Evaluación de la Función del paciente geriátrico

Evaluación de la Función del paciente geriátrico
Evaluación de la Función del paciente geriátrico

La evaluación de la función del paciente geriátrico es un proceso fundamental en la atención médica de los adultos mayores, ya que permite comprender su capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas y su nivel de independencia. A medida que las personas envejecen, es común que experimenten disminuciones en diversas áreas de funcionamiento, como la movilidad, la cognición, la continencia, la capacidad para realizar actividades de la vida diaria, y otras.

El modelo Geriátrico de las 5M, que se centra en las áreas de Movilidad, Medicamentos, Mente, Multimorbilidad y Motivación, proporciona un marco útil para la evaluación comprehensiva del paciente geriátrico. En este contexto, la “Movilidad” se destaca como un componente crítico, ya que está estrechamente relacionado con la capacidad de realizar actividades esenciales para la vida diaria, como caminar, levantarse de una silla, subir escaleras y mantener el equilibrio.

La evaluación de la función del paciente geriátrico no solo implica medir su capacidad física, sino también evaluar su autonomía, calidad de vida y riesgo de discapacidad. Esto se realiza a través de diversas herramientas y escalas de evaluación que pueden incluir pruebas de rendimiento físico, evaluación del estado cognitivo, valoración de la continencia urinaria y fecal, evaluación de la capacidad para realizar actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, entre otros.

La información recopilada durante la evaluación de la función del paciente geriátrico proporciona una base sólida para la planificación del tratamiento y el cuidado personalizado. Al comprender las limitaciones y necesidades específicas del paciente, los profesionales de la salud pueden diseñar intervenciones adecuadas para mejorar su calidad de vida, prevenir la discapacidad y promover el envejecimiento saludable.

La necesidad de ayuda en las actividades básicas de la vida diaria (AVD) y actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) es un fenómeno significativo en la población geriátrica y se debe a una variedad de factores relacionados con el envejecimiento, la salud y las circunstancias personales. Aproximadamente una cuarta parte de los pacientes mayores de 65 años y la mitad de las personas mayores de 85 años requieren asistencia para realizar estas actividades esenciales para su vida diaria.

  • Declive físico y funcional: A medida que las personas envejecen, es común que experimenten un deterioro gradual en sus capacidades físicas y funcionales. Esto puede manifestarse como dificultades para movilizarse, problemas de equilibrio, debilidad muscular, pérdida de flexibilidad y otros cambios relacionados con el envejecimiento que afectan su capacidad para llevar a cabo actividades básicas e instrumentales de la vida diaria.
  • Enfermedades crónicas y discapacidades: Las enfermedades crónicas como la artritis, la diabetes, la enfermedad cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), entre otras, son más comunes en la población geriátrica y pueden limitar la capacidad de una persona para realizar actividades diarias sin ayuda. Además, las discapacidades físicas, sensoriales (auditivas y visuales) y cognitivas (como la demencia) también contribuyen significativamente a la necesidad de asistencia en las AVD y AIVD.
  • Cambios sociales y de estilo de vida: La pérdida de amigos y familiares, la jubilación, la pérdida de roles sociales y la disminución de la participación en actividades comunitarias pueden llevar a un mayor aislamiento y dependencia en la población geriátrica. La falta de apoyo social y la falta de acceso a recursos pueden dificultar aún más la capacidad de una persona mayor para realizar actividades diarias por sí misma.
  • Factores psicosociales: La depresión, la ansiedad, el estrés y otros problemas de salud mental pueden afectar la motivación y la capacidad de una persona para cuidarse a sí misma y realizar actividades básicas e instrumentales de la vida diaria. Además, el miedo a caídas, lesiones o accidentes puede limitar la movilidad y la independencia de una persona mayor.

La detección funcional, que incluye la evaluación de las AVD y AIVD, así como la identificación de otros problemas de salud y preocupaciones psicosociales, es fundamental para proporcionar una atención integral y personalizada a los pacientes geriátricos. Identificar las necesidades específicas de cada individuo y abordarlas de manera proactiva puede ayudar a mejorar su calidad de vida, promover la independencia y prevenir la discapacidad y la institucionalización prematura.

Una técnica útil para identificar cambios en la capacidad funcional es preguntar sobre actividades específicas que el paciente realiza rutinariamente, como bolos o jardinería. La dificultad o la interrupción en estas actividades puede indicar un deterioro o un empeoramiento de la discapacidad. Además, se pueden realizar preguntas o evaluaciones adicionales para obtener más información sobre estos cambios y poder intervenir de manera adecuada.

 

 

Homo medicus

 


 

¡Gracias por visitarnos!

 
Anatomía del hígado

Anatomía del hígado

Síguenos en X: @el_homomedicus  y @enarm_intensivo    

🟥     🟪     🟨     🟧     🟩     🟦

APRENDER CIRUGÍA

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Ya que has encontrado útil este contenido...

¡Sígueme en los medios sociales!

Avatar del usuario

Homo medicus

Conocimiento médico en evolución...

También te podría gustar...