puede provocar parálisis respiratoria y muerte.
Intoxicación escombroide:
A diferencia de las anteriores, esta intoxicación no se debe a una toxina marina producida por organismos vivos, sino a la proliferación bacteriana que ocurre cuando peces grandes no son conservados adecuadamente tras su captura. Las bacterias descomponen la histidina presente en el músculo del pescado y la convierten en histamina, responsable de un síndrome clínico que imita una reacción alérgica. Los peces comúnmente implicados incluyen el atún, la caballa, el bonito, el dorado (mahimahi) y el kingfish. Los síntomas comienzan generalmente entre 15 y 90 minutos después de la ingestión e incluyen enrojecimiento de la piel, prurito, urticaria, angioedema, broncoespasmo e hipotensión. También pueden presentarse molestias gastrointestinales como dolor abdominal, vómitos y diarrea.
Tratamiento
El manejo terapéutico de las intoxicaciones por mariscos debe abordarse con una combinación de medidas de soporte vital y tratamiento sintomático, ya que en la mayoría de los casos no existe un antídoto específico. La atención clínica debe centrarse en prevenir complicaciones potencialmente mortales, estabilizar al paciente y aliviar los síntomas. Las siguientes consideraciones se dividen en medidas de emergencia generales y opciones de tratamiento específico según el tipo de intoxicación.
A. Medidas de emergencia y tratamiento de soporte
Precaución clínica:
En los casos de intoxicación aguda por mariscos paralizantes (como la intoxicación paralítica por mariscos y la intoxicación por pez globo), se debe mantener una vigilancia estrecha del paciente debido al alto riesgo de paro respiratorio súbito. Este riesgo es consecuencia del bloqueo neuromuscular que compromete progresivamente la musculatura respiratoria. Por esta razón, es fundamental monitorizar al paciente en un entorno hospitalario durante al menos 4 a 6 horas tras la exposición, con disponibilidad inmediata de soporte ventilatorio y reanimación avanzada.
Reposición de líquidos y electrolitos:
Los síntomas gastrointestinales intensos (náuseas, vómitos y diarrea) pueden conducir rápidamente a deshidratación y desequilibrio hidroelectrolítico. Para contrarrestar estas pérdidas, se recomienda la administración intravenosa de soluciones cristaloides, como el cloruro de sodio al 0,9% (solución salina normal) o soluciones balanceadas, ajustadas según el estado clínico del paciente y las pérdidas estimadas.
Descontaminación gastrointestinal (cuando sea pertinente):
Si la ingestión ha ocurrido recientemente y el paciente se encuentra en condiciones de recibir tratamiento por vía oral o nasogástrica, se puede administrar carbón activado a dosis de 50–60 gramos. Esta sustancia adsorbe toxinas presentes en el tracto gastrointestinal y puede reducir la absorción sistémica. No obstante, su efectividad varía dependiendo del tipo de toxina y el momento de la administración. En intoxicaciones neurotóxicas graves, esta medida solo debe considerarse si no hay compromiso neurológico que aumente el riesgo de broncoaspiración.
B. Tratamiento específico según tipo de intoxicación
1. Intoxicación por ciguatera:
Actualmente no existe un antídoto específico para esta toxina. El manejo se basa en el tratamiento de los síntomas neurológicos, que pueden persistir durante semanas o incluso meses. Se han reportado, de manera anecdótica, algunos beneficios del uso de manitol intravenoso a dosis de 1 gramo por kilogramo de peso corporal. El manitol, un agente osmótico, podría reducir el edema neuronal inducido por la toxina, aunque esta estrategia terapéutica no ha sido validada en ensayos clínicos controlados y su uso sigue siendo controvertido.
Por otra parte, para aliviar los síntomas neurosensoriales crónicos, como las parestesias o la disestesia (por ejemplo, la inversión térmica en la percepción del frío y calor), se ha utilizado gabapentina —un modulador de la actividad neuronal— en dosis de 400 miligramos tres veces al día. Este tratamiento puede mejorar la calidad de vida del paciente al mitigar las manifestaciones neuropáticas.
2. Intoxicación escombroide:
Dado que esta intoxicación se asemeja a una reacción alérgica inducida por histamina, el tratamiento consiste en el uso de antihistamínicos. La difenhidramina, un antagonista de los receptores H1, se administra por vía intravenosa en dosis de 25 a 50 miligramos. Para potenciar el efecto antihistamínico, se puede asociar con un bloqueador H2 como la cimetidina, en dosis de 300 miligramos intravenosos. Esta combinación es habitualmente eficaz para revertir los síntomas cutáneos (eritema, urticaria, prurito), así como los efectos respiratorios y cardiovasculares (broncoespasmo e hipotensión).
C. Aspectos adicionales a considerar
- Soporte respiratorio: En casos de debilidad muscular progresiva o signos de insuficiencia respiratoria inminente (frecuencia respiratoria elevada, hipoxemia, hipercapnia), se debe realizar intubación endotraqueal y ventilación mecánica temprana.
- Monitoreo neurológico continuo: Es indispensable en intoxicaciones neurotóxicas, especialmente en pacientes con síntomas progresivos o alteración del estado de conciencia.
- Notificación a autoridades sanitarias: Algunas de estas intoxicaciones, como la ciguatera y la intoxicación paralítica por mariscos, pueden ser brotes asociados a la cadena alimentaria. Su detección temprana es crucial para la salud pública.

Fuente y lecturas recomendadas:
- Hungerford JM. Histamine and scombrotoxins. Toxicon. 2021;201:115. [PMID: 34419509]
- Patel M et al. A curious case of ciguatera fish poisoning in the Midwest and a review for clinicians. J Emerg Med. 2020;58:e109. [PMID: 31866166]