¿Qué es el Trypanosoma cruzi?
Trypanosoma cruzi es un protozoo parásito que causa la enfermedad de Chagas, también conocida como tripanosomiasis americana. Este organismo pertenece al filo de los Sarcomastigophora y a la clase Kinetoplastea. Es transmitido principalmente por triatominos, un grupo de insectos conocidos como chinches besuconas o vinchucas, aunque también puede transmitirse de forma vertical (de madre a hijo), por transfusiones de sangre contaminada, trasplante de órganos o consumo de alimentos.
Morfología
El Trypanosoma cruzi es un protozoo flagelado que presenta una serie de características físicas distintivas. Tiene una forma alargada y fusiforme, que se asemeja a una lágrima o un pez. Su tamaño varía entre 15 y 25 micrómetros de longitud y alrededor de 2 a 3 micrómetros de ancho. La forma y el tamaño del parásito pueden variar dependiendo de la etapa del ciclo de vida en la que se encuentre.
El T. cruzi tiene un flagelo largo que se extiende desde la parte anterior del cuerpo del parásito. El flagelo es responsable del movimiento y la locomoción del parásito. El flagelo está anclado en un corpúsculo basal ubicado cerca de la parte anterior del parásito.
El cinetoplasto es una estructura característica de los tripanosomas, incluido el T. cruzi. Se encuentra en la parte posterior del parásito y contiene el DNA del parásito. El cinetoplasto es visible como una estructura oscura en el extremo posterior del T. cruzi.
El T. cruzi tiene una membrana celular que lo rodea y protege. La superficie celular está cubierta por una capa de glucocálix, que es una matriz de glucoproteínas y glucolípidos. Esta capa de glucocálix puede estar involucrada en la adherencia del parásito a las células hospedadoras y en la evasión del sistema inmunológico.
El citoplasma del T. cruzi contiene varios orgánulos, como el núcleo, el cinetoplasto, el aparato de Golgi, el retículo endoplasmático y las mitocondrias. El núcleo contiene el material genético del parásito y se encuentra cerca de la parte anterior del parásito. Las mitocondrias son alargadas y se extienden a lo largo del cuerpo del parásito, proporcionando energía para las actividades metabólicas.
Ciclo vital
T. cruzi presenta una morfología típica de los tripanosomas, que consta de tres formas principales: tripomastigote, amastigote y epimastigote. Los tripomastigotes son la forma infectiva en humanos y se encuentran en la sangre de los individuos infectados. Los amastigotes son formas intracelulares que se replican en el interior de las células hospedadoras. Los epimastigotes son la forma encontrada en los triatominos y se replican en su tubo digestivo.
Una vez que los tripomastigotes infectan a un individuo, ingresan a las células hospedadoras y se convierten en amastigotes. Los amastigotes se multiplican por división binaria en el interior de las células huésped, principalmente en las células del sistema retículo-endotelial, como las células cardíacas, musculares y neuronales. Luego, los amastigotes se diferencian en tripomastigotes, que son liberados al torrente sanguíneo, donde pueden infectar a nuevas células o ser ingeridos por triatominos.
El ciclo de vida de T. cruzi involucra a dos huéspedes diferentes: los triatominos y los mamíferos. En los triatominos, el parásito se reproduce asexualmente, pasando de los epimastigotes en el tubo digestivo a los tripomastigotes en la glándula salival, que se transmiten a través de las heces del insecto durante la picadura. En los mamíferos, los tripomastigotes ingresan al torrente sanguíneo y se transforman en amastigotes intracelulares, que se multiplican y causan daño tisular. Los amastigotes se diferencian nuevamente en tripomastigotes y se liberan al torrente sanguíneo, perpetuando así el ciclo.
Mecanismos patogénicos
T. cruzi tiene varios mecanismos para evadir la respuesta inmunológica del hospedador. Produce moléculas de glicoproteínas en su superficie que pueden modificar su estructura y evitar ser reconocido por el sistema inmunitario. Además, puede alterar la función de las células del sistema inmunológico, como los macrófagos, inhibiendo su capacidad para eliminar el parásito. Esto contribuye a la persistencia y propagación de la infección.
La infección por T. cruzi puede provocar una respuesta inflamatoria crónica en diferentes tejidos, especialmente en el corazón, el sistema nervioso y el tubo digestivo. Esto puede dar lugar a diversas manifestaciones clínicas, como cardiopatía chagásica, megacolon o megaesófago, dependiendo de los órganos afectados. El daño tisular se atribuye tanto a la respuesta inmunitaria desregulada como a la capacidad directa del parásito para invadir y replicarse en las células.
Síguenos en X: @el_homomedicus y @enarm_intensivo APRENDER CIRUGÍA