¿Qué son las convulsiones focales?

¿Qué son las convulsiones focales?
¿Qué son las convulsiones focales?

Una convulsión es un trastorno transitorio de la función cerebral, consecutivo a una descarga neuronal paroxística anormal en el cerebro. Las manifestaciones clínicas y electroencefalográficas iniciales, así como las convulsiones parciales, son indicativos de que se ha activado una zona limitada en uno de los hemisferios cerebrales. Esto significa que la actividad anormal se encuentra restringida a una región específica del cerebro en lugar de afectar a ambos hemisferios simultáneamente.

Las manifestaciones clínicas de las convulsiones focales dependen del área cerebral específica que se ve afectada. Esto se debe a que cada región del cerebro tiene funciones especializadas y, cuando se activa anormalmente, puede dar lugar a síntomas particulares. Por ejemplo, si la actividad anormal ocurre en el lóbulo temporal, el paciente puede experimentar alucinaciones olfativas, auditivas o visuales, así como cambios en el estado de ánimo o la percepción del entorno.

Además de los síntomas clínicos, el electroencefalograma (EEG) puede proporcionar información importante sobre la actividad eléctrica del cerebro durante las convulsiones focales. El EEG registra la actividad de las neuronas mediante la colocación de electrodos en el cuero cabelludo. En el caso de las convulsiones focales, el EEG puede mostrar patrones de actividad anormal y específica en el área cerebral afectada, lo que ayuda a identificar la localización de la actividad epiléptica.

Es importante destacar que las convulsiones focales no siempre se limitan a una región específica y pueden propagarse a otras áreas cerebrales, lo que se conoce como generalización secundaria. Durante la generalización secundaria, la actividad epiléptica se propaga desde la zona focal original a través de las conexiones neuronales a otras regiones cerebrales, lo que resulta en convulsiones que involucran a ambos hemisferios cerebrales y pueden llevar a una pérdida de conciencia generalizada. Esto se manifiesta clínicamente como una convulsión generalizada tónica-clónica, comúnmente conocida como “gran mal”.

Sin deterioro de la conciencia

Las convulsiones pueden presentarse con diferentes manifestaciones clínicas dependiendo del área cerebral afectada y cómo se propaga la actividad anormal. Algunas convulsiones se manifiestan con síntomas motores focales, como espasmos o convulsiones, que se limitan a una zona específica del cuerpo o extremidad de acuerdo con su representación cortical. Estas convulsiones solían denominarse “parciales simples”.

En otros casos, las convulsiones pueden afectar las regiones del cerebro responsables de los síntomas sensitivos especiales. Por ejemplo, pueden manifestarse como destellos luminosos, zumbidos u otros fenómenos sensoriales anormales que indican la afectación de las áreas visuales, auditivas, olfativas o gustativas del cerebro. Además, pueden presentarse síntomas autónomos, como sensaciones epigástricas anómalas, diaforesis (sudoración excesiva), rubor o midriasis (pupilas dilatadas).

En algunos casos, las convulsiones pueden tener manifestaciones más sutiles y afectar áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje, la memoria o las emociones. Estos síntomas pueden incluir disfasia (dificultad para hablar o comprender el lenguaje), cambios en la memoria como déjà vu (sensación de haber experimentado algo antes) o jamais vu (sensación de que algo familiar es extraño), alteraciones afectivas (cambios en el estado de ánimo) o ilusiones y alucinaciones estructuradas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos síntomas suelen estar acompañados de una alteración del estado de conciencia, que puede variar desde una leve confusión hasta la pérdida total de conciencia.

Con deterioro de la conciencia

Las convulsiones parciales con deterioro de la conciencia son un tipo de convulsiones en las que el paciente experimenta una disminución o alteración de la conciencia durante el episodio. Esta disminución puede manifestarse antes, durante o después de otros síntomas de la convulsión parcial.

El deterioro de la conciencia puede variar en intensidad y duración, y puede presentarse como una confusión mental leve, una pérdida parcial de la conciencia o incluso una pérdida completa de la misma. Durante este estado, el paciente puede tener dificultad para responder a estímulos externos o estar desconectado de su entorno. Puede mostrar comportamientos automáticos o repetitivos, conocidos como automatismos, como movimientos repetitivos de los brazos, labios o piernas, o acciones sin sentido.

Estas convulsiones parciales con deterioro de la conciencia se conocen como “convulsiones discognitivas” o “crisis parciales complejas”. El término “complejas” se utiliza para distinguirlas de las convulsiones parciales simples, en las que no hay alteración de la conciencia. La palabra “discognitivas” se refiere a la alteración de la cognición, que se manifiesta como una disminución de la conciencia y una capacidad limitada para procesar y comprender la información.

Las convulsiones discognitivas son causadas por la actividad anormal en una región específica del cerebro, como el lóbulo temporal. Esta región está implicada en funciones cognitivas superiores, incluyendo la memoria, la atención, la percepción y el procesamiento emocional. Cuando se activa anormalmente, puede dar lugar a la disminución de la conciencia y a la aparición de comportamientos automáticos.

El deterioro de la conciencia y los automatismos observados durante las convulsiones discognitivas suelen ser breves y autolimitados, y el paciente puede recuperar la conciencia y la orientación después del episodio. Sin embargo, durante las convulsiones discognitivas, el paciente puede tener una apariencia de confusión o comportamientos inapropiados, lo que puede generar preocupación y afectar su calidad de vida y relaciones sociales.

El diagnóstico y tratamiento de las convulsiones discognitivas requieren una evaluación exhaustiva por parte de un médico especialista en trastornos neurológicos, como un neurólogo. Se pueden realizar pruebas como el electroencefalograma (EEG) para evaluar la actividad eléctrica cerebral y determinar el origen de las convulsiones. El tratamiento puede incluir la prescripción de medicamentos antiepilépticos para controlar las convulsiones y mejorar la calidad de vida del paciente.

 

 

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