Manifestaciones reumáticas de la infección por el virus de inmunodeficiencia humana
Manifestaciones reumáticas de la infección por el virus de inmunodeficiencia humana

Manifestaciones reumáticas de la infección por el virus de inmunodeficiencia humana

La infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) se ha asociado con una variedad de síntomas reumáticos, los cuales pueden coexistir con enfermedades reumáticas autoinmunitarias, tales como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o la espondiloartritis. Este fenómeno ocurre debido a la compleja interacción entre el sistema inmunológico del huésped y el VIH, lo que puede dar lugar a una serie de manifestaciones clínicas que involucran articulaciones, músculos y vasos sanguíneos.

Durante la infección aguda por VIH, que se caracteriza por una fase de viremia, los pacientes pueden experimentar un cuadro de artralgias severas, es decir, dolores articulares, que se presentan en un patrón oligoarticular, es decir, afectando solo algunas articulaciones de forma asimétrica. Estas artralgias suelen resolverse en un plazo de 24 horas y, al realizar un examen físico de las articulaciones afectadas, no se observan alteraciones significativas. Aunque los síntomas son intensos, las articulaciones permanecen clínicamente normales, lo que refleja la naturaleza temporal y autolimitada de esta manifestación.

Por otro lado, la artritis asociada con el VIH es un proceso oligoarticular, es decir, que afecta a un número limitado de articulaciones, y también se presenta de forma asimétrica. A diferencia de las artralgias en la fase aguda de la infección, la artritis relacionada con el VIH se acompaña de hallazgos objetivos, como inflamación y dolor en las articulaciones afectadas. Sin embargo, este tipo de artritis también tiene un curso autolimitado, que puede durar desde algunas semanas hasta varios meses, y generalmente se resuelve sin dejar secuelas permanentes. En el tratamiento de los pacientes con VIH y artritis, se utilizan principalmente terapias antirretrovirales para controlar la replicación del virus. Si es necesario, en algunos casos se pueden emplear medicamentos inmunosupresores, incluidos agentes biológicos, para reducir la inflamación y los síntomas articulares.

En lo que respecta a los músculos, la debilidad muscular puede ser otro síntoma relevante en los pacientes con VIH. Esta debilidad se puede asociar con niveles elevados de creatina quinasa, una enzima que indica daño muscular. Esta condición puede ser el resultado de una miopatía relacionada con los inhibidores de la transcriptasa reversa nucleósidos, que son medicamentos utilizados en el tratamiento del VIH, o bien de una miopatía directamente inducida por la infección por VIH. Aunque ambas condiciones pueden presentar síntomas similares a los de la polimiositis idiopática, una enfermedad inflamatoria muscular de origen desconocido, las biopsias musculares realizadas en estos casos muestran una inflamación mínima. Esto es un factor diferencial importante, ya que la polimiositis idiopática suele presentar una inflamación más significativa en los músculos.

En algunos casos más infrecuentes, la infección por VIH puede causar una miopatía inflamatoria que es indistinguible de la polimiositis idiopática. Esto se debe a que las características clínicas de ambas condiciones son muy similares, pero una biopsia muscular en estos casos no revela diferencias evidentes. Además de las afecciones musculares, el VIH también puede dar lugar a otras manifestaciones reumáticas, como el síndrome de linfocitosis infiltrativa difusa, que se caracteriza por la inflamación de las glándulas parótidas, y varias formas de vasculitis, una condición inflamatoria que afecta los vasos sanguíneos. Estas formas de vasculitis pueden ser de diversa índole y pueden afectar diferentes órganos y sistemas, causando una amplia gama de síntomas clínicos.

 

 

 

 

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Fuente y lecturas recomendadas:
  1. Goldman, L., & Schafer, A. I. (Eds.). (2020). Goldman-Cecil Medicine (26th ed.). Elsevier.
  2. Loscalzo, J., Fauci, A. S., Kasper, D. L., Hauser, S. L., Longo, D. L., & Jameson, J. L. (Eds.). (2022). Harrison. Principios de medicina interna (21.ª ed.). McGraw-Hill Education.
  3. Papadakis, M. A., McPhee, S. J., Rabow, M. W., & McQuaid, K. R. (Eds.). (2024). Diagnóstico clínico y tratamiento 2025. McGraw Hill.
  4. Rozman, C., & Cardellach López, F. (Eds.). (2024). Medicina interna (20.ª ed.). Elsevier España.
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