Infecciones por enterococos
Infecciones por enterococos

Infecciones por enterococos

Las infecciones por enterococos representan un desafío clínico importante debido a su capacidad para causar diversas patologías, como infecciones de heridas, infecciones del tracto urinario, bacteriemias y endocarditis. Entre las numerosas especies del género Enterococcus, Enterococcus faecalis y Enterococcus faecium son responsables de la gran mayoría de las infecciones en humanos. Esta preponderancia se debe a varios factores biológicos y clínicos.

Ambas especies poseen una notable capacidad de adaptación al ambiente hospitalario, desarrollando resistencia a múltiples antimicrobianos, lo que facilita su persistencia en pacientes inmunocomprometidos o sometidos a tratamientos antibióticos prolongados. Además, estos microorganismos forman parte de la microbiota intestinal normal, lo que les proporciona una vía directa para colonizar al huésped y diseminarse sistémicamente en situaciones de desequilibrio inmunológico o alteraciones de barreras epiteliales.

En cuanto al tratamiento, cuando la cepa de enterococo es sensible a la penicilina, se recomienda utilizar ampicilina a una dosis de 2 gramos cada 4 horas o penicilina sódica en dosis de 3 a 4 millones de unidades cada 4 horas, ambas por vía intravenosa. En pacientes con alergia a la penicilina, se puede emplear vancomicina intravenosa a razón de 15 a 20 mg por kilogramo de peso corporal cada 12 horas, ajustando la dosis para alcanzar una concentración mínima (nivel valle) plasmática de entre 15 y 20 microgramos por mililitro.

En el contexto de infecciones más graves como la endocarditis o la meningitis, es necesario añadir un aminoglucósido, como gentamicina, a fin de lograr un efecto bactericida. En estos casos, se administra gentamicina a una dosis de 1 mg por kilogramo cada 8 horas por vía intravenosa durante un periodo de 4 a 6 semanas. No obstante, si se presentan signos de nefrotoxicidad, la duración del tratamiento con gentamicina puede reducirse a 2 semanas. Alternativamente, en casos de endocarditis, se ha demostrado que la ceftriaxona, a una dosis de 2 gramos cada 12 horas por vía intravenosa, puede ser utilizada en combinación con ampicilina durante 6 semanas, como una opción terapéutica con menor riesgo de toxicidad renal en comparación con los aminoglucósidos.

La resistencia antimicrobiana en enterococos constituye uno de los principales desafíos terapéuticos en el ámbito clínico, especialmente en infecciones nosocomiales. La resistencia a vancomicina, penicilina y gentamicina es frecuente entre los aislamientos clínicos de enterococos, particularmente en Enterococcus faecium, lo que limita significativamente las opciones terapéuticas y complica el manejo de estas infecciones.

La elevada resistencia observada en E. faecium se relaciona con múltiples mecanismos adaptativos, como la modificación de sitios diana, la producción de enzimas inactivadoras y la adquisición de elementos genéticos móviles que codifican determinantes de resistencia. Estos mecanismos no solo permiten la supervivencia frente a antibióticos que previamente eran eficaces, sino que también favorecen la diseminación de cepas multirresistentes en ambientes hospitalarios.

Debido a esta variabilidad en los perfiles de susceptibilidad, es fundamental realizar pruebas de sensibilidad antimicrobiana a cada aislamiento clínico. Esta información permite seleccionar el tratamiento más adecuado, optimizando la eficacia terapéutica y minimizando la aparición de nuevas resistencias. En casos de infecciones causadas por cepas resistentes, se recomienda encarecidamente la intervención de un especialista en enfermedades infecciosas, cuya experiencia puede ser crucial para tomar decisiones terapéuticas basadas en evidencia y adaptadas al contexto clínico del paciente.

Uno de los antimicrobianos más relevantes en este escenario es el linezolid, aprobado para el tratamiento de infecciones causadas por enterococos resistentes a la vancomicina. Este antibiótico actúa inhibiendo la síntesis proteica bacteriana y presenta actividad frente a Enterococcus faecalis y Enterococcus faecium. Se administra a una dosis de 600 miligramos cada 12 horas, y está disponible tanto en formulación oral como intravenosa, lo que facilita su uso en diferentes entornos clínicos.

Sin embargo, el uso de linezolid no está exento de limitaciones. Una consideración importante es su potencial interacción con antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, lo que puede desencadenar un síndrome serotoninérgico. Además, durante tratamientos prolongados se ha documentado la aparición de resistencia a linezolid, lo que subraya la necesidad de vigilancia clínica y microbiológica durante el curso terapéutico.

Otros antimicrobianos como daptomicina, tigeciclina, tedizolid y oritavancina han demostrado actividad in vitro contra cepas resistentes a la vancomicina. Estos agentes pueden representar alternativas terapéuticas en casos seleccionados, siempre bajo estricta supervisión médica.

 

 

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Cairns KA et al. Therapeutics for vancomycin-resistant enterococcal bloodstream infections. Clin Microbiol Rev. 2023;36:e0005922. [PMID: 37067406]
  2. Rosselli Del Turco E et al. How do I manage a patient with enterococcal bacteraemia? Clin Microbiol Infect. 2021;27:364. [PMID: 33152537]
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