Onicomicosis

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Onicomicosis

La onicomicosis, comúnmente conocida como Tinea Unguium, es una infección fúngica que afecta a una o varias uñas de las manos o los pies. La especie más comúnmente implicada en esta infección es Trichophyton rubrum. Aunque los hongos saprofíticos rara vez causan onicomicosis (menos del 5 % de los casos), cuando lo hacen, pueden provocar una serie de síntomas molestos y, en algunos casos, graves.

La onicomicosis puede presentarse de diversas formas, desde cambios en el color y la textura de la uña hasta engrosamiento y desmoronamiento. Estos síntomas no solo son antiestéticos, sino que también pueden causar dolor y molestias al paciente. Además, la infección puede propagarse a otras uñas e incluso a la piel circundante, lo que agrava el problema y aumenta la dificultad del tratamiento.

Una de las razones por las que algunas personas son más propensas a desarrollar onicomicosis, especialmente en el contexto de una infección crónica de tinea pedis, puede estar relacionada con un defecto genético en su sistema inmunológico. Tanto el sistema inmunitario innato como el adaptativo pueden estar comprometidos en estas personas, lo que les hace más susceptibles a las infecciones fúngicas recurrentes.

El sistema inmunológico innato es la primera línea de defensa del cuerpo contra las infecciones. Si hay un defecto genético en esta parte del sistema inmunológico, es posible que no funcione eficazmente para combatir las infecciones fúngicas, lo que permite que los hongos proliferen y causen la onicomicosis.

Por otro lado, el sistema inmunológico adaptativo es responsable de generar respuestas específicas contra patógenos específicos. Un defecto en este sistema podría resultar en una respuesta inmunitaria inadecuada contra los hongos, lo que facilitaría su crecimiento y propagación en las uñas.

Además de los factores genéticos, existen otros factores de riesgo que pueden predisponer a una persona a desarrollar onicomicosis, como la edad avanzada, la diabetes, la mala circulación sanguínea, el uso de calzado ajustado y la exposición constante a ambientes húmedos.

 

Manifestaciones clínicas

Las manifestaciones clínicas de la onicomicosis pueden variar según la gravedad de la infección y el tipo de hongo involucrado. Entre las manifestaciones más comunes se encuentran las siguientes:

  • Pérdida de brillo: Una de las primeras señales de onicomicosis es la pérdida de brillo en las uñas afectadas. Normalmente, las uñas sanas tienen un aspecto brillante y translúcido. Sin embargo, cuando están infectadas por hongos, este brillo se pierde y las uñas pueden parecer opacas y sin vida.
  • Fragilidad: Las uñas afectadas por la onicomicosis tienden a volverse más frágiles y quebradizas. Esto se debe a que la infección fúngica afecta la estructura de la uña, debilitándola y haciéndola más propensa a romperse con facilidad. Incluso actividades cotidianas como cortar las uñas o manipular objetos pueden causar daño a las uñas infectadas.
  • Hipertróficas: En algunos casos, las uñas infectadas pueden experimentar un crecimiento excesivo, lo que se conoce como hipertricosis. Esto se debe a la proliferación descontrolada de las células de la uña como respuesta a la infección fúngica. Como resultado, las uñas pueden volverse más gruesas de lo normal, lo que contribuye aún más a su aspecto poco saludable y dificulta su manejo y cuidado adecuado.
  • Fragilidad de la sustancia de la uña: Además de volverse frágiles y quebradizas, la sustancia misma de la uña puede volverse más débil y friable debido a la infección fúngica. Esto significa que la uña puede desmoronarse fácilmente, especialmente en las áreas donde la infección ha avanzado significativamente. A veces, la uña infectada puede desprenderse parcial o completamente de la matriz ungueal, lo que se conoce como onicolisis.

Estas manifestaciones clínicas no solo son preocupantes desde el punto de vista estético, sino que también pueden causar molestias y dolor en los pacientes. Además, la presencia de hongos en las uñas puede aumentar el riesgo de infecciones secundarias y complicaciones, especialmente en pacientes con condiciones médicas subyacentes como diabetes o trastornos circulatorios.

Es importante tener en cuenta que las manifestaciones clínicas pueden variar de una persona a otra y dependen de diversos factores, incluido el tipo de hongo involucrado, la duración de la infección y la salud general del paciente. Por lo tanto, es fundamental consultar a un médico si se sospecha de onicomicosis para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

 

Hallazgos de laboratorio

El diagnóstico de laboratorio es fundamental en los casos de onicomicosis debido a que las manifestaciones clínicas pueden ser similares a otras condiciones que afectan a las uñas, y además, la causa subyacente de la distrófica uña no siempre es una infección fúngica. Por esta razón, el diagnóstico definitivo requiere pruebas de laboratorio específicas.

  • Detección de hifas con KOH: El examen directo de las muestras de uñas cortadas y digeridas con una solución de hidróxido de potasio al 10 % (KOH) bajo el microscopio es una técnica comúnmente utilizada para identificar la presencia de hifas fúngicas. Este método es rápido y relativamente sencillo, pero solo es positivo en aproximadamente el 50 % de los casos, lo que significa que puede perder infecciones fúngicas en los casos restantes.
  • Cultivo de hongos: Los hongos también pueden cultivarse a partir de escombros recogidos debajo de la placa de la uña en medios de cultivo específicos. Este método permite identificar el tipo exacto de hongo presente y determinar su sensibilidad a los antifúngicos. Sin embargo, al igual que el examen directo con KOH, el cultivo puede ser positivo en solo alrededor del 50 % de los casos.
  • Tinción periódica con ácido Schiff (PAS): Esta técnica implica teñir una sección histológica de la placa de la uña con tinción periódica de ácido Schiff, que resalta la presencia de estructuras fúngicas. La tinción PAS es más sensible que el examen directo con KOH y el cultivo de hongos, con una sensibilidad del 96 %. Esto significa que es más probable detectar la presencia de hongos con esta técnica.

Debido a que cada técnica tiene sus limitaciones, es posible que se necesiten múltiples pruebas diferentes para confirmar el diagnóstico de onicomicosis de manera precisa. Sin embargo, se ha demostrado que la combinación de la tinción periódica con ácido Schiff de la placa de las uñas junto con el cultivo de hongos tiene una sensibilidad alta del 96 %, lo que la convierte en una estrategia efectiva para diagnosticar esta infección.

Tratamiento

La onicomicosis, una infección fúngica de las uñas, presenta un desafío considerable en su tratamiento debido a múltiples factores que influyen en la efectividad terapéutica y la prevención de recurrencias. La necesidad de una terapia prolongada y la alta frecuencia de recaídas son características prominentes de esta condición. Además, se observa una disparidad significativa en la respuesta al tratamiento entre las uñas de las manos y los pies, siendo las primeras más susceptibles a la mejoría que las segundas.

En cuanto a las indicaciones de tratamiento, se establece que el tratamiento sistémico se reserva principalmente para aquellos pacientes que experimentan molestias significativas, incapacidad para llevar a cabo actividades físicas debido a la infección en las uñas, así como para aquellos con condiciones médicas subyacentes como la diabetes o compromiso del sistema inmunológico.

La terapia sistémica se considera la opción principal para abordar eficazmente la onicomicosis de las uñas, siendo los agentes antifúngicos orales, como la terbinafina o el itraconazol, los más comúnmente prescritos. Esta modalidad de tratamiento se justifica por su capacidad para penetrar eficazmente en las uñas y combatir la infección desde su origen.

A pesar de la disponibilidad de tratamientos tópicos, se reconoce históricamente su valor limitado en el manejo de la onicomicosis. Sin embargo, se ha encontrado que el efinaconazol al 10% muestra una eficacia superior en comparación con otras opciones tópicas, aunque su rendimiento aún se encuentra por debajo de la terapia sistémica en términos de aclaramiento de la infección.

El papel de los procedimientos quirúrgicos y los tratamientos con láser en el tratamiento de la onicomicosis sigue siendo objeto de debate y estudio. Aunque se han explorado como opciones adicionales, su eficacia y valor complementario no están completamente establecidos según la evidencia disponible hasta el momento.

En términos de resultados, se informa que las uñas son generalmente curables, especialmente las de las manos, con tasas de curación que oscilan entre el 35% y el 50% para las uñas de los pies y mejoras clínicas en aproximadamente el 75% de los casos. Sin embargo, es fundamental confirmar el diagnóstico antes de iniciar el tratamiento y tener en cuenta las posibles interacciones medicamentosas para garantizar la seguridad y la eficacia del enfoque terapéutico seleccionado.

El tratamiento de la onicomicosis presenta un desafío significativo debido a la persistencia y la recurrencia frecuente de la infección fúngica en las uñas. Para abordar esta afección, se han establecido diversos enfoques terapéuticos, cada uno con sus propias características y consideraciones.

La griseofulvina ultramicronizada, administrada por vía oral a una dosis de 250 mg tres veces al día durante 6 meses, ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la onicomicosis en uñas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este tratamiento no es efectivo para la onicomicosis de las uñas de los pies.

Los tratamientos alternativos recomendados incluyen la terbinafina oral, administrada a una dosis de 250 mg diarios durante 6 semanas, y el itraconazol oral, administrado a una dosis de 200-400 mg diarios durante 7 días cada mes durante 2 meses, o a una dosis de 200 mg diarios durante 2 meses. Estos tratamientos han demostrado ser opciones efectivas, con la terbinafina oral siendo considerada el mejor tratamiento aprobado por la FDA.

La terapia de pulso con terbinafina, que consiste en dos ciclos de 4 semanas de inhibición seguidos de 4 semanas de descanso, ha demostrado ser tan eficaz como la terapia oral continua. Es importante realizar pruebas bioquímicas hepáticas, un recuento sanguíneo completo (CBC) y evaluar la función renal antes de iniciar la terapia oral. Aunque el riesgo de lesión hepática idiosincrásica es bajo, no se requiere un control hepático de rutina en adultos sanos sin enfermedad hepática conocida.

El itraconazol también se considera una alternativa aceptable para aquellos que no pueden tomar terbinafina, aunque se ha observado que es menos efectivo que los tratamientos estándar. Los fracasos en el tratamiento pueden ocurrir debido a una infección mixta con mohos no dermatofíticos o a la reinfección, por lo que es fundamental realizar un cultivo de la uña para determinar el organismo responsable de la infección y elegir la terapia correcta.

Además del tratamiento farmacológico, parte del régimen terapéutico completo para la onicomicosis debe incluir la sustitución o desinfección de posibles reservorios de hongos, como calcetines, zapatos y otros textiles. Es importante que los miembros infectados del hogar también sean tratados y que se tomen medidas de prevención, como el uso de zapatos o sandalias en áreas de alto riesgo y la terapia profiláctica continua con productos tópicos antifúngicos después de la eliminación de la onicomicosis.

 

 

Homo medicus


Originally posted on 5 de junio de 2024 @ 4:39 PM

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